El poder por el poder: lo que carcome a Morena.

El 28 de mayo de 1991, el entonces presidente checoslovaco Václav Havel aceptó el Premio Sonning, que la Universidad de Copenhague otorga cada dos años desde 1950. En su discurso, Havel, un intelectual llegado a la política por los azares del destino, describió tres posibles motivaciones para incursionar en ella:
En primer lugar, las personas se sienten impulsadas por ideas sobre una mejor manera de organizar la sociedad, por la fe en ciertos valores o ideales —sean impecables o dudosos— y por un deseo irresistible de luchar por convertirlos en realidad.
En segundo lugar, probablemente estén motivados por el anhelo natural de autoafirmación que todo ser humano posee. ¿Acaso existe una forma más atractiva de afirmar la propia existencia e importancia que la que ofrece el poder político? En esencia, este brinda una oportunidad excepcional para dejar huella en el entorno, moldear el mundo a propia imagen y gozar del respeto que todo cargo público otorga casi automáticamente a quien lo ostenta.
En tercer lugar, muchas personas anhelan el poder político y se resisten a abandonarlo debido a la amplia gama de beneficios que conlleva, incluso en las condiciones más democráticas.
En Morena, como en los demás partidos, coexisten personas cuyos motivos pueden asociarse a cualquiera de las tres razones que describió Havel.
Sin embargo, lo que erosiona los cimientos fundacionales de Morena es, sobre todo, la influencia del tercer grupo: aquellos que anhelan el poder y se aferran a él porque su ambición no tiene límites y no están dispuestos a renunciar a la riqueza económica obtenida al amparo del poder. Casi todos quienes actúan de esta manera fueron incorporados al partido por López Obrador en su desmedida ambición por llegar a la presidencia de México, y provenían principalmente del PRI o del PAN.
Los ejemplos abundan: Bartlett, los Murat, los Yunes, exgobernadores priistas que entregaron sus estados a Morena, Adán Augusto, Monreal, Ramírez Marín y tantos otros expriistas que, a lo largo de su trayectoria, amasaron fortunas que no les bastan o que, por su origen la mayoría de las veces ilegal, no están dispuestos a perder.
Pero, como es imposible ocultar tanto el amor como el dinero —y no hablo de Adán Augusto, sino de la humanidad misma—, en esta era de redes sociales y teléfonos inteligentes con cámaras que envidiaría James Bond, los excesos de “distinguidos” morenistas se difunden ampliamente. La situación ha llegado a tal punto que Sheinbaum, harta de defender a sus correligionarios, en una de sus recientes mañaneras los dejó solos frente al escrutinio público: “Que cada quién juzgue”, dijo.
No obstante, el desgaste de estos morenistas no basta para evitar que se mantenga en el poder un proyecto que hoy encabezan gobernadores como Rocha Moya, Indira Vizcaíno, Rocío Nahle o Alfonso Durazo, por mencionar algunos nombres; un proyecto que se apoya en legisladores expriistas y también en priistas que, por una u otra razón, se han vuelto cómplices del gobierno.
El desprestigio de estos personajes es insuficiente para detener la destrucción de la cuarta transformación. Se requiere construir una oposición seria y congruente, integrada por personas cuyo objetivo sea convertir a México en un país seguro, sin pobreza, con educación de calidad, infraestructura para el crecimiento y sin corrupción. Una nación donde no existan fueros ni canonjías para los políticos, y donde la corrupción se castigue de manera ejemplar.
Por eso estamos construyendo MEXICO NUEVO PAZ Y PROGRESO, un partido que abandere las causas más sentidas de todos los mexicanos y que, desde una visión progresista, sea capaz de concitar voluntades en torno a un proyecto distinto de país. Somos más los mexicanos que creemos en esta posibilidad, frente a quienes se aferran a la visión trasnochada de la “nueva izquierda latinoamericana” que tanto daño ha causado en Bolivia, Perú, Venezuela o Nicaragua.
Te invitamos a ser parte de este proyecto para el rescate de la nación. México Nuevo Paz y Progreso es la opción que prioriza el bienestar de las familias, la seguridad de los inversionistas y el desarrollo ordenado y sustentable del país. Si compartes la visión de un México con empleo, legalidad e infraestructura de primer mundo, únete a nosotros.
Imagina tú también un México nuevo con paz y progreso, y súmate a la plataforma ciudadana que miles de mexicanas y mexicanos honestos estamos construyendo. Llama a los teléfonos: 55-5606-1894, 55-2924-5017 o 55-2837-3193, o descarga en tu celular la aplicación Mi Apoyo del INE y afíliate directamente desde tu dispositivo.
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