RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN
Por Alejandro Ruíz Robles
“¡BASTA QUE LO CREAS!”
UNA FRASE CÉLEBRE.
El visionario Walt Disney en alguna ocasión mencionó: “Si puedes soñarlo puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón”; y esto que es por demás fácil de entender se nos complica cuando lo aplicamos a nuestra vida.
De más está pretender hacer señalamientos de este hombre que concibió un sueño y logró no sólo hacerlo realidad, sino que superó por mucho sus fantasías.
En fin, seguro es linda su historia, pero hay varias cosas importantes que de ella se desprenden, la primera es que la creatividad no tiene límites y vinculada a ésta es que nosotros somos los márgenes del cuaderno; es decir, marcamos la superficie acorde a nuestras pretensiones y la ampliamos o reducimos conforme a nuestras habilidades y compromisos.
¿En cuantas ocasiones no somos nosotros mismos los primeros en poner obstáculos a nuestro camino?; de hecho, no se requieren enemigos, rivales o distractores cuando hay personas que tienen miedo de conocer por sí mismas sus alcances.
Ahora bien, si los sueños son resultado de la información que procesamos durante períodos de inconsciencia en que nuestro cerebro permanece activo, ¿cuál sería la razón para restarles importancia?
Es cierto, se dan en momentos de inconsciencia, pero … ¿y si le atribuimos un sentido premonitorio y concluimos que son acciones ciertas que debemos darles un orden para lograrlas?
Es obvio que para lograr tus objetivos primero tienes que trazarlos, de otra manera se podrían presentar avances que no representarán metas conseguidas simplemente porque no fueron como tal añoradas o deseadas.
A veces me gusta creer que los sueños son adelantos de nuestra vida que si sabemos visualizarlos e interpretarlos nos dan pautas para conseguir logros que nos favorezcan en lo personal y profesional … ¿crees que esto sea una locura?
LA MAGIA.
Algo que hace de los sueños un verdadero deleite es que podemos compartir con seres presente o ausentes, conocidos o desconocidos, reales e irreales, pero con los cuales nos relacionamos con algún propósito; en ocasiones, éste ya se ha hecho presente o está próximo a ser tratado en nuestro camino.
Al despertar, encontramos pistas y sentimientos encontrados y muy probablemente exacerbados por lo que ahí vimos; no obstante, en segundos éstos se van y quedan ciertas imágenes como constantes de nuestro día, normalmente.
En ocasiones, son imágenes tan nítidas que nos dan para inspirarnos durante horas o días y sin duda, también nos generan desde inquietudes hasta ansiedades por su significado y posible presencia remota en nuestra realidad.
Sea como sea, los sueños son momentos positivos que albergamos por instantes en nuestra mente y nos dan para que de manera consciente podamos imaginarnos haciéndolos posibles.
En ese sentido, sabemos que si bien, éstos tienen un mínimo efecto en nuestro entorno si nos sirven de inspiración para lo que nos toca vivir y si están vinculados a algún detalle de nuestro presente, es obvio que también queremos vivirlo.
Por lo que presenciamos en nuestro inconsciente, siempre nos queda la sensación de que es algo grato y, de hecho, resulta tan impactante que podemos sobresaltarnos de la emoción o sensación al sentirlo.
¿Alguna vez ha pasado algo en tu sueño que lo hayas visto presente en tu realidad?
… ¡Y TAMBIÉN HAY PESADILLAS!
Desde luego que, así como hay sensaciones e imágenes agradables que nos dejan un buen sabor de boca, en muchas ocasiones se presenta lo contrario; es decir, situaciones desagradables que nos roban el aliento y fomentan sinsabores e incertidumbre al despertar.
Ya sea por el stress o las vivencias cotidianas, a veces pareciera que nosotros mismos invocamos tales situaciones y deseamos torturarnos e incomodarnos no sólo de manera consciente, sino también en el inconsciente.
Desde luego, por más tés o leche que bebamos, no hay mayor paz que se procure que la que se crea desde interior del corazón y la serenidad de la mente.
Así como los sueños parecen decirnos algo, resulta lógico tener la misma idea con las pesadillas; no obstante, sea por nuestra forma de ser o por el momento que vivamos, tal pareciera que en los primeros usualmente no creemos y a las segundas le damos mayor valor y si bien no deseamos que resulten ciertas, de solo pensarlas nos alejamos de ellas y de cualquier posible acontecimiento vinculado.
Tan legítimo es emocionarse con los sueños que temer a las pesadillas; sin embargo, darles mayor trascendencia para nuestros días únicamente dependerá de nosotros, de ahí que si hay indicios que resulten positivos o negativos, procedamos a analizarlos y después de ello, tomemos las acciones que correspondan para maximizarlos o minimizarlos y de resultar convenientes, hacerlos realidad.
El valor que demos a lo producido en la inconsciencia dependerá de nosotros … ¿o tú le das mayor valor a tus pesadillas que a tus sueños?
ES COMO SOÑAR DESPIERTO.
Ahora bien … ¿alguna vez te ha pasado que estando consciente te pierdes unos momentos y te visualizas en otros escenarios?
Lo que muchos llamamos soñar despierto es perfectamente válido y tan humano como cualquier temor o contradicción. El valor que resulte de ello estará íntimamente vinculado con el compromiso que hagamos para que este se presente en nuestro futuro cercano.
Hasta ahora, no conozco un solo resultado deseado que no implique un esfuerzo por conseguirlo; de hecho, para valorar lo que conseguimos debemos estar conscientes de los que nos ha costado lograrlo, de lo contrario, única y exclusivamente estaremos frente a hechos presentes sin mayor mérito de nuestra voluntad.
En ese contexto … ¿qué significado puede tener para nosotros algo que tenemos en nuestra vida sin nuestra participación?
Cuando algo no nos cuesta, simplemente agradeceremos tenerlo, pero no aplaudiremos nuestros méritos o esfuerzos.
Hasta ahora, no conozco a alguien que, de manera honesta, acepte como parte de su labor, algo que por circunstancias de la vida se le haya otorgado; lo que, si sé, es que las personas que ponen todo de sí para lograr las metas que se han propuesto, muestran su satisfacción por ello y mejor aún, tienen la alegría y la generosidad de compartirlo con su entorno.
Y ante ello, concluyo que para lograr lo que uno se propone basta creer que uno lo puede lograr con su esfuerzo y su razón. ¡Basta creerlo! … ¿te parece?
DEPENDE DE MI.
Realmente hasta en tanto no tengamos la certeza científica de lo que significan los indicios de nuestros sueños o pesadillas no podemos atribuirles mayores conclusiones lógicas; sin embargo, lo que hoy por hoy si podemos hacer es pretender que más que creer en estos momentos de inconsciencia, vale más alimentar, fomentar y consolidar nuestros anhelos conscientes y hacer todo por lograrlos.
Frases mágicas o expectativas divinas pueden existir, pero el “yo quiero”, “yo puedo” y “yo lo hago” siempre producirán mejores resultados; tomando en cuenta los grados de compromiso, convicción y trabajo que se empleen.
De ser esto lógico, entenderemos que no hay mayor pesadilla que no creer en nuestra capacidad y con ello, mermar o aniquilar las consecuciones de nuestras metas y desde luego, tanto los sueños como las metas dependen de nosotros, no hay mérito alguno si sólo vivimos de lo que la vida o el entorno nos obsequia.
Aquilatar los esfuerzos al alcanzar nuestras metas nos harán seres conscientes no sólo de su valor sino de lo que representan en nuestra vida, dándole un mayor significado.
Venir a esta vida no sólo es disfrutar el paraíso que se nos presenta, es ser responsables de nuestras vidas y desarrollar al máximo nuestros talentos.
Quizás no estemos conscientes de lo queremos, pero si sabemos lo que no queremos y eso es ir por la vida sin sueños.
En tu vida puede ser que no creas en lo que sueñas, pero … ¡BASTA QUE CREAS EN TI Y REALICES TUS METAS CADA DÍA! … ¡AL FINAL ES POSIBLE QUE ENTIENDAS QUE TÚ ERES TU SUEÑO CUMPLIDO!
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