Fotografías: Jorge Luis Plata

Locación: Casa 2 Lagos

Daisy Ortiz Jiménez es una mujer versátil, comprometida y talentosa, a la cual ni un obstáculo ha vencido, originaria de la comunidad Mixe de Tamazulápam del Espíritu Santo, desde muy temprana edad enfrentó adversidades por su condición de mujer, puesto que aún, en muchas de nuestras comunidades donde se preservan los usos y costumbres subsisten serias restricciones a la participación en las actividades sociales y religiosas para las mujeres.

A partir de ello, Daisy Ortiz, se ha dedicado a defender el derecho político electoral de las mujeres en diversas comunidades del Estado de Oaxaca. Ella nos comenta su experiencia como defensora de las mujeres en diversos municipios en los cuales se restringe la participación política, hoy platicamos con esta defensora de derechos políticos.

Amiga Daisy Ortiz, eres una de las mujeres profesionistas que iniciaron la defensa de los derechos de las mujeres a la participación política en las comunidades de “usos y costumbres”, ¿Cómo inicia tu interés por luchar para que las mujeres tengan derecho a voz y sobre todo participen en las decisiones de sus comunidades?

Primeramente, tengo que mencionar que yo, realicé mis estudios de educación primaria en mi comunidad, mi madre es enfermera, y mi padre comerciante, lo cual me permitió estudiar en la Ciudad de Oaxaca en la Escuela Secundaria Técnica Número 1, sin embargo, no perdí nunca la vinculación con mi comunidad y sus tradiciones, eso me permitió darme cuenta de las discriminaciones por género; hace 25 años, a finales de los años noventa, las mujeres indígenas y sus problemáticas prácticamente no eran visibles, en donde muchas veces con el pretexto del respeto a los “usos y costumbres” prevalecía la desigualdad en la tenencia de la tierra, en la participación en el proceso de desarrollo comunitario y de participación en la vida económica y política.

No solamente en mi comunidad prevalecieron estos sucesos durante mucho tiempo, antes que iniciara un proceso de concientización, eso me interesó aún más en la defensa de mujeres que eran, incluso, agredidas físicamente bajo la tolerancia de las autoridades comunitarias; fui voluntaria a los 13 años en la clínica de mi pueblo, vi mujeres dar a luz, pero también, muchas mujeres con lesiones por parte de sus esposos, eso me llenaba de enojo e impotencia.

Decidí estudiar la Licenciatura en derecho, y en el año 2007, aún como estudiante, con otras compañeras abogadas, me dediqué a visitar comunidades de la Zona Mixe a capacitar a grupos de mujeres en la defensa de sus derechos.

Amiga Daisy Ortiz, ¿ha sido muy difícil para ti, como mujer, ser una activista en la defensa de la participación política de las mujeres?

Sí, claro, abordar las distintas problemáticas de la participación política de las mujeres, ha sido complicado, el sistema patriarcal prevaleciente en las instituciones políticas comunitarias fue un legado de siglos y venir a generar conciencia implica ser señalada de atentar contra los sistemas normativos de una comunidad.

Hoy estoy alejada de la comunidad, pero me queda la satisfacción de haber contribuido en la defensa de los derechos de las mujeres de dicho municipio.

También participé en la defensa de hombres y mujeres del Municipio de San Juan Juquila Mixes, en el año 2015.

Daisy Ortiz, ¿la defensa de los derechos de las mujeres a la participación política, riñe con las prácticas tradicionales de las comunidades?

De acuerdo con lo mandatado por la Constitución Federal y diversos instrumentos internacionales, se debe garantizar el derecho de las mujeres indígenas a participar en condiciones de igualdad dentro de los asuntos de su comunidad, lo que incluye su elegibilidad a los cargos públicos. El derecho de autodeterminación de los pueblos y comunidades indígenas no es absoluto.

Daisy Ortiz, ¿ha cambiado la visión de los hombres o de la sociedad hacia la participación necesaria de las mujeres en los procesos políticos?

Sin lugar a dudas, pero compartimos la preocupación ante los factores que en algunos lados todavía entorpecen la participación de las mujeres en la vida pública o política de su comunidad, tales como “la prevalencia de actitudes negativas respecto de la participación política de la mujer, o la falta de confianza del electorado en las candidatas o de apoyo de éstas”. Además, de que algunas mujeres consideran todavía poco agradable participar en política y evitan intervenir en campañas.

Daysi Ortiz, reconoce que afortunadamente han evolucionado las ideas y el modo de pensar de muchos de los hombres y reconocen que una comunidad tiene mayores posibilidades de desarrollo si todas y todos contribuyen, hoy es muestra de su condición indígena “ayuk” y señala “Ponerme el güipil blanco (kojyeets), la falda azul (ëjxmuk), el reboso de colores (yokwop), los huaraches de cuero (kë’ëk’ëxeeny), el ceñidor (tsumm’aay), el tlacoyal rojo (kojkyu’uty), el collar (jëntsëm) y los aretes (tatsktiiy) me otorga identidad como mujer mixe, madre y profesionista, recordándome que en las diferentes etapas de mi vida he recibido conocimientos, consejos y alientos de mi madre, tías, abuelas, madrinas, comadres, todas mujeres mixes portando su traje en todo momento; sin embargo, portar un traje sastre o pantalones de mezclilla no me resta identidad.

Con la ideología de izquierda, inculcado por su padre, actualmente cuenta con la maestría en Derecho Fiscal, fue contralora del Instituto de Acceso a la Información Pública y protección de Datos Personales de Oaxaca, ha sido asesora en diversas legislaturas de la entidad. Actualmente es integrante de la Dirección Estatal Ejecutiva del Partido de la Revolución Democrática, madre de 3 pequeños hijos, empresaria, sin dejar de lado las causas sociales; ella señala que “en nuestras comunidades, somos iguales, nosotros somos dueños de nuestras tierras, de nuestra cultura, nuestras tradiciones y nuestras creencias, tanto hombres como mujeres”.

Muy seguramente la veremos en los próximos procesos políticos y electorales, defendiendo los derechos de participación política de las mujeres, desde algún espacio partidista o de la sociedad civil, otorgando voz a quienes en este momento no son escuchadas.

Compartir