- Por Alejandro Ruíz Robles
“LA CANCIÓN DE MI CORAZÓN.”
… ¡Y LA MÚSICA SUENA!
Una de las formas más agradables de disfrutar nuestro tiempo es escuchando música, con o sin voces, sin importar el género, pero siempre adecuada a nuestros gustos y ánimo.
Es tan importante la música que no entenderíamos una fiesta, baile, espectáculo o película, entre otros, sin ese regalo auditivo que nos llena de energía, ánimo, alegrías o cuando menos, nos brinda acompañamiento.
Ni hablar de los momentos especiales que nos toca vivir; no conozco a ningún enamorado que no escoja una melodía para recordar a una persona especial y ser su tema para pensarse. La nostalgia se mueve al acorde de los sonidos y las voces que nos llevan a soñar y a pensar en la magia de pertenecer a un sentimiento coincidente y compartido.
Asimismo, en los grandes eventos deportivos en los cuales una vez que se conoce al vencedor de la contienda, los espectadores entonan con euforia “We are the Champions (Somos los Campeones”) de la legendaria banda de rock conocida como “Queen”.
Pensemos tan sólo que no hay mayor solidaridad y sintonía con nuestros momentos de melancolía, que aquella música que nos hace vibrar el corazón al ritmo de nuestro sentir. El silencio es bueno en el duelo, pero la música lo hace llevadero.
Sin duda alguna, la música que escuchamos y nos agrada pasa a formar parte de la fonoteca de nuestra vida; misma que iremos usando según lo requiera nuestra alma, entendiendo que la única preparación que requerimos es la de estar dispuestos a escucharla.
¿Podrías disfrutar los momentos importantes de tu vida sin la compañía de los sonidos?
CON EL TUMBAO DE LA EDAD.
Desde la cuna tenemos música para disfrutar, aún siendo bebés reaccionamos a ella. Conforme crecemos, obviamente nuestros gustos cambian y éstos atienden mucho a la moda que nos rodea.
Con nuestros gustos musicales vemos cambios en nuestra ropa y atendemos también a las figuras públicas que representan nuestro estilo y tomamos lo que se ajusta a nuestra manera de ser.
¿Cuántas veces no hemos visto la influencia de un color o un atuendo derivado de una cantante o una película?
Seguro es que esas influencias nos llevan a ser, tanto en comportamiento, preferencias y vestimenta, como deseamos vernos y sentirnos frente a los demás.
Es posible que cuando estés leyendo estas líneas recuerdes tendencias que influenciaron tu entorno y desde luego, te llevaron a ser y vestir de una u otra manera.
Conforme avanza el tiempo es lógico suponer que también cambia tu manera de ser y tu exterior; sin embargo, si lo meditas, a pesar de tu madurez y forma de ver la vida, conservas tu esencia y valores, atendiendo a que a cada paso se incrementa tu conocimiento.
Es natural que al mirar una foto del pasado te sonrojes por tu figura o vestimenta y más aún, te expreses con asombro de ello; “¿Cómo me atreví a salir así a la calle?”, “¿Qué me pasó?”, “¡Debí estar loco!”; no obstante, lo cierto es que ya lo hiciste y seguramente en el futuro, te expresarás de la misma manera de tu actualidad.
Es decir, la dinámica de la vida nos lleva a que, con la edad, adecuemos nuestros gustos y tengamos la oportunidad de fortalecer nuestras virtudes y conocimientos, en el entendido que estará en nosotros minimizar nuestros yerros y defectos.
Si a estas alturas de tu andar pudieras reflexionar en las etapas importantes … ¿crees que todas ellas tendrían un ritmo que las distinguiera?
TU CANTO ES MI CANTO.
Es difícil considerar al intérprete, autor o compositor al escuchar la melodía, no porque no tenga mérito sino porque en la mayoría de las ocasiones no es de nuestro interés saberlo, nos basta con escucharla y mejor aún, disfrutarla a nuestro gusto.
Platicando con un amigo compositor me comentaba que a veces podía ser injusto la vida en el sentido de que ellos creaban la canción, en horas, días, semanas o meses, y ya que la terminaban y la presentaban al público y éstas ya no eran de ellos en virtud de quien las escuchaba ya la hacían suya; tanto como así la sintieran y encauzarán a su ser.
No obstante, decía que está “injusticia” era el máximo reconocimiento que podían tener; toda vez que significaba que había sido atractiva para alguien que la había integrado a su vida y que haría que ésta trascendiera. Y tal evento era la meta de ese ser creativo.
Desde luego es válido creer que las regalías son las que mantienen al artista; sin embargo, la manera en que transitan entre la gente hasta que se arraiga es su mayor recompensa.
Si esto es valioso en estos seres creativos … ¿alguna vez has pensado en trascender a través de tus acciones?
MI PROPIO HIMNO.
De considerar el gran talento que se debe tener para transformar una idea, un sonido o unas letras en una melodía es para la mayoría de nosotros sumamente difícil; pretender que nosotros tengamos esa posibilidad de creación puede sonar descabellado.
No todos tenemos esa cualidad ni fuimos elegidos de manera divina para desarrollarla, pero lo cierto es que todos venimos a este mundo a trascender; es decir, hacer sentir los efectos o consecuencias de nuestras acciones en personas, lugares o épocas distintas a nosotros.
Es fácil distinguir entre una melodía y una acción; sin embargo, podemos equipararlas en la manera en que éstas pasan a ser recibidas y vividas por quienes las sienten y conservan en su vida.
Quizás no sean adecuadas para ser entonadas, pero lo cierto es que nuestras buenas acciones pueden llegar a tener igual o mayor repercusión en los corazones de quienes sean beneficiados por esos actos.
La grandeza que percibirá la gente estará sumamente vinculada con los resultados que en dichos beneficiarios se produzcan y es ahí donde nos daremos cuenta de que, nuestra forma de ser es tan creativa como las de los artistas; ambos tenemos la gran capacidad de transformar materia prima en una obra de arte y sin duda, también dejará de ser nuestra cuando ellos la incorporen a su vida.
Así como la música suena cada que nuestra alma lo requiere, los actos positivos que hacemos por los demás serán abrigo para ellos y les darán el calor que los impulse en su día a día.
En el fondo no tendremos el ritmo que a todos ponga a bailar, pero nuestras acciones por los demás siempre serán notas que les endulcen en alma. ¿Cómo te imagina su compás?
¿CANTAMOS?
Hemos visto que las obras musicales trascienden y dan a las personas motivos para que sus almas sonrían … ¿cuál es la razón para no ser tan generosos como los compositores, músicos, intérpretes y en general, cualquier artista?
Reitero, no todos tenemos la habilidad para crear arte, pero … si contamos con la habilidad de actuar y generar magia a quienes nos rodean. Por ello, … ¿y si consideramos a nuestras acciones como elementos de trascendencia similares a las obras artísticas?
Si lo miramos con tranquilidad, mirar la vida como artista es buscar trascender; es lograr que nuestros actos generen efectos positivos en la vida de los demás.
Desde luego, no se tratará de ver líneas en un lienzo, pero si es dar color al alma.
La magia se produce cuando hacemos que otro viva con las consecuencias de nuestros actos.
Ver la vida como artista es encontrar la armonía entre el hoy y el para siempre.
¿TE ANIMAS A COMPONER LA COMPOSICIÓN DE TU VIDA Y PERMITIR QUE OTROS LA HAGAN SUYA?
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