CATASTROFISMO POBLACIONAL Y CLIMÁTICO
Mtro. José María Villalobos Rodríguez
“Tenemos un Presidente que piensa más en el petróleo que el agua”. Carlos Urzúa Macías
Se ha agudizado la tendencia a que los medios de comunicación hagan todo tipo de profecías catastróficas. Entre ellas que la población de 8 mil millones de habitantes en el planeta Tierra es demasiada. O que estamos al borde de un cataclismo derivado del aumento de temperatura de los océanos que traerá más eventos climáticos extremos – tal como el huracán Otis que arrasó con Acapulco. Los seres humanos han sido nómadas desde el principio de los tiempos. Lo que hoy vive la Unión Europea con oleadas de africanos queriendo emigrar a sus campos o ciudades no es nada nuevo – salvo por el hecho de que se ha fortalecido un sentimiento ultra localista que criminaliza a los migrantes. La Europa próspera es también un subcontinente urgido de jóvenes, puesto que ya no repone la cantidad de fallecidos con los recién nacidos.
Naciones como Italia, España o Francia tienen escasez de gente dispuesta a levantar sus cosechas o trabajar en sus hoteles o servicios públicos. Ya no cuentan con una reserva de jóvenes que serían el relevo generacional que con su pago de impuestos por su trabajo o emprendimientos financien vengan el sostén de sus millones de pensionados.
En Estados Unidos están por jubilarse 76 millones de quienes nacieron en los años cincuenta. ¿Quién los va a sustituir dentro de su fuerza de trabajo?
Latinoamérica es el subcontinente más violento e inseguro del mundo. Sus economías son mayormente dependientes de la producción de materias primas con precios y demanda volátiles. Actualmente en sus regiones se dan extremos como en México en donde Nuevo León es tan competitivo en calidad de vida y productividad como lo es Corea del Sur, mientras que Oaxaca y Chiapas están a la altura de Honduras.
Es normal que la emigración ocurra de las regiones atrasadas a las prósperas. Fue así como del sur de Italia, emigraron al norte o como desde Oaxaca emigraron a Baja California, Monterrey o Ciudad Juárez o Iztapalapa en la Ciudad de México. La ahora industriosa Aguascalientes o el corredor Riviera Maya – Cancún – Tulum se hicieron con grandes olas de migrantes. Tres de cada cuatro pobladores de Reynosa vinieron de Veracruz y se integraron a la sociedad local.
La conciencia sobre el uso racional de los recursos naturales ha ido aumentando, pero eso no evita para que se provoquen incendios para poder cultivar maíz o maguey mezcalero. El que 40% del agua potable se pierda en fugas de las tuberías del Valle de México no es un reflejo del “cambio climático”, sino que es una expresión del hundimiento del subsuelo y la falta de inversión en los sistemas de distribución.
¿Es destino la geografía? Para la calidad de vida de sus habitantes naciones como Israel o China han invertido por décadas en agricultura controlada para hacer un uso óptimo de los recursos agua y suelo. Mientras que nosotros seguimos dejando que se evapore el agua o se saturen de fertilizantes nuestros suelos. Y luego le echamos la culpa a los vecinos del Norte. Hemos sido omisos en el cuidado de nuestros recursos naturales. Igual destruimos manglares como en el Caribe o zonas boscosas como en Acapulco para llenarlos con hoteles o viviendas. Pero cuando se vienen las tormentas y ya no encuentran zonas de amortiguamiento lo más fácil es culpar a la Naturaleza en lugar de revisar los daños causados por nosotros.
Migraciones recientes provenientes de Venezuela, Guatemala, Honduras, Haití y hasta de otros continentes que atraviesan México buscando llegar a cumplir el SUEÑO AMERICANO nos enfrentan a un nuevo reto presupuestal y humanitario, que se complica más a raíz de que se aceptó lo exigido por Estados Unidos de protagonizar el papel de villano conteniendo en nuestro territorio a miles de migrantes.
Naciones Unidas ya está presionando a México a que instrumente un gran plan de integración de inmigrantes extranjeros dentro de su territorio. Poco a poco empresas privadas y fundaciones humanitarias ya lo están haciendo en nuestras principales ciudades. A los haitianos les agrada el clima del Valle de México, a los centroamericanos parece gustarles las ciudades fronterizas mexicanas.
Los medios de comunicación de toda índole están haciendo una pobre labor informativa tanto sobre lo bueno o lo malo de la migración como sobre lo que está pasando con el calentamiento global de nuestro planeta.
Lo hacen con un catastrofismo que seguramente encuentra eco entre su auditorio. Pero recordemos que fue el Presidente Porfirio Díaz Mori, quien a finales del Siglo XIX abrió las puertas a la emigración asiática y europea de manera exitosa. Con miles de inmigrantes de diversas etnias y culturas México ganó en diversidad y talento, luego vinieron los exilios de España, Cuba y Chile de los cuales se obtuvieron más frutos.
Sobre las variaciones en humedad o lluvia seamos sinceros y reconozcamos que en nuestras ciudades se ha privilegiado en exceso al automóvil destruyendo áreas vedes para darles cauce preferente. La consecuencia que tiene el asfalto o el concreto es el calentamiento urbano, pues los rayos del sol encuentran un espejo que multiplica la irradiación.
El que la refinería de PEMEX en Tula, Hidalgo solo retenga el 1% de las emisiones y afecta con su contaminación al Valle de México no es consecuencia del calentamiento de los océanos, sino de la pésima gestión que hoy día prevalece en la paraestatal.
El estado de Texas cuenta con media centena de grandes refinerías que no contaminan porqué por Ley están obligadas a invertir en filtros que contengan las emisiones dañinas a la calidad del aire. En Brasil PETROBRAS empresa paraestatal vendió ocho refinerías. Se centró en explorar y obtener petróleo de aguas profundas en asociación con socios privados. Hoy día Brasil produce el doble de petróleo que PEMEX.
No busquemos culpables en donde no los hay. Tanto en población, migración o cuidado de recursos naturales los retos se deben de enfrentar utilizando la ciencia, no buscando pretextos en la estratósfera o a ras del suelo.
Si la inversión como país en agua, suelo, costas, bosques, selvas, manglares, fauna y flora en México en lugar de crecer desaparece no será más que culpa de la generación que lo permitió o fue omisa ante su destrucción.
Sobre la receptividad a migrantes los estudios más amplios hechos en Estados Unidos demuestran que si es un evento que beneficia mucho más que lo que daña.
Los catastrofismos no suman sino que engañan a quien se los cree.