Compartimos esta historia que piden publicarla para concientizar sobre el acoso
A propósito del mes de marzo donde se hace énfasis en la Violencia de Género hacia las mujeres, quiero contar mi experiencia para solidarizarme con todas las que han vivido algo similar y espero sensibilizar a otras mujeres para no permitir la más mínima acción violenta.
Fue un sábado, tenía 30 años y nos habían invitado a mis papás y a mi a la primera comunión de la hija pequeña de una amiga; ese fin de semana estaba mi hermana menor en la ciudad así que también iría al festejo.
En esa época estaban remodelando la casa y los albañiles eran educados o respetuosos al menos eso creía yo. A mi hermana y a mí se nos hizo tarde para ir a misa con mis papás y se adelantaron, nos bañamos con calma, recuerdo estar con mi hermana en mi recámara confiadas que por el compromiso familiar no irían los albañiles, ya que estaban avisados que no estaríamos.
Yo estaba ya con el vestido puesto sentada en la orilla de la cama, terminando de arreglarme y mi hermana de pie en ropa interior, cuando escuchamos pasos en la escalera, no tenía llave la puerta pero estaba cerrada, cuando de repente la abre “Mi Agresor” y quiere entrar diciendo -quiero decirte que me gustas, desde que te vi- palabras más, palabras menos, solo alcance tomar la toalla para cubrirme las piernas y le grite ¡está mi hermana desnuda no entres! tengo el flash back que ella se pegó al clóset, se cubrió con sus manos y él cuando la vio, salió corriendo.
Uno se queda en shock y tu cabeza empieza a pensar y ¿si mi hermana no hubiera estado? ¿pertenecería a la estadística de mujeres violadas o muertas?
No sé que me dijo mi hermana, no recuerdo si lloré, solo terminamos de arreglarnos y nos fuimos a la fiesta.
Cuando llegamos solo alcancé a decirle a mi mamá…El albañil tal se metió a la habitación, mi hermana estaba en ropa interior y cuando la vio salió corriendo, no recuerdo que me contestó, pero su reacción no pasó a mayores.
Si hubiera tenido la información que tengo ahora hubiera denunciado, pero también es el temor a represalias ya que él y su familia viven en la zona y mi agresor padece de algún trastorno psicológico.
Mis papás iban a hacer ejercicio muy temprano y me quedaba sola después de este incidente, los siguientes días, en cuanto ellos se iban, bajaba a la recámara de ellos y ponía un candado en una puerta y en la otra como no tenía otro candado, en el picaporte un destornillador, varios días se acercaba a querer entrar y pedirme disculpas, guardaba silencio no hacía ningún ruido y así fue pasando el tiempo.
Mi mecanismo de defensa fue esconder y evitar toparme con él, terminó la remodelación y sentí cierta clase de alivio pero era momentánea, sabía que caminaba hacía su casa y que podíamos cruzarnos, algunas veces lo vi de lejos y caminaba más rápido a mi casa o al coche y evitaba voltear, para mí si ya no lo veía él no existía.
Pasaron los años y la sensación de temor se desvanece, guardas en lo más recóndito de tu memoria ese pasaje.
Comprendo que es difícil ponerte en los zapatos de cualquier mujer que ha sufrido desde las miradas, los saludos que te hacen sentir incómoda hasta otro tipo de acciones.
A las mujeres nos castigan, nos juzgan, nos echan la culpa, pero quien no ha vivido la más mínima sensación de miedo o terror a lo que tu agresor pueda hacerte no lo entenderá,es más fácil decir pero ¿no te pasó algo? ya no lo vas a volver a ver, cualquier cosa me avisas.
Es injusto que alguien te quite la tranquilidad de poder caminar libremente y tener esa espinita de ¡por favor que no me lo encuentre! ¡que se olvidé de mí! han pasado años y solo pido olvidarlo y seguir mi vida.
Las reglas que dominan el mundo fueron creadas por hombres, es momento de cambiar esto #YoSíTeCreo