LA NUEVA PIPSA (DIGITAL) DE LA 4T
Eduardo de Jesús Castellanos Hernández
Si usted es menor de cincuenta años seguramente jamás ha oído hablar de la empresa llamada Productora e Importadora de Papel, Sociedad Anónima (PIPSA por sus siglas). Pero si es usted mayor de esa edad, igualmente probable es que tampoco la recuerde. De tal forma que cuando doy título a esta colaboración hablando de una nueva PIPSA, pero ahora digital y de la 4T, lo más probable es que los lectores de inicio ignoren a qué quiero referirme y mejor den vuelta a la página digital. Pero si es usted curioso(a) le sugiero que continúe la lectura para darse cuenta, o simplemente para confirmar, el carácter autoritario del gobierno en turno, sobre todo ahora cuando se encuentra ya en un proceso de evaluación y rendición de cuentas de su gestión –del que nunca podrá salir bien librado– con motivo del proceso electoral en marcha.
Para fundamentar por qué hablo de una nueva PIPSA me tengo que referir a un evento que poco a poco irá siendo olvidado por los medios y por la opinión pública, pero que a mi juicio tiene una enorme importancia en el contexto de la sucesión presidencial adelantada que, a su vez, por la fuerza de los plazos, vuelve a la formalidad prevista en las leyes electorales; formalidad que, por fortuna, permitirá el debate público sobre los temas cruciales del gobierno del país.
Debates a los que concurrirán las dos candidatas presidenciales de las coaliciones partidistas que se disputan la presidencia de la república y 20 mil cargos públicos más; competencia que todos los analistas políticos serios afirman que está por definirse, a diferencia de las encuestas cuchareadas y pagadas que dan una delantera de más de 20 puntos –y a veces hasta de 30– a favor de la candidata oficial, con el evidente propósito de alentar el abstencionismo de los votantes; abstencionismo que solo beneficia a la y los candidatos de la 4T.
El caso que ahora me ocupa es la terminación del programa nocturno de noticias por televisión conducido por la periodista Azucena Uresti, cuya salida se suma a las de por lo menos veintidós periodistas de mayor audiencia y, por lo tanto, formadores de opinión pública, que igualmente han salido de sus anteriores medios nacionales de información durante el gobierno federal actual.
Circulan en redes sociales, entre otros muchos, un mensaje con datos duros y un video de una de las mañaneras recientes en las que el presidente de la república ha atacado a los periodistas que lo critican, particularmente, una vez más, a Azucena Uresti. Los datos duros consignan el nombre de los periodistas y el medio de comunicación del que salieron, a pesar de los varios años al frente de esos programas noticiosos o de comentarios. Curiosamente, todos eran más o menos críticos del gobierno de la 4T.
Aparecen así los nombres de Ricardo Alemán, Carlos Marín, Carlos Loret de Mola, Jorge Ramos Pérez, Carlos Ramos Padilla, Adela Micha, Rubén Cortés, Ricardo Gómez, Jesús Martín Mendoza, Víctor Trujillo, Ángel Verdugo, Pablo Hiriart, Ricardo Rocha, Juan Miguel Alcántara Soria, Fernando de la Torre, Roberto Blancarte, Guillermo Valdés, Federico Berrueto, Javier Solórzano, Irma Pérez Lince, Sergio Sarmiento, Carlos Alazraki y, ahora, Azucena Uresti. Desde luego que cada uno de esos profesionales de la información se reconvirtieron y encontraron nuevos medios de difusión para su ejercicio profesional, pero ya sin la amplia cobertura nacional que antes tuvo cada uno.
Por su parte, el video que circula en redes reproduce parte de las afirmaciones del presidente de la república en una mañanera reciente, donde afirma que él jamás ha llamado a un director de un medio de comunicación para solicitar la salida de un periodista –nadie duda que para que lo hagan en su nombre tiene suficientes subordinados bien dispuestos–; inmediatamente después el video reproduce las despedidas de sus noticieros televisivos de varios de los periodistas listados anteriormente.
En su columna publicada el día de hoy miércoles 24 de enero de 2024 en “El Financiero”, titulada “El episodio Uresti”, Raymundo Riva Palacio se refiere a dichas afirmaciones presidenciales y textualmente afirma: “López Obrador aseguró que él no pide que ninguna empresa despida a sus periodistas críticos, lo que es una mentira: en la mañanera ha pedido a varios propietarios que los despidan, y cuando no lo han hecho, ha enderezado las críticas contra los dueños”.
Héctor de Mauleón, por su parte, en su columna “Azucena y “las circunstancias actuales””, publicada en “El Universal” el lunes 22 de enero, escribió lo siguiente: “El lunes 8 de enero el presidente López Obrador criticó la cobertura que Uresti había dado a un ataque con drones, ocurrido en el municipio de Heliodoro Castillo, en el estado de Guerrero, el cual fue denunciado por el padre Filiberto Velázquez, del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello: un ataque que, según dijo entonces el sacerdote, habría dejado al menos 30 muertos”.
No obstante que, como usted fácilmente puede constatar en YouTube desde su teléfono celular, durante los debates presidenciales de la campaña electoral de 2018 Azucena Uresti fue una de las periodistas que hizo las preguntas a los candidatos presidenciales, agrega De Mauleón que “En esa “mañanera”, el presidente se refirió a Azucena como Susana Uréstegui. El mismo día, la periodista lanzó esta respuesta: “El presidente se empeña en hacer como que no conoce mi nombre, en fingir que no sabe cómo me llamo, y de esa manera también discriminar, porque el presidente es misógino, porque el presidente es un agresor constante de las mujeres, ha sido un agresor constante de mi persona””.
En su columna del día de ayer, martes 23 de enero, en “El Universal”, Carlos Loret de Mola relata lo siguiente: “Para cuando estalló la bomba entre Azucena Uresti y los dueños de Milenio, la periodista había ido sufriendo una sistemática escalada en la vigilancia editorial sobre su espacio estelar: todos los días llegaba a su oficina un emisario para cerciorarse de los dos o tres temas que no debía tocar, había otro supervisor encargado de que los temas que sí se tocaran salieran al aire con menos cafeína, el guión de su programa estaba bajo estricta supervisión superior, le habían exigido dejar de emitir opiniones en Twitter y cancelar su columna en Opinión 51, y en una ocasión incluso “se cayó la señal” justo cuando abordaba un asunto espinoso para Palacio Nacional que le habían dicho que no debía mencionar”.
Durante los últimos 28 años me he dedicado al estudio, investigación y publicación (en mis libros) de las reglas de juego –escritas en la Constitución y las leyes electorales, incluidas desde luego sus reformas sucesivas– para acceder al poder político en México. Desde entonces me ha quedado claro que hay reglas escritas y reglas no escritas para dicho acceso al poder político, tanto en México como en cualquier parte del mundo. Pero, también, me ha quedado claro que hay jugadores que no respetan ninguna regla de juego. No solo modifican, si les es posible, las reglas gracias a las que llegaron al poder y, en el peor de los casos, no respetan ni las reglas anteriores ni las nuevas que propusieron.
Regreso ahora a la PIPSA. Durante la época en que el Partido Revolucionario Institucional protagonizó un presidencialismo autoritario sustentado en un partido político hegemónico, una de las reglas no escritas del sistema político de entonces fue el control de la prensa escrita; pues la televisión, la radio y las redes sociales no habían alcanzado ni remotamente el auge que ahora tienen. Así es que para asegurarse de que los periódicos y revistas no publicaran noticias en contra del gobierno, lo que hizo el gobierno fue crear una empresa única –un monopolio de Estado, pues – para la venta de papel para la prensa.
Las reglas no escritas en la lucha de los actores políticos –individuos y organizaciones– para llegar al poder y mantenerse en él son muchas. El control de los medios de comunicación social siempre ha sido una de ellas. De tal forma que el episodio AMLO, Uresti, Milenio y los otros 22 no son más que una reedición de la vieja PIPSA; nada más que corregida, aumentada y actualizada a los tiempos y necesidades presentes de la 4T –urgida en ganar una elección que todo indica puede perder–.
Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 24 de enero de 2024.
Eduardo de Jesús Castellanos Hernández. Profesor e Investigador. Doctor en Estudios Políticos (Francia) y doctor en Derecho (México). Posdoctorado en Control Parlamentario y Políticas Públicas (España) y en Regímenes Políticos Comparados (EUA). Tiene la Especialidad en Justicia Electoral otorgada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Es autor de libros de Derecho Público, Privado y Social; Administración Pública y Ciencia Política; Derecho Electoral y Derecho Procesal Electoral; sus libros se encuentran en bibliotecas, librerías, en Amazon y en Mercado Libre. Las recopilaciones anuales de sus artículos semanales están publicadas y a la venta en Amazon (“Crónica de una dictadura esperada” y “El Presidencialismo Populista Autoritario Mexicano de hoy: ¿prórroga, reelección o Maximato?”); la compilación más reciente aparece bajo el título “PURO CHORO MAREADOR. México en tiempos de la 4T” (solo disponible en Amazon).