Graciela RAMIREZ LUNA*
En el viaje de la vida, el amor se presenta como un destino anhelado por muchos, un puerto seguro donde encontrar refugio y felicidad; sin embargo, no todas las travesías son tranquilas, y a veces, las aguas del amor se tornan turbulentas, llevándonos a enfrentar olas de violencia y abuso.
En este mes, donde el amor circula por el aire, quisiera visibilizar el papel que juega el derecho en las relaciones amorosas, enfocándonos en cómo ésta se erige como faro de protección y guía en situaciones de tormenta emocional y física.
Amar y ser amado es un derecho humano fundamental, un ideal que trasciende fronteras y culturas; pero en ocasiones, la cruda realidad nos revela que no todas las relaciones amorosas son un reflejo de este ideal. Para muchas personas, el amor se convierte en una jaula de sufrimiento y dolor, marcada por la violencia y el control ¿Cómo puede el derecho intervenir en estos escenarios para restaurar la dignidad y la justicia?
Imaginemos a Sofía, una joven estudiante universitaria que, enamorada, se encuentra atrapada en una relación donde los golpes y los insultos han reemplazado a las caricias y palabras de cariño. La violencia en el noviazgo, como en el caso de Sofía, es un problema grave y frecuentemente invisible. Ahora, imaginemos a María, quien está a punto de casarse con alguien que no ha llegado a los golpes y es “todo un caballero”, pero controla su forma de ser, el tiempo o las relaciones sociales con sus amigos, y la cela porque “le importa” y con una mirada controla su actuar para que sea una “dama”. Como dijeran nuestras abuelas “en todas partes se cuecen habas”, también podemos imaginar historias como la de Rodrigo, en donde su novia lo cela, lo manipula, le revisa el celular, le dice que si la deja se mata.
El control en las relaciones, a menudo sutil y manipulador, es una forma insidiosa de abuso. La ley desempeña un papel vital en proteger a las víctimas, brindando mecanismos legales para denunciar y buscar justicia; sin embargo, la prevención y la educación son igualmente esenciales para identificar y evitar relaciones tóxicas, el reto más grande yace en cambiar la mentalidad y las actitudes sociales que perpetúan estas conductas. Es fundamental crear un entorno seguro donde las víctimas se atrevan a romper el silencio y buscar ayuda.
Por ello, en la conmemoración del Día del Amor y la Amistad, es importante reflexionar sobre la esencia del amor verdadero: un amor que florece en un entorno de respeto, igualdad y seguridad. La ley, más allá de ser un conjunto de normas y procedimientos, es una herramienta vital para salvaguardar la dignidad y el bienestar de las personas, promoviendo relaciones sanas y equitativas. Que el amor no sea solo un sentimiento, sino también un compromiso con la justicia y el respeto mutuo.
*Abogada oaxaqueña comprometida con la sociedad, defensora de los derechos de la mujer y la familia. Maestra en Derecho Constitucional, Diplomada en Derecho Sanitario y Auditoría Legal de empresas.
IG / FB: RamírezLunaCorporativo
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