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Armando EBOLI ZAPATA

PUEBLA, PUEBLA. – El poder de MORENA es tan abismal, que sólo podemos observar el cómo sucederán las cosas. En cualquier análisis, la intervención de un actor externo que intervenga o fuerce al gobierno a cambiar de ruta, son casi nulas, y la reforma judicial es ya un hecho consumado.

Más que prever las posibles consecuencias de la reforma, es muy interesante ver cómo está fluyendo el poder en el inicio del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum. Por un lado, la reforma vino impulsada con el último aliento de poder formal de López Obrador, y ha servido para mantener activo el espíritu de lucha y protesta sobre el que se ha construido MORENA. Lo que llamamos cuarta transformación, es la agenda de AMLO tratando de trascender su gobierno y hombres en posiciones claves como Noroña en el senado, garantizan dificultar un poquito cualquier intención de alejarse de esa agenda de parte de la actual presidenta.

El protagonismo de Noroña en la aprobación de la reforma fue visible, de estilo tosco y directo, el señor es un huracán, pero en este escenario, donde el INE, el Poder Judicial, el INAI, la CNDH y otros organismos que habían servido como contrapesos al Estado, son ahora controlados por ellos; donde los partidos políticos opositores están muy diezmados, la energía de Noroña parece desperdiciada. Ya casi no le quedan enemigos a MORENA con los cuales entretenerse y a las disidencias, que están dentro del partido, conviene tenerlas ocupadas con la agenda de AMLO, en lugar de saboteando el proyecto de Claudia, como ya lo hicieron en la elección de la Ciudad de México. Con el paso del tiempo veremos que tanto sigue metido López Obrador en el gobierno actual y  hasta donde es él necesario para mantener unido al partido, tras un exitosísimo 2024.

La reforma judicial paso de forma muy desaseada, con artículos que se contradecían, con una tómbola que humillaba al otro, ese es el estilo de AMLO, y también el de Noroña, todavía no se si es el estilo de Claudia, pero la reforma es un regalo de la presidenta a López Obrador. Pero ese desaseo es el que debería cambiarse en la política mexicana, me recordó a la elección de Rosario Ibarra de Piedra como presidente de la CNDH, fue igual de frustrante, y ese modo de hacer política, es el que se está perpetuando.

 

*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal.

exxebo@hotmail.com

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