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Selene PADILLA DESGARENNES*

Comenzamos un nuevo ciclo con el 2025, cada persona con sus propósitos haciendo el balance de lo bueno y malo, nos preparamos para comenzar una etapa que nos trae tanto esperanzas como incertidumbre ante la ola de cambios que se van dando a nivel nacional y mundial.

Enero es el mes en el que los que somos católicos festejamos la llegada de los Reyes Magos que tienen pendientes a muchos pequeños de sus regalos el seis de enero y a todos en general para disfrutar de un pedazo de rosca de reyes, se cierran las actividades de diciembre y su servidora se llena de nostalgia, porque la Navidad es la época que más disfruta mi madre.

Nostalgia por todo lo que vivió en su niñez en Valle Nacional; Tuxtepec, por las mujeres trabajadoras que ahí vivieron y le dieron un cariño incondicional que no tiene precio.

Escribo estas líneas cuando llega a mi mente la canción de Maná Reloj Cucú deseando tener el tiempo atrapado en una botella para sentir una vez mas esos viajes de seis horas de interminables curvas dormida en el regazo de mi madre al son de grito de apúrele chofeeerrrr……¡¡Valle Vallle!!

Era tan bonito ser tan pequeña y sentirme protegida por mi abuela, una mujer veracruzana de carácter muy fuerte pero sumamente cariñosa, el tiempo ha ido borrando lentamente los largos cuentos llenos de belleza que compartía conmigo.

Doña Carmen Cadena era dulce como su aspecto, aunque dentro de ella existiera un toro invencible que peleaba por los que amaba sin descanso, ella siguió a mi abuelo a Valle Nacional porque la dejaba ser, la amaba con su personalidad fuerte y la describía como un ángel con cabello hasta las corvas.

Doña Carmen es mi raíz y ella hizo de mi madre una mujer trabajadora, incansable y guerrera con un gran talento para cantar, talento que descubrió teniendo solo ocho añitos en el coro del templo del pueblo, se ganaba un peso que llevaba muy orgullosa a casa para compartirlo con su familia.

Las personas del pueblo al saber que estaba ahí le decían…. Chabelita venga a cantar la misa por favor.

Yo la veía lavar ropa y trastes mientras cataba cuando se me ocurrió hacerle esta pregunta ¿Mamá por qué siempre estás cantando?, hasta el día de hoy no olvido su respuesta porque cantar quema mis penas.

Mi madre junto con mi abuela me hizo lo que soy hoy, las recuerdo haciendo buñuelos en el patio con unas mesas grandes, amasando masa para los buenos, las ollas de tamales de especias, los tacos de pepesca, los camarones y los plátanos verdes fritos que una de ellas describía como la alegría de valle nacional.

Las manos de tía esperanza no dejaban de cocinar empañadas esponjosas son el queso mas delicioso que se pudiera probar.

La emoción del rio con remolino que te reiniciaba con su helada agua asustando el terrible calor en el niños y jóvenes daban paso a las guerritas de bolas de arena, clavados, risas todo era favorable al juego.

En diciembre los niños se vestían de angelitos para desfilar por todo el pueblo mi abuela se dedicaba a armar las alitas blancas para todos los niños del pueblo, recuerdo que al verlas y saber que se las habían encargado lloré porque no había unas para mi y me dijo mi niña no llore ahorita mismo hago las tuyas y dicho y hecho desfile con todos los niños por todo el pueblo, las vecinas me cargaban para cantar la rama: “Naranjas y limas y limones más linda es la virgen que todas las flores ¨

Su servidora comienza el 2025 con mucha nostalgia; usted querido lector ¿Cómo lo comienza?

 

*Comunicóloga con Maestría en Habilidades Empresariales, locutora y actriz.

FB: Selene Padilla Desgarennes

 

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