Laura JAYME*
HIDALGO, PACHUCA.-Será inagotable el dolor que causa repetir la sentencia: “México es el país mas peligroso para ejercer el oficio del periodismo”, luego le acompaña otra sentencia peor de dolorosa “ser mujer en México es mortal”, me cuesta trabajo pensar desde estas realidades la plenitud de una persona, sin embargo en Xalapa Veracruz conocí a una persona que no solo vive la experiencia profesional con dignidad y sentido de verdad.
La alquimista de esta edición es la reportera cultural del Diario de Xalapa, que recientemente publica su primera novela titulada “El océano en mi oreja”, que no solo representa la resistencia a la tiburona industria editorial en nuestro país, sino que también representa la partícula revoltosa de que las mujeres alimentamos nuestros anhelos, es importante seguir los pasos de mujeres que cuyas experiencias hacen que avancen las sociedad, rompiendo el circulo de la represión, Denise López es una aliada y mujer de palabras nutricias para la cultura en México.
Invito a conocer el perfil de esta alquimista y darle seguimiento a sus actividades para 2025.
Menciona algún sueño recurrente que tengas
Desde el punto de vista de anhelo y utopía, mi sueño es que las personas aprendamos a vivir desde el amor: el amor a la tierra, a la naturaleza, al otre, a une misme. Si aprendemos a ver desde el amor, a sentir desde el amor y a vivir desde el amor, tendremos una organización social más equitativa, respetuosa y solidaria. Aunque el capitalismo lo dificulta, creo que es posible repensar la forma en la que nos relacionamos.
Desde el punto de vista onírico, mi sueño recurrente son las ballenas azules y ballenas jorobadas; he soñado con mares llenos de ballenas que saltan por los aires y se sumergen provocando grandes olas.
¿Cómo fueron tus primeras experiencias con las palabras?
Las palabras llegaron a mí a través de los libros, que han constituido mi hogar y refugio desde la infancia. Cuando era pequeña me sentaba por las tardes a leer el libro de Lecturas de la primaria. Me sabía de memoria los poemas, los cuentos, las coplas y todo su contenido. Devoraba los cuentos de la pequeña biblioteca de mi escuela y mi mamá, que es maestra, llevaba a casa cuentos de su rincón de lecturas.
En la secundaria comencé a llenar libretas tras libretas de versos; leía mucha poesía: Rubén Darío, Lorca, Nervo, Sor Juana. Ahora leo y escribo más poesía que prosa, creo que mucho de mi estilo, no solo literario sino también periodístico, tiene su base en la poesía.
Durante la preparatoria nació mi gusto por el teatro y leía muchísimo, incluso estudié en el Laboratorio de Teatro Campesino Indígena; esto en Villahermosa, Tabasco, de donde soy originaria. Las clases las daba el maestro Octavio, y yo era ahí la única muchacha atolondrada, porque al Laboratorio acudían amas de casa y trabajadores, y se abrió un mundo distinto para mí.
También pasaba las tardes en la biblioteca del estado, y leía por orden alfabético sin discriminar. Lo que no me gustaba, lo dejaba, y me seguía con lo siguiente. Quedé enamorada de Benedetti. Soy lectora de biblioteca pública, y creo que es un sitio al que no se le da la importancia debida, cuando constituyen un oasis para infantes y adolescentes. En todos los lugares donde he vivido, lo primero que he hecho es localizar la biblioteca pública.
En la universidad descubrí las librerías de viejo, allá en la CDMX, y me iba al centro a comprar libros de a 5 y 10 pesos. Fue en esa etapa cuando me leí todo Balzac, Gorki; muchos clásicos, a los rusos, y claro, lo de más fue llegando.
¿En dónde has encontrado la sensación de seguridad y ternura?
En los libros. Leer me ha salvado muchas veces, incluso me sigue salvando todos los días: del desconcierto, de la crudeza del mundo, la incertidumbre, la tristeza, y de mí misma…
Nunca me he sentido sola, siempre me han acompañado los libros y las palabras me han dado refugio, consuelo y propósito.
¿Para qué sirve contar historias?
Considero que contar historias es compartir y conectar, primero, con une misme, y después con otro ser humano. Contamos también para dejar constancia de que existimos, porque decir es nombrar, y nombrar es dar lugar, es hacernos visibles, y considero que ese es un anhelo muy humano: ser vistos. Finalmente somos seres sociales construidos mayormente por la mirada del otre que nos complementa o confronta.
Y claro, contar historias es un arma poderosísima a través de la cual se puede denunciar, transformar y reflexionar.
¿Cómo es que llegaste a formar el Colectivo Pensamiento Libre?
Soy fundadora de Pensamiento Libre como colectivo autogestivo. El nombre “Pensamiento libre”, tiene su origen en la universidad, cuando con un grupo de compañeros y amigos de la carrera de periodismo nos juntamos para echar a andar una revista con ese nombre, y se le llamó así porque éramos unos rebeldes que estábamos contra la autoridad universitaria. Después migró a una revista netamente cultural. Un par de años después ese proyecto concluyó su ciclo de vida. Pero un par de nosotros nos quedamos con el cariño del nombre y comenzamos a hacer lecturas de poesía y cuento en cafecitos en la CDMX; intentamos echar a andar un proyecto cultural, pero no prosperó y la vida nos llevó por distintos caminos.
Finalmente, presa de la nostalgia, retomé el nombre de Pensamiento Libre e inicié un colectivo autogestivo que realiza jornadas de arte y ciencia en comunidades rurales de Veracruz, de forma gratuita.
El espíritu que mueve a Pensamiento Libre son los ideales humanistas y antiimperialistas de José Martí, prócer de la revolución cubana, un hombre convencido de que la educación, es el arma de los pueblos para su emancipación; durante los últimos años hemos transitado el camino de la anarquía, del apoyo mutuo, del antiautoritarismo, de la colectividad, de las relaciones horizontales y rizomáticas, del anticapitalismo y antifascismo, de la fraternidad y la ternura.
¿Qué es lo que te mueve de colaborar en este colectivo?
Principalmente servir de puente para tejer redes de apoyo y afecto; a través de los años de gestión he podido constatar que es más la gente buena que tiene ganas de contribuir a que el mundo sea un lugar mejor; y tengo el privilegio de conocerlas y unirlas para sumar en un mismo propósito, que, en el caso de Pensamiento Libre, son las infancias y adolescencias.
Y claro, también me llena el corazón compartir con las niñas, niños y jóvenes; escucharlos hablar de su comunidad, su hogar, quienes son; y verlos disfrutar las actividades que les compartimos.
¿Dónde están sucediendo esas historias inspiradoras según tu experiencia en el oficio de contar historias?
En todas partes, todos los días. La vida es una concatenación de historias: alegres, tristes, caóticas, crudas y de todo tipo. Somos al tiempo protagonistas y personajes secundarios o de relleno.
Como materia periodística y literaria, podría decir que las historias surgen de la observación y la vivencia; hay que andar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, y estar siempre dispuestas a escuchar al otre para descubrir la magia.
¿Por qué pones la atención a las historias de las mujeres?
Porque pese a los avances que se han tenido a lo largo de la historia para que hoy las mujeres tengamos ciertos derechos humanos, elementales; aun así las mujeres somos sujetas de diversas violencias y desigualdades sistémicas.
A las mujeres se nos ha enseñado a callar, a atenuarnos, a invisibilizarnos; seguimos siendo la carne de cañón del sistema que es patriarcal, misógino y asesino. Y en este contexto, las historias de las mujeres toman relevancia como una forma de alzar la voz y existir.
¿Qué mensaje le compartirías a las niñas y jóvenes que desean escribir?
Que se animen sin importar lo que les digan. Que hagan de la palabra su refugio y su arma para protegerse y hacerse valer. Que escriban todos los días, de todo lo que sienten y les pasa; de lo que sueñan y desean. Y que lean mucho; la clave para escribir, es ser buena lectora.
¿Cómo fuiste adquiriendo tus herramientas para contar historias?
Leyendo mucho y prácticamente de todo, hasta lo que no me gusta. De todo se aprende. También observando lo que pasa a mi alrededor, escuchando a la gente: cómo se expresa, cómo se mueve, cómo se ríe, cómo vive.
Y claro, estudiando. En mi caso me han servido las herramientas del periodismo, y soy mucho de estudiar por mi cuenta: investigo lo que me llama la atención y me clavo de lleno en eso.
¿Qué tipo de referencias puedes compartirnos para formar una vocación como periodistas culturales?
Creo que el periodismo cultural es una especialidad muy noble y poco explotada todavía. Y digo noble porque sirve de puente entre el artista y la población, y ayuda a crear público interesado en el arte. Y el arte puede ser una herramienta de emancipación humana, de reflexión y transformación.
El periodista cultural debe, por tanto, ser público, primero; disfrutar de las expresiones artísticas, dejarse atravesar por las emociones que surgen de ellas.
Y bueno, en mi caso comencé escribiendo periodismo cultural tomando como referente a Cristina Pacheco. Me gusta su estilo desenfadado, sencillo, tan cercano y sin dogmatismo ni protagonismo.
Sin duda cada uno construye su estilo y decide quién y cómo comunicar, y en mi caso como periodista siempre he tenido como objetivo ser puente, nada más.
¿Cómo emerge del océano de tu experiencia de escritora y periodista el personaje de Danae en tu reciente libro “El Océano en mi oreja?
El Océano en mi Oreja es una novela intimista; surgió de la necesidad de contar, de evidenciar eso que las niñas, las jóvenes, las mujeres callamos: la violencia, las secuelas de la violencia. Son muchas las historias que me han llegado a lo largo de mi carrera y que se han quedado en un dato, en un número, o simplemente como un testimonio en mi grabadora. Era tiempo de trascenderlo.
Fue un trabajo minucioso para delinear los personajes, darles realismo, peso; plantarme qué quería contar, para qué, por qué; creo que mi formación como periodista me empujó a tomar la novela con rigor y seriedad, poniéndome horarios de trabajo y fechas de entrega; y me daba la sangre fría para borrar sin tiento lo que no servía.
También mi yo lectora tuvo mucho que ver, porque tenía una idea clara de cómo quería que sonara la novela, del tipo de descripción y de estructura que quería que tuviera y que son las que yo misma disfruto leyendo.
¿Cómo surgió la voz que te ha dictado al oído la historia del libro?
El inicio de mi novela dice “Para contar mi historia debo contar primero la de todos los demás, sobre todo la de ellas…”; y esto surgió de mi propia necesidad de contar mi historia, de entender quién soy, por qué, de dónde viene esta que soy.
Y creo que esa niña que fui, esa joven que fui y que pasaron por diversas vicisitudes de la vida, las que un día despertaron y dijeron quiero hablar, y hablaron.
¿Qué sensación te queda después de la presentación que viviste en la librería Rueca de Ghandi el 16 de noviembre en Xalapa, Veracruz?
De mucho cobijo, de mucha empatía y de que faltan espacios seguros para hablar de lo que sentimos. Fue una velada muy nutrida con muchas emociones a flor de piel, porque en la presentación se privilegió el espacio para que las personas asistentes pudieran compartir lo que sentían de los capítulos que se leyeron; y quienes se animaron hablar, compartieron un pedacito de su propia historia, y se dio en un ambiente de respeto y escucha. Fue muy especial. Sigo muy emocionada.
Sobre el Taller de periodismo cultural que se impartirá en Pachuca puedes proporcionarnos más información sobre el contenido
El taller se llama “¿Cómo contamos las historias? Herramientas de periodismo cultural”, y está pensado para aquellos que tengan interés en fortalecer su qué hacer como periodistas.
Contar historias haciendo uso de la narración permite conectar con las audiencias a través del lado humano de la noticia respetando la veracidad y evitando banalizar los hechos.
Algunos temas que se abordarán son:
1.- Elementos de la narración. Principio, nudo y desenlace: ¿son importantes?, ¿cómo se logran?, ¿qué significa contar una historia?
2.-Descripción, el condimento de una buena historia. Paisajes, sonidos, colores, sentimientos, ¿cómo hacer qué otro lo imagine? Si tú puedes sentirlo, el otro también.
3.-Narración. Existen muchas formas de contar una historia, todas dependen de tu personalidad y también del efecto que quieras lograr en el lector; sin embargo, todas tienen algo en común: una estructura lógica.
4.-Plumas a la obra. ¿Cómo saber qué compartir?, ¿qué es lo importante de mi historia?, ¿qué quiero lograr?, trazar el rumbo de nuestra historia es vital para llevarlo a buen puerto.
¿Cuál es la urgencia de actualizar las herramientas con las que se cuenta la cultura en México?
Considero que como toda profesión es necesaria una capacitación y actualización constante, sobre todo en un contexto sociodigital en el que la población consume contenido creado en tiempo real. Los periodistas nos enfrentamos al reto de la inmediatez y lo llamativo de las redes sociales.
¿Cómo percibes al gremio periodístico en materia de difusión y promoción cultural?
Los esfuerzos por realizar un periodismo cultural de calidad han ido creciendo; tal vez falta una mayor articulación e incluso como gremio repensar cómo hacemos periodismo cultural y hacia dónde avanzar para consolidar audiencias y espacios dentro de los mismos medios de comunicación.
¿Cómo visualizas el oficio periodístico en diez años?
El periodismo es una expresión humana más que está sujeta al devenir de la historia y a los procesos cotidianos.
Considero que en este contexto donde el sistema capitalista es más violento, ecocida y deshumanizante, el papel social del periodismo independiente toma realce como una herramienta de información y reflexión.
Sigue las redes sociales del Colectivo Pensamiento Libre.
*Egresada de la Facultad de Teatro en la Universidad Veracruzana es actualmente colaboradora en el Ayuntamiento de Xalapa desde la Dirección de Cultura además de fomentar la lectura a través de cuentos y capacitación docente.