Carnicerías EL TORITO*
La carne es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo y, sin duda, una de las principales fuentes de proteína y nutrientes importantes. Aunque hoy contamos con tecnología moderna, la historia de la conservación de la carne refleja la capacidad humana para adaptarse, innovar y satisfacer las necesidades alimentarias de una población creciente.
En la Prehistoria, los hombres utilizaban la deshidratación por el sol, el frío de las cavernas o la congelación en climas fríos. En la Edad Antigüa, utilizaban la sal para conservar la carne (proceso conocido como salazón) y la técnica del ahumado que ayudaba a ihibir el crecimiento bacteriano. En la Edad Media, se comenzó a usar el método de la carne curada con sal donde el pescado y la carne de cerdo eran sometidos a largas sesiones de secado y ahumado. En la Revolución Industrial, en 1850, el estadounidense Gail Borden desarrolló el primer sistema de refrigeración para transportar carne, conocido como el “transporte refrigerado”, logrando trasladarla largas distancias sin que se descompusiera. El desarrollo de la congelación a principios del siglo XX, especialmente a través de procesos como la congelación rápida, revolucionó la industria alimentaria, permitiendo la conservación de la carne durante meses sin perder sus propiedades.
Hoy en día, la carne es tratada con tecnologías de empaque al vacío y atmósfera modificada, lo que ayuda a prolongar su vida útil manteniendo su frescura y calidad, además, las cámaras frigoríficas y los sistemas de congelación en cadena aseguran que la carne llegue al consumidor en buen estado en términos de seguridad y sabor.
Por ello, siguiendo estos simples consejos, podemos asegurarnos que nuestra carne se conserve de manera apropiada para evitar el crecimiento de bacterias y otros microorganismos que pueden poner en riesgo la salud:
1.- Guarda tus productos lo más pronto posible en refrigeración.
Es importante que, al llegar a casa, la carne se guarde en el refrigerador lo más rápido posible para evitar que las bacterias que se encuentran de manera natural en los alimentos puedan comenzar a multiplicarse. Utiliza bolsas térmicas para transportarlos si no regresarás pronto a casa.
- Coloca los productos cárnicos en la parte más fría del refrigerador.
Asegúrate almacenarla en la parte más fría, generalmente la parte más baja y posterior del refrigerador que mantiene una temperatura más estable, además te sugerimos colocar la carne en un recipiente o envuelta de manera hermética para evitar que los jugos se derramen y contaminen otros alimentos.
- Raciona tus productos según los consumas y sácalos del refrigerador por porciones.
Saca del refrigerador lo necesario evitando que el resto se exponga repetidamente a temperaturas no ideales, reduciendo el riesgo de descomponerse. No olvides que al descongelar la carne, debes hacerlo de manera gradual, preferiblemente en el refrigerador, para evitar que las bacterias se multipliquen rápidamente. También, te sugerimos que, una noche antes de usar toda la porción, lo pases al área de refrigeración para evitar un excesivo desjugue.
- No dejes tus productos cerca de áreas calientes si no los vas a consumir.
Si la carne está cerca de temperaturas altas, se puede comprometer la calidad y la seguridad de la carne. Si tu producto se abochornó, es necesario abrir la bolsa, dejar salir el calor en unos minutos para templarlo y guardarlo en el refrigerador lo más pronto, cuidando dividirlo para que el frío penetre lo más pronto posible al centro del producto.
Recuerda que transportar adecuadamente la carne no solo mantiene su calidad, frescura, sabor, textura y, lo más importante, su seguridad, y que en las cuatro sucursales de Carnicerías El Torito, te podemos orientar sobre cómo conservar los cortes de carne.
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