Armando EBOLI ZAPATA*
PUEBLA, PUEBLA.- La Reforma Judicial se perfila para ser una nueva decepción de la cuarta transformación, como lo fue el INSABI o la ley migratoria de puertas abiertas que Trump mandó a detener casi inmediatamente. El gobierno se ha echado a todo el gremio de abogados en contra y reduce la democratización del poder judicial al tema electoral, cuando, como bien lo dijo el Subcomandante Marcos, es más una discusión sobre quién manejará el negocio de la justicia.
El actual sistema de elección de jueces en la Suprema Corte, le apuesta su pluralidad al paso del tiempo, un presidente deja dos o tres jueces afines por nueve años, el siguiente presidente hace lo mismo y, en teoría, tenemos tres generaciones, tres periodos de gobierno representados ahí. Eso le da continuidad al Estado de derecho, que dejando de lado los derechos humanos y las garantías individuales, es algo que los inversionistas les gusta y atrae el dinero. Los países europeos, por ejemplo, todavía cumplen compromisos que firmaron sus reyes en el Siglo XIV. La nueva reforma, al reducir el periodo de tiempo de los ministros y mover su selección de jueces al campo electoral, lo hace directamente dependiente de las estructuras partidistas, ya no del Estado. Y en un gobierno que regresa con facilidad a las prácticas de partido hegemónico causa muchas suspicacias.
El nuevo cambio intenta desaparecer esa pluralidad generacional, y alinear el poder judicial al grupo mayoritario, que gobierna actualmente, y controla los otros dos poderes. La consecuencia es quizá un sistema de justicia más autoritario que para muchos es necesario por la impunidad, el narcotráfico y la delincuencia, pero muy rudo con presuntos inocentes, activistas y periodistas.
El riesgo de concentración de poder es reconocido, por eso hay una ley en México que limita el número de diputados a cada partido. Ley que a través de huecos legales y trampas argumentativas no pudo aplicarse como debía. ¿Una justicia populista? Ese es el gran temor porque la aplicación de justicia en muchos de los casos, debe ser incómoda y contramayoritaria. La reforma ha sido criticada por expertos e incluso por Estados Unidos y otros organismos internacionales, esta destinada a declararse inconstitucional y quedar trabada, acrecentando el conflicto gratuito entre poderes causado por López Obrador, sólo porque sin oposición, ya no tiene con quién pelear, y su discurso político, depende de tener un enemigo.
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal.
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