Reseña Zapatista, Marcos, en Yucudaa
Texto: Joel F. Gálvez Vivar Fotos: Karol Joseph Gálvez López.



Érase el onceavo día del segundo mes del año dos mil seis de nuestra era, al pie de Yucudaa, Cerro del Canto del Pájaro en idioma mixteco, igual conocido como desviación a Tlaxiaco, punto trino de caminos que convergen idóneos estratégicamente ante cualquier acontecimiento que llegase a suscitar a cielo abierto, para recibir la visita del máximo símbolo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Subcomandante Marcos en la región mixteca oaxaqueña.
A 19 años transcurridos de aquel sábado 11 de febrero del 2006, a las 10:25 horas, diversos contingentes de indígenas arribaban paulatinamente, cuyos rostros visiblemente emocionados de mirar con sus propios ojos al enigmático líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), presurosos con el morral colgado del hombro, con vestimenta tradicional, unos cargando al chilpayate, mientras que las mujeres ataviadas de huipil, reboso y enaguas, mayormente de raza triqui, con elegantes y multicolores trajes típicos.
Sin menguar, sofocantes rayos solares que cotidianamente bañan las praderas del suelo mixteco, las féminas avanzan con los pies desnudos unos, pero la frente en alto, orgullosas herederas de la indomable raza indígena pura.
Como valientes guerreras, en orden se ubicaron cerca del escenario improvisado en la diminuta cumbre de Yucudaa, nato gironcito de la patria nuestra, que en esa hora y tiempo cobró relevancia nacional e internacional, dada la magnitud y personalidad del comisionado como Delegado Zero del EZLN para la realización de ‘La otra campaña’, según acuerdos de la Comandancia General Insurgente de los Zapatistas en la Selva Lacandona, territorio rebelde de Los Altos de Chiapas, México.
En silla de ruedas apareció rodeado de gente Triqui el fundador y máximo dirigente del Movimiento de Unificación de Lucha Triqui –MULT– Heriberto Pazos Ortiz, eran ya las 11:38 horas del día, en entrevista con los medios ahí presentes externó su beneplácito por la presencia del llamado ‘cara de trapo’ por el pasamontañas con que se cubría el rostro el insurgente SubComandante Marcos.
Dicho esto, lo condujeron hacia el cerril ligeramente aplanado, donde estaba una vieja mesa de madera, ahí Pazos Ortiz, a través del micrófono, instruyó a la concurrencia respecto a su comportamiento hacia tan distinguido enmascarado.
Minutos después volvió al micrófono Pazos Ortiz para dar orden de retirarse, puesto que el delegado Zero, apenas salía de Oaxaca capital, ya que en aproximadamente una hora arribaría a suelo de Yucudaa.
Los asistentes se dispersaron para refugiarse en las escasas sombras o tomar algo de líquido ante el caluroso clima prevaleciente. En tanto, dirigentes de organizaciones sociales y de la sociedad civil, como Víctor Hugo Oropeza López, del FPR; Rufino Merino Zaragoza, del MULT; Raúl Marcial Pérez, de UBISORT; Marcelino Salazar Méndez; de la UCP; Teófilo Soriano Rivera, del CIMCHOL; el del FALP, entre otros, aglutinaban a sus agremiados, pero a la vez expectantes del ambiente.
Cuando eran las 12:40 horas, cundió el pánico en la multitud, en virtud de que repentinamente apareció de Oriente a Poniente el sobrevuelo rasante de un helicóptero, color amarillo con blanco, que fue perdiéndose en los montes, rumbo al poblado de Yucunama, la aeronave por el logotipo resultó ser de CFE, serenándose el ánimo y la tranquilidad en la concurrencia, para seguir con la prolongada espera del ‘cara se trapo’.
A las 13:35, llegó el vehículo que trasladó a periodistas que cubrían ‘La Otra Campaña’, al instante iniciaron su labor, 15 minutos después ¡Por fin en la mixteca!, arribó el conboy de vehículos, inmediatamente la Suburban blanca salió de la cinta asfáltica de la carretera panamericana 190, desviándose a la terracería que va a Yucunama, conducida por Omar Alfredo Esparza Zárate, que en aquel entonces desempeñábase como Consejero Ciudadano de la Vocalía 03 del distrito electoral con sede en Huajuapan de León, Oaxaca, en cuya unidad viajaba el Delegado Zero.
Bajo estricto cinturón de seguridad civil descendió el Subcomandante Marcos, con uniforme militar del EZLN, además de su inseparable pipa, ¡¡¡uuufff, por fin en la mixteca!!!. Decían gozosas el puñado de jovencitas morenas, de profesión maestras rurales, tras mirar de cerca y en persona al Subcomandante Marcos en Yucudaa ‘es guapo’, a pesar del pasamontañas, tendrá mucho calor’, exclamaban satisfechas, mientras aplaudían con las manos en alto.
En territorio mixteco de Oaxaca, el guerrillero zapatista permaneció de pie frente a la vieja mesa de madera en posición de descanso con las manos hacia la espalda, durante media hora escuchó docenas de discursos, de líderes natos y dirigentes sociales de esta zona.
Abriendo la faena, además, con la bienvenida, el viejo luchador social y líder máximo del Consejo Municipal Chocholteco –CIMCHOL–, Teófilo Soriano Rivera, le siguieron Heriberto Pazos Ortiz, quien ofrecióle al del pasamontañas total respaldo del MULT, además de el de las organizaciones sociales de la mixteca, en su recorrido en ‘La Otra Campaña’ por una nueva Constitución.
Entonces, la multitud con esmero detenidamente escuchó la intervención del entonces delegado Zero, presentado como Subcomandante Insurgente Marcos, quien despojándose de la pipa, recorriendo el mantel acercó la silla y subió sobre la no tan vieja mesa de madera, desde donde dirigió el mensaje zapatista a las y las indígenas de la mixteca oaxaqueña.
Nosotros compañeras y compañeros, dijo, no somos nada más Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en este movimiento hay muchas organizaciones políticas, sociales, campesinas, obreras y de pueblos indios.
Hay organizaciones que luchan por los Derechos Humanos, por la cultura, por la defensa del medio ambiente, porque no se destruya la naturaleza, porque haya buena educación, por el derecho de las mujeres, porque se respete a los niños y no se les trate como mercancía, porque se respete a los ancianos que no se arrojen a la basura, hay familias, además de personas de manera individual que están en este movimiento.
Nosotros, subrayó, no queremos que alguien llegue al poder, no queremos poner nuestra sangre y nuestro dolor para que llegue arriba un líder que luego se venda y se corrompa, nosotros lo que queremos es cambiar el sistema que nos tiene marginados y excluidos como pueblos indios.
El sistema, enfatizó, el Subcomandante Marcos, no respeta nuestros derechos y nuestra cultura, nos despoja de nuestras tierras, obliga a nuestros jóvenes a querer ir a buscar trabajo en los Estados Unidos, para ver si allá no nos los matan, para ver si allá no se olvidan de sus raíces como buenos indios, para ver si no quedan desiertas estas tierras, sin el guardián que fue asignado desde el principio del tiempo, para que cuidara estas montañas, estas tierras y estos cielos de la mixteca oaxaqueña, prosiguió el cara de trapo, porque sabemos que este es nuestro trabajo, porque sabemos bien que si no hacemos nada ahora, vamos a perder todo, todo lo que llamamos nuestra patria, que es México.
‘Porque allá arriba hay otro México, para esos de arriba no contamos, estorbamos, quieren nuestras tierras, quieren nuestro corazón, nuestra sangre y por eso nos están acabando, por todas partes donde pasamos nos encontramos pueblos indios con los mismos problemas, campesinos sin tierras, campesinos que se ven despojados de los poco que tienen, hemos encontrado obreros, estudiantes, maestros, empleados, mucha gente que dice ¡ya basta!, porque no estamos guiando allá arriba, para ver quién va a quedar, y no estamos guiando hacia abajo, a mirarnos hacia nosotros y de eso se trata esto, venimos a hablarles que la lucha del MULT, del FALP y de todas las organizaciones que están aquí en la mixteca, ya no estén solas, no envolvamos nuestro esfuerzo solos, ni iremos solos por nuestros presos, solitarios apartados, en la soledad del que lucha diez siglos, pero que no encuentra la mano que apoye, lo que queremos los que estamos haciendo la otra campaña de la sexta declaración de la selva lacandona, es que cada quien con su organización la haga fuerte, la mantenga, que levante bien alto su bandera, su color, su símbolo y su nombre, su orgullo como pueblo indio, su orgullo como trabajador, como campesino, lleve la bandera que está levantando a otras banderas y todas esas banderas, de esos colores, de esos hombres que van a levantar el México de abajo, vuelvan a levantar, ahora sí, con dignidad y orgullo la bandera mexicana, la bandera que el gobierno de Vicente Fox ha puesto en el suelo -como a Benito Juárez–, que la ha llenado de estiércol y de lodo, nosotros junto con ustedes tenemos que lavar esa bandera y tenemos que hacer que se levante otra vez, pero como pueblos indios’, puntualizó el rebelde de Los Altos de Chiapas.
El de la inseparable pipa, único guerrillero que empuñó la Uzi la madrugada de aquel uno de enero de 1994, resaltó, ‘es el mensaje que les traigo de los mandos, como pueblos indios no vamos a dejar que se levante esa bandera sin que tenga el color de los pueblos indios, del color de la tierra, no vamos a hacer igual como en la Guerra de Independencia, que quedamos olvidados, no vamos a hacer igual como en la Revolución Mexicana, que también quedamos olvidados, ahora en este gran movimiento, que vamos a hacer cuando cambiemos este país, tiene que estar bien claro que el color de la tierra que somos, tiene que haber respeto, admiración, dignidad, que es lo que merecen los pueblos indios en este país y no la persecución, el desprecio y racismo que sufrimos. Ya no más estar solos, ya no más estar separados, como tampoco dejar de ser lo que somos, tampoco bajar nuestra bandera y poner otra encima de ella, tampoco quitar nuestro color y poner otro encima de él, eso es lo que estamos ofreciendo, que cada organización se una y dejar de ser lo que es, que crezca y se haga fuerte, del movimiento de izquierda en todo el país, entonces sí, no se va a tratar de cambiar un gobierno, sí que se va a tratar de cambiar un sistema, no que alguien venga a resolver las cosas por nosotros, sino que nosotros mismos tomemos la tierra, la surquemos y la hagamos producir para nosotros mismos, para los que son como nosotros, que los que trabajan en la ciudad que tomen las fábricas, los comercios y los echen a andar y a trabajar por el bien de todos, dijo.
Finalizó diciendo, ‘esta es la encomienda que les traigo, de buscar al guardián de la mixteca y hacerlos fuertes y unidos, vayamos a dar la batalla’.
Cabe destacar que antes del mensaje rompió el cinturón de seguridad humana para saludar de mano al máximo líder del MULT Heriberto Pazos, seguidamente, abrazó una infante que pasó su progenitora, a través del custodio personal del Sub, quien la tomó en sus brazos, mientras que la madre, le tomaba fotografías.
El delegado Zero traía las botas ya gastadas, la del pie derecho costurada a mano, las uñas de las manos recortadas, los dedos amarillentos, quizás por la colocación de tabaco a la pipa, algunos callos por trabajo en la selva lacandona.
A los indígenas le bastaron 45 minutos tener cercano de la vista, saludar y escuchar al líder insurgente de los indígenas de Chiapas, cuya sola presencia les fortaleció, además de despertarles la esperanza, inyectarles ánimo para continuar en la brega, en unidad, con orden, de abajo a la izquierda, advirtió aquel sábado 11 de febrero de 2006, en este sagrado suelo de Yucudaa.
Marcados eternamente quedaron, en la frente, mente y corazón de los mil trescientos indígenas mixtecos, como presagios, experimentadas palabras y sabios consejos del Subcomandante Marcos del histórico EZLN, durante su estancia en este jirón de la patria chica, mixteca de Cárdenas, pedazo de Oaxaca.
Sirva de escarmiento a propios y al mundo lo que aquí aconteció, apelamos al juicio de la historia, dejamos esta reseña zapatista a las generaciones de la hora presente y a las de la posteridad.
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