CARPE DIEM
La farsa revocatoria que viene
NÉSTOR Y. SÁNCHEZ ISLAS nestoryuri@yahoo.com
En los círculos políticos oaxaqueños la conversación del momento es el ejercicio de
revocación de mandato que dentro de cinco semanas tendremos. Sí en México y, en
particular en Oaxaca, hubiera instituciones fuertes e independientes habría un
buen grado de confianza, pero en la realidad de la política mexicana, el tal ejercicio
no será más que una manipulación que aprovechará el mandatario para darle la
vuelta y usarla como una ratificación a su nepótico mandato.
En la teoría, la revocación de mandato es un ejercicio de democracia directa, pero
quién en su sano juicio en Oaxaca puede creer que eso pueda suceder aquí, en esta
tierra en que son más importantes las calendas y los jolgorios qué la aptitud para
ejercer el cargo de gobernador. Mientras a la gente no le falte su beca o ayuda del
bienestar nada le importará quien ocupe la silla virreinal del zócalo capitalino. El
mandatario no dudará en usar todos los recursos a su alcance para lograr una
consolidación hegemónica.
El gobierno controla los medios y el territorio mediante sus programas sociales, por
lo que tiene una gran cantidad de votantes cautivos y una oposición que languidece
o de plano no existe en muchas regiones del estado. Una vez concluida la
revocación, será ésta una herramienta para identificar a los traidores y ajustar
cuentas.
El clientelismo es una vieja práctica de la política mexicana y Morena la usa
indiscriminadamente como en los años del viejo PRI. No solo se compra el voto,
sino que se amenaza abiertamente con la suspensión de los beneficios sociales,
como bien lo advierten de forma subliminal cientos de lonas que ya aparecen en
colonias de la periferia. El Estado y sus instituciones están capturadas por la 4T, la
oposición está asfixiada y la indiferencia tradicional del oaxaqueño no son tierra
fértil para la existencia de la democracia. No es exagerado pensar que muchos
oaxaqueños están conformes con el modelo mediocre y autoritario del
obradorismo: es su espejo.
El ejercicio revocatorio no será más que una fachada plebiscitaria de corte
cesarista. No busca darle poder a la gente sino debilitar la noción de que el poder
debe tener límites legales. En palabras muy cortas, el próximo proceso revocatorio
será usado como la ratificación del modelo nepotista que nos impuso la primavera
oaxaqueña.
México está sumido en una dinámica de declive democrático. En apenas siete años,
el populismo obradorista colonizó todos los poderes del Estado y se da el lujo de
llamar terrorista a un periodista, pero no a una narco banda que hizo explotar un
auto y hubo cinco muertos. El gobierno podrá decir que la democracia existe
porque hay elecciones, pero la competencia real está totalmente distorsionada por
el poder político. Los ataques a la libertad de expresión y el control del poder
judicial y los organismo electorales no dejan duda de que cualquier ejercicio de
revocación no será más que una farsa. Dadas las condiciones actuales, las únicas
decisiones que cuentan son las de la señora Sheinbaum y la del jefe supremo desde
Palenque.
Árbitro electoral local capturado, oposición dócil y marginal, reglas a modo,
Congreso local sumiso y poder judicial avasallado no son una anomalía desde la
óptica populista de la primavera local sino una pieza más de un rompecabezas
donde el objetivo es reemplazar la democracia institucional por una democracia
plebiscitaria en la que el gobernador no rendirá cuentas ante la ley sino ante el
“pueblo”, una masa amorfa, apática, ignorante y fanatizada que el gobierno
manipula y financia a través de becas y programas sociales.
Quién puede creer en un ejercicio democrático cuando el control de los recursos es
total y las instituciones están colonizadas de tal manera de que no se trata de que la
gente no pueda salir a votar, sino que las condiciones son tan desiguales que
cualquier elección se vuelve un mero trámite de ratificación.
Más que revocación lo que el gobierno estatal merece, porque ya se lo ha ganado, es
el ostracismo. No hay manera de negar que goza de un amplio rechazo que se
multiplica en todo tipo de conversaciones, incluidas las redes sociales. El
ostracismo fue una herramienta contra el abuso del poder en la Grecia clásica
porque servía como un recordatorio de que nadie es indispensable
Para desgracia de México, y Oaxaca en particular, hemos dejado atrás una
democracia institucional por una plebiscitaria que se basa en la voluntad de un
líder carismático, pero inepto y corrupto basado en el apoyo de una masa
totalmente manipulada.
La revocación de mandato en el México actual es un simulacro democrático y, en
Oaxaca, es probable que solo sea una farsa.
ENCUESTAS.
Muy a modo circula una encuesta en que da a los gobernantes en Oaxaca una gran
aceptación. Me pregunto, ¿Usted le cree a Mitofsky?








