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De abrojos está hecha mi vida

Texto: Joel F. Gálvez Vivar

Fotos: Karol Joseph Gálvez López

Huajuapan de León, Oaxaca. Enormes lecciones depara la existencia a todo el género humano, siendo lo sublime y preciado que el supremo creador dióse al ser humano, desde su concepción hasta el último instante de su estancia sobre la faz del universo.

Carisímos lectores y seguidores, aconteció que al derramar ramas secas de un árbol, en el domicilio familiar, ya por la ley de la gravedad o designio del poder superior, caí de cuatro y medio metros aproximados de altura, el pasado 21 de marzo del 2025.

Socorristas del Heroico Cuerpo de Bomberos de Huajuapan, me trasladaron al Hospital General “Pilar Sánchez Villavicencio”, los médicos ordenaron estudios de radiografías, lo que se hizo en hospital particular, porque en ese nosocomio público el equipo para ello, como el quirófano están en reparación y en remodelación.

Luego entonces, apoyados en las radiografías los facultativos determinaron transferirme al Hospital Civil “Dr. Aurelio Valdivieso” en la Verde Antequera por carencia de equipo y medicamentos en el de Huajuapan, ya que presentaba dos fracturas, en el codo y clavícula del brazo derecho.

Después de satisfacer requisitos y donadores tras una larga espera (tolerancia), fui sometido a cirugía en el codo, en tanto, la segunda fractura queda en observación.

De múltiples abrojos está hecha mi vida, grandes experiencias, ya que me he enfrentado en innumerables ocasiones con la muerte, sin embargo, estoy con vida, de pie, con la mirada levantada, dispuesto a seguir en el quehacer de “derramar negro, sobre blanco”, loable oficio-profesión periodística.

Entiendo que no me puede pasar, peores cosas, que Dios así lo permita, gracias a mis hermanos por el respaldo, apoyo y atención incondicional que me brindan, igual a mi familia por su entrega en mi recuperación en salud, física, espiritual y moral.

Y vosotros lectores, compañeros periodistas, amigos y amistades diversas por su solidaridad, igualmente a los galenos que me atendieron en cirugía y quienes me brindan consulta médica en esta ciudad mixteca de Ñuú Dee.

Cabe señalar que los hospitales gubernamentales carecen de todo, además de médicos, medicamentos y, sobre todo de equipo, nada de que primero los pobres, nada de servicios médicos para el pueblo mexicano mejor que el de Dinamarca, pero con médicos cubanos.

Al supremo Dios mis plegarias, agradecido por otra oportunidad más de vida, a vosotros su paciencia y tolerancia, pronto volveré a recorrer las polvorientas calles del terruño, como el de la vasta nación mixteca, oaxaqueña, poblana y guerrerense. Dios mediante.

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