¿POR QUÉ NO CEDE LA INFLACIÓN EN MEXICO?

Mtro. José María Villalobos Rodríguez

El aumento de precios al consumidor acumulado en los primeros cinco años de esta administración federal ya alcanzó el 28.5%; es la más alta desde el sexenio del Doctor en Economía por la Universidad de Yale Ernesto Zedillo Ponce de León. Las ciudades de mayor alza de precios acumulada en este gobierno ha sido Jacona, Michoacán (34.7%), Tapachula, Chiapas (34.3%), Tehuantepec, Oaxaca (34.0%), Tepatitlán, Jalisco, (33.3%), Mérida, Yucatán (33.2%), Campeche, Campeche (32.8%), Durango, Durango (32.7%), Oaxaca, Oaxaca (32.3%), Córdoba, Veracruz (32.2 %) y Torreón, Coahuila (32.1%). Seis se encuentran en el sur de México, región que ha sido centro de una gran inversión federal en infraestructura, pero que pese a ello sus pobladores ven como su poder adquisitivo cae semana tras semana. Son urbes remotas, alejadas de los centros de producción de bienes para el hogar, con mercados pequeños, carentes de almacenes de frío para alimentos, con inversión privada modesta, mientras que el principal empleador es el sector público y con muy activas redes de extorsionadores o traficantes de personas. El comportamiento de precios en las ciudades de Campeche se altera por la demanda de los ingresos de los petroleros, en las de Chiapas y Oaxaca del empleo en el sector público – que si bien puede dar un empleo duradero (“plazas”) no paga salarios altos, sino apenas lo suficiente para irla más o menos llevando. Salud, educación, seguridad tienen oferta y demanda diferente en ciudades manufactureras exportadoras o de gran turismo. La falta de demanda aumenta los costos de logística y marca un desinterés de proveedores. El mal estado de carreteras o la falta de servicio ferroviario contribuye al aumento de precios, Un mercado urbano de gran tamaño atrae un mayor número de oferentes que compiten entre sí y benefician al consumidor. Ser de escala modesta en poder adquisitivo de sus familias encarece los bienes o servicios que se consumen por las familias. Y con el alza de precios internacionales de granos y forrajes que México importa de sus socios comerciales, resulta que desde el pan, huevo, carne de pollo, puerco o res se ha ido para arriba. Las familias cambian de hábitos de compra y se alimentan de manera diferente en respuesta a esas alzas. Otro elemento que explica lo que ha estado sucediendo fue que durante la pandemia PEMEX congeló un año los precios de gasolinas, diesel o turbosina. Pero eso ya se hizo a un lado por el enorme costo de ese subsidio; se ha señalado que al no ser un subsidio focalizado se volvió favorable a las familias que más recurso tiene, no a los que tienen menos. Respecto al precio del diesel, se ha expresado que dado su importancia en el transporte carretero o citadino se debió de continuar con el porqué beneficia a todos los consumidores o productores que abastecen a las ciudades. Al congelar los precios de combustibles se repartió menos fondos a los gobiernos locales a quienes les toca una parte de lo que ingresa por el IEPS de los combustibles. Huracanes, sequías o plagas han hecho daño a nuestros productores y su cadena de valor agregado. En los cinco años de esta administración federal los precios de la manteca de cerdo crecieron 106.4%, los del azúcar 92.5%, los de aceites comestibles en 82.7%, la naranja en 116.6 %. Al subir precio de forrajes o granos de inmediato sube el huevo, pollo, carnes de res o pollo – en todas sus presentaciones. El tipo de cambio peso – dólar euro se ha sostenido artificialmente mediante el pago de muy altas tasas de interés superiores a la inflación que atraen, inversión especulativa que ya sabe que los fines de sexenio en México siempre traen un entorno difícil para los gobiernos, las empresas o las familias. Esto contiene la demanda de crédito a empresas o familias o si se otorga es a altas tasas y reduce el poder adquisitivo de las remesas que envían los migrantes. Si usted es un empresario que va a construir naves industriales en ciudades con progreso, la banca privada le cobrará 11% de interés anual. El pago de esta tasa por los desarrolladores inmobiliarios será trasladado a la clientela que los rente o los compre. Y eso suma a la inflación y a los bienes que en esos edificios se produzca. El comercio nunca pierde; pero si está obligado por las malas a pagar “derecho de piso”, mordida a inspectores o policías, protección privada o pública, va a sacar su cuenta y añadirlo a sus costos para fijar precios a sus clientes. Si adquiere a pagos un refrigerador o una computadora portátil acabará pagando en doble o triple de lo que cuestan de contado. La inseguridad que campea por amplias regiones de México provoca aumento en costos. El valor de lo robado a los ductos de PEMEX que transportan gas o gasolinas y diesel es trasladado al automovilista que compra gasolinas o al camionero que recorre el país con mercancía ajena. Cuando se saquea un tren carguero saboteando las vías o un camión accidentado que llevaba cerveza, sucede lo mismo: el valor de todo lo perdido se traslada al precio que paga el mayorista o el consumidor final. Las huelgas, tomas de carreteras, bloqueos a líneas de ferrocarril o a las principales avenidas de las ciudades mexicanas traen un costo que tenemos que pagar en el precio de lo que consumimos en nuestros hogares o empresas – por más pequeñas que sean. En el tema de los impagos de créditos, tarjeta de crédito, tandas de ahorradores en México es frecuente que aquellos que dejan de pagar hacen que los bancos le carguen la mano a quien paga. El eterno argumento es que el banco debe de cubrir su pérdida de aquel que no le cumple en pagos porque México es un país de mucho riesgo. Aparte han gozado como nunca del apoyo de las autoridades responsables de evitar que abusen. Recuerden que los bancos son concesiones federales y que no deben de ser tan cuches. Son expertos en cobro de comisiones de todo y para todo. Cuando el público deposita ahorro con ellos reciben tasas minúsculas, pero si obtiene un crédito de nómina o personal, las tasas que le aplican sin misericordia son de cuatro a cinco veces superiores a lo que pagan a los ahorradores. Los frecuentes apagones con que nos obsequia la Comisión Federal de Electricidad echan a perder alimentos o medicinas que requieren refrigeración. Esos daños jamás los compensa CFE – que al contar con el favor federal jamás resarce pérdidas – ni siquiera de los electrodomésticos que funde con los altibajos de voltaje. ¿Quiénes son los más afectados de esta subida de precios? Lo son las personas jubiladas que reciben una pensión fija y que dedican buena parte de lo que reciben a comprar medicamentos, acudir al médico o hacerse pruebas de laboratorio. El COVID evidenció la fragilidad del sistema de salud pública y provocó que más familias demandaran médico particular y medicinas de patente. Esta mayor demanda provocó alza de precios en esos servicios en todo México. Las nuevas vacunas ya no serán otorgadas gratuitamente por este gobierno. Se comprarán a precios de mercado por las familias en farmacias particulares. Se cita que en Estados Unidos ronda US$ 120 dólares la dosis. Otro gasto más que ya está a la vuelta de la esquina para las familias que quieran seguir defendiéndose del virus en 2024. Para quien disfrute el riesgo extremo está la SPTUNIK rusa o la ABDALA cubana….y Dios que los bendiga. Los quebrantos o fraudes en compras de gobierno también provocan inflación; pero tal parece que se está haciendo un gran esfuerzo a escala nacional para que no se sepa cómo y quién lo hace. La opacidad les es útil y los quebrantos los acaba pagando la sociedad de esta o varias generaciones futuras.

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