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Karla MARTÍNEZ DE AGUILAR

Fotografía: Jorge Luis Plata

Locación: Galería Shinzaburo Takeda Escuela de Bellas Artes UABJO

Hace más de 8 años, conocí al artista plástico Francisco Merino; fue un encuentro fortuito mientras realizaba una instalación para el Día de Muertos en el Ex Convento de San Pablo y hoy, el camino del arte nos volvió a reunir para colaborar a través de las páginas y proyectos culturales de la Revista mujeres Shaíque. El artista del sombrero, como se autodenomina Francisco Merino, cuenta con una larga trayectoria y especialización con diferentes materiales y técnicas, cerámica, escultura, instalaciones artísticas en diversos museos y espacios culturales, además de haber realizado residencias y exposiciones artísticas en México y en el extranjero.Hoy el motivo de encuentro es platicar sobre su más reciente exposición Mundo Salvaje.

El nacimiento de Mundo Salvaje

En 2020, el mundo como lo conocemos colapsó por la pandemia de Covid-19 y el Mundo Salvaje siguió su marcha; la naturaleza fue recobrando espacios y los animales estuvieron más libres que nunca.

A sugerencia de Adriana Valdés, galerista de Guadalajara, empecé a probar la temática de animales -llevo cuatro años-; me gustó mucho por la relación que puedo hacer entre los instintos y el orden de la naturaleza, contrastado con las reglas y normas sociales de la humanidad que muchas veces resulta limitante.

Las historias por contar con Mundo Salvaje

Surge por la necesidad de contar la historia humana, nuestro origen, de volver a la raíz de todo, de valorar la naturaleza, nuestro instinto primitivo para preservar la vida y el amor, y dejar fluir nuestro lado más salvaje. He encontrado está correlación entre características humanas de personalidad y valores añadidos con el ⁠comportamiento animal, la psicología y la personalidad humana.

¿Qué hay en el mundo Salvaje de Merino?

Retratos de historias universales y personales con una carga psicológica, además de superación, perseverancia, espíritu de lucha y una constante transformación. El mundo salvaje siempre sigue su marcha.

Los detalles en tus obras capturan al espectador. ¿Puedes contarnos más sobre tu proceso creativo? ¿Cómo trabajas tus composiciones?

He combinado la vida personal, formal e institucional con la vida artística; son mi fuente de inspiración para contar historias y cuando logro organizar mis tiempos, es cuando puedo estar frente a un lienzo y crear. A veces, se le roban horas al sueño, no hay noche que sea lo suficientemente largas o mañanas que no sean demasiados cortas. Para crear, solo necesito tener el tiempo disponible y estar frente al lienzo; es como si todo el mundo se detuviera por un segundo mientras doy los primeros trazos y de ahí todo fluye, todo sucede hasta que el tiempo me recuerda que debo volver a una vida que se rige por horarios y todo tipo de reglas. En mi mundo creativo solo existo yo y una conexión con el universo entero.

¿Por qué los animales son tan importantes en tu imaginario?

Esta serie Mundo Salvaje representa solo una parte de mi trabajo. Pinto lo que necesito pintar en ese momento. Soy un pintor de oficio al servicio de la sociedad como aquellos grandes maestros del renacimiento como Leonardo o Miguel Ángel; para mí, es extraordinario contar en mi vida con el recurso de la expresión plástica. Algunos galeristas me han dicho que debería elegir una iconografía o un personaje y explotarlo como hacen muchos artistas, sin embargo, estoy convencido que el arte representa libertad, no hay forma de ponerle puertas a la naturaleza, a una selva, así que prefiero ir por mi camino descubriéndome. No obstante, un estilo presente en mis obras -sin importar la temática- es la incorporación de técnicas mixtas, la hoja de oro y el gesto expresionista que llega a ser abstracto en mi pincelada o, mejor dicho, en mi espátula. Me gusta trabajar muchas texturas con espátula y en ocasiones, utilizo solo el pincel para firmar la obra; todo lo demás surge de esa explosión de energía cuando me encuentro frente a un lienzo.

¿Cómo decides qué animal vas a utilizar para cada pieza?

Cuando una pose, mirada, colores o texturas que proyecta algún animal que contemplo me cautiva, cuando observo la naturaleza, tomo fotos, voy a museos, reviso libros o busco imágenes de la naturaleza en internet. Ahí es cuando elijo que pieza pintar.

¿Hay una pieza especial en esta muestra? ¿Puedes hablarnos de ella?

Creo que cada una de ellas tiene un poco de mí, un poco de todos. Por ejemplo, en la obra “ENLACE”, creo que la conexión que hay entre dos elefantes que, aunque muchos interpretarían que es una pareja, es una proyección del amor incondicional de padres a hijos; quizás me proyecto como ese pequeño elefantito que siente el soporte del legado generacional al contacto con su mamá, o quizás sea yo el elefante mayor que transmite sus raíces y valores a mi hijo como siguiente generación. Y en la obra “LEGADO”, veo reflejado que, al ser los elefantes animales nobles y de gran tamaño, rara vez atacan a otros animales aun sabiendo de su corpulencia y capacidad para causar daño a otros. Tener un gran poder y saber que no necesitas usarlo contra las personas, es para mí es algo de gran valor; eso los hace grandiosos, ecuánimes, excelsos y sabios.

Febrero marca una nueva vuelta al sol ¿Qué meta, sueño o anhelo has visualizado para un nuevo año?

Cada día es un nuevo sol y el nombre de mi hijo significa el sol, y mi alegría y sueño cumplido es verlo crecer, ver cómo se desarrolla y construye su personalidad; y mi gran sueño, sería exponer en New York y tenerlo a mi lado.

Recientemente, en una de sus visitas a mi estudio, me dijo “yo sé que eres un gran y reconocido artista”. Imagínate, ¡un niño de 6 años reconociendo todo el esfuerzo de estos casi 10 años que he pasado aprendiendo del mundo del arte!, viendo que llevo una vida normal manteniendo el sueño, trabajando doble o triple jornada para sacarlo adelante y dando cada vez más un paso que me acerque al sueño de ser artista.

La docencia también es parte importante de tu labor artística ¿Qué buscas transmitirles a tus alumnos?

El arte a diferencia de las matemáticas o alguna otra asignatura, no tiene una “respuesta correcta”, no hay puntos malos ni exámenes; en mis talleres lo que busco es que niñas y niños, jóvenes y adultos encuentren un recurso para la expresión, liberación y compresión de sus emociones además que busquen reconocerse a sí mismos y que sea un refugio. En el arte pueden encontrar paz, inspiración o tantas cosas que para mí significan el arte; a las niñas y niños les digo ¡aquí tienes la libertad de hacer lo que tú quieras! y creo que por eso disfrutan tanto los talleres que imparto. Yo, de alguna forma, aprendo constantemente de ellos.

También, fui docente en la Licenciatura de Gestión Cultural y entiendo que el arte debe ser una labor profesional, organizada y remunerada, y considero que es muy importante formar gestores culturales para nivelar la balanza en este medio artístico tan apasionante, pero tan injusto a veces y desequilibrado.

Gustos culposos

Podría entenderse que la música es muy juzgada por contextos y entornos, pero para mí, es una expresión artística y, por tanto, me gusta todo tipo de música que va desde la electrónica, clásica, jazz y boleros, hasta el reguetón, banda y los nuevos corridos tumbados. Eso sí, soy una persona romántica y enamorada del amor, disfruto de vez en cuándo sacar mi guitarra y cantarle a la luna, a la vida y al amor como cualquier trovador.

El pan es mi kriptonita, pero afortunadamente existen nuevas tendencias en la elaboración de pan y hay forma de comerlo sanamente.

Tres influencias en tu vida

Bruce Lee: Un ejemplo de lucha y perseverancia contra el racismo, el destino limitado por su origen étnico o económico y el transcender en su especialidad que eran las artes marciales.

Mi tío abuelo Luis Díaz: Sastre cortador que en Ciudad de México -viniendo del barrio bravo de Tepito- aprendió este oficio y construyó una vida, un palacio y una familia. A pesar de tener una discapacidad auditiva, sabía escuchar, y aunque solo terminó el cuarto año de primaria, es la persona cercana a mí que conozco que ha leído más que nadie. Con 95 años, tiene una maestría de vida, buzo, karateca y alpinista.

Mi hijo: Desde el día en que nació y lo conocí, mi vida cambió y se llenó de color, así como mi paleta de artista. Aprendí a amar de una forma única y especial. Aprendí de libertad, de amor incondicional, de espontaneidad, de creatividad y de alegría, y sé que, aunque estemos lejos físicamente, la distancia que existe entre nuestro corazón es tan solo de un dedo.

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