Karla MARTÍNEZ DE AGUILAR
Fotografías: Jorge Luis Plata
Locación: Palenque Casa Xhiini Rey / Las Salinas
SAN BALTAZAR GUELAVILA, TLACOLULA DE MATAMOROS, OAX.- Para Octavio Salvador Martínez haber nacido y vivir en su comunidad es un privilegio que le ha permitido realizar proyectos que inciden dentro y fuera de esta. Octavio es profesor de educación indígena, magueyero-mezcalero, promotor de la lengua zapoteca, con su marca Xkaldob Sueños Maguey busca compartir en cada sorbo de mezcal la historia, la cultura y lo mágico de esta bebida de los dioses.
Octavio Salvador Martínez es un soñador, las vivencias a lo largo de su vida te hacen querer recorrer su palenque, conocer el origen del mezcal, degustar mezcales únicos y endémicos de su comunidad.
La formación profesional de Octavio Salvador Martínez como investigador independiente, maestrante y defensor del zapoteco, le ha llevado a promover en el estado talleres de juegos y juguetes tradicionales, revitalización lingüística de las lenguas maternas zapoteco y mixteco. Realiza una importante labor comunitaria, como la siembra de semillas silvestres de maguey, mezquite y enebros para fortalecer las raíces ancestrales del valle de Tlacolula.
Soy indígena zapoteco de San Baltazar Guelavila, Tlacolula de Matamoros, Oaxaca. Mi comunidad me ha brindado todo porque de ahí es la tierra y el agua para que yo siembre maguey y cultivar los alimentos que tenemos; también me ha brindado todas las oportunidades para dedicarme a lo que me apasiona y le he retribuido con mi servicio cada vez que me han hecho un nombramiento, nunca los he rechazado. En San Baltazar se respeta la tierra y los recursos naturales son de todos.
Provengo de una familia campesina. Mis abuelos, materno -Juan García- y paterno
-Mariano Salvador-, fueron mezcaleros, a diferencia de mi papá Justino Salvador Melchor, que es artesano, magueyero y campesino, siembra maíz, frijol, calabaza. Considero que mi papá siempre ha sido emprendedor, trabaja aún en telar de pedal y anteriormente procesaba las pencas del maguey para obtener ixtle, que luego transformaba en mecate entre otras artesanías y mi madre -Luisa Martínez García- ha sido tejedora de petates de palma, por lo que provengo de una familia de trabajos.
Mezcalero por vocación
Soy mezcalero en mi momento, pero vengo de familia mezcalera. A la edad de 13 años, por aventura con mis primos, recolectaba con ellos magueyes Tobalá y tepeztate. Y por motivación de mis padres estudié. Mientras cursaba el bachillerato, los fines de semana me dedicaba a la siembra y limpia de magueyes. Después, ingresé al magisterio por vía del curso de inducción a la docencia, ya que cumplía con los requisitos de tener buen promedio y hablar una lengua materna. Fui al curso de inducción durante 10 meses, después cursé la licenciatura para obtener mi título. La lectura fue fundamental en ese periodo, ya que combinado con la práctica y tomando en cuenta que en el nivel educativo de los pueblos originarios implementaron las “Guelaguetzas Pedagógicas”, en los temas de exposición me enfoqué en el maguey. Realicé una recopilación de los magueyes en mi comunidad. Hace 2 años empecé a fortalecer la siembra de maguey y hace ya 15 que me inicié en la producción de mezcal. Los que radicamos en Guelavila siempre convivimos y vivimos en comunidad, si hoy visito a un amigo y me dice “estoy horneando maguey”, le ayudo; si otro está destilando pasa lo mismo, y con mis abuelos Juan y Mariano aprendí, así decidí ser mezcalero. Comencé a hacer mis pruebas de mezcales ancestrales en olla de barro y cuero de vaca, sacamos nuestros primeros lotes de 4 litros, los íbamos probando y con un pequeño ahorro compré un alambique, con eso iniciamos nuestros primeros lotes orgánicos sin descuidar la educación. Hoy, en mi palenque, me visitan alumnos de preescolar, primaria, bachillerato y de universidad, o extranjeros que hacen investigaciones.
Xkaldob Sueños de Maguey
Al ser trilingüe, busqué un nombre que le diera sentido a mis anhelos, y si maguey es dob, dentro, del maguey nacen sueños por hacer, por vivir, por cumplir, así nombré a mi marca de mezcal Sueños de Maguey “Xkaldob”. Hace 12 años iniciamos este proyecto con marca registrada para difundir e incentivar el consumo de mezcal joven artesanal, proveniente de agaves silvestres endémicos de Oaxaca, manejamos 25 tipos de mezcales. Con los únicos que podemos producir mayor cantidad es con el Espadín, Tobalá, Tepeztate, Coyote y Lumbre, de los que tenemos plantíos, todos los demás es bajo previo consentimiento y autorización de las autoridades locales para cortar, porque hay magueyes que los protegemos bastante como el Cucharilla, Xhuni, Dziz, Bdiow, Pulquero, Tobaxiche o Jabalí para garantizar el control del corte de ciertos agaves y evitar se extingan.
Xkaldob es una marca con historia, con mucha tradición y cultura, y no cualquiera tiene la oportunidad de tomar mezcal de un maguey del que solo se producen 10 litros. Todos los que van a la comunidad visitan el palenque, llegan y escuchan la historia y tienen la posibilidad de tomarse uno de los mezcales endémicos de nosotros y de la comunidad.
Es un palenque comunitario donde la solidaridad es uno de sus valores principales. Las puertas están abiertas para todos aquellos que quieran conocer el proceso de elaboración del mezcal, compartimos los conocimientos con pláticas y cursos.
En la Casa Xhiini Rey (Casa Hijo del Rey), podrás admirar el mural que plasma la historia de esta tierra y la del mezcal, degustar una copa de mezcal con algún platillo tradicional de la cocina de humo que forma parte importante del entorno. El mezcal gira en torno a la comida y las pláticas con los amigos, que van desde las historias de felicidad hasta las de la tristeza que culminan con un brindis.
Y un eje importante dentro de la sostenibilidad para la producción de mezcal es la siembra de mezquite, la cual ya comenzamos y en dos años veremos los resultados para ya no talar más árboles y ocupar esta leña.
Mezcal con historia y cultura
Cuando mi abuelo materno producía mezcal, mi papá lo llevaba a vender a la ciudad de Oaxaca, junto con sus artesanías. Y hubo una época donde era prohibido sacarlo de la comunidad, se encontraban con retenes o los inspectores revisaban e, incluso, a otros productores les tiraban su producto porque no pagaban impuestos, existía un cacicazgo donde solo algunos tenían derecho de vender mezcal. Esa es una historia oculta.
Muchos productores quieren estar en la formalidad y legalidad, estar establecidos como empresa para poder pagar impuestos, pagar los análisis de laboratorio para certificar el mezcal, etc. El gran problema es que son pequeños productores de comunidades alejadas, hay palenques que trabajan por temporadas únicamente, no cuentan con infraestructura y recursos para cumplir con todos los trámites que se piden.
La norma que rige la elaboración del mezcal en México no acepta producciones de pequeños lotes de 10 litros y ciertos agaves endémicos de pueblos originarios, no existen dentro del catálogo nacional, por ello muchos productores solo vendemos directamente al consumidor.
En el Clúster del Mezcal estamos adheridos varias marcas y organismos que venden servicios, pero se está olvidando al sector magueyero, que recibe el golpe directo cuando la venta de maguey baja. Este 2024 estamos pasando por una situación muy crítica porque en un centro de consumo el precio de tomar mezcal es alto, pero el precio del kilo de maguey a un productor antes estaba en 15 pesos, ahora, está en 5 pesos.
La lucha por los magueyeros
Falta apoyo real a los magueyeros, si soy magueyero tengo derecho a ser mezcalero y hay quienes son solo mezcaleros y hay quienes son ambos.
Quienes son magueyeros son los paisanos que están en comunidades retiradas que necesitan que se les lleve información, asesoría y que tengan acceso a la información sobre cómo se mueve el mercado del mezcal. Hay un sector que va a las comunidades, compran maguey a un precio elevado y se lo llevan fuera del estado, entonces, los paisanos siembran el triple porque vendieron bien y cuando su maguey está listo en el momento de producir el precio está bajo y tienen que malbaratar su maguey.
Por eso, a ti campesino, magueyero y productor originario me dirijo: ¡vamos a empujar algunas iniciativas que volteen a ver al principal eslabón de la cadena productiva que son los magueyeros! Nosotros no contamos con la certeza del precio de la materia prima, apoyos o un seguro por plagas, inundaciones, robo o incendios A mí me tocó dos veces ver que se incendiaran los terrenos donde hay maguey y que de 100 plantas se muriera un 30%. Ante esa pérdida ¿a quién pides apoyo? Debemos organizarnos como nos ha enseñado la historia de los pueblos, comunalmente, porque el Estado no estará para nosotros, sólo si puede utilizarnos como una atracción turística. Eso no lo podemos permitir.
El sector magueyero como cualquier otro sector tiene derechos y tienen que salir a flote, tienen que ser visibilizado. Mi anhelo es que se cree un mapeo de las variedades endémicas de Oaxaca para darle una denominación de origen. Así sabremos qué maguey es de la ruta de Miahuatlán, Sola de Vega, Tlacolula, Matatlan o San Baltazar Gelavila, porque me ha tocado salir del estado y ver magueyes de Oaxaca como Tobalá, Cuish o Pulquero en otros lugares. Y me pregunto ¿Cómo pasó esto? ¿Cuándo llegó ¿Quién lo trajo? Se tuvieron que meter a una maleta en un avión para llegar a tal lugar y van a empezar a pelear la denominación de origen y en un futuro será una grave problemática para los oaxaqueños, tenemos que estar unidos, como paisanos de una misma causa.
Estoy listo en iniciar la lucha a lado de los jóvenes, mujeres, hombres y adultos indígenas que están en el olvido. Por ejemplo, estoy seguro de que necesitamos una universidad que atienda a las necesidades de las poblaciones, impulsar las ligas deportivas indígenas de básquet bol y fútbol en las zonas zapotecas del Valle de Tlacolula. Contamos con talentos que nadie ha focalizado, se tiene una tarea comunal con los pueblos originarios para el logro crear el colectivo de las necesidades, de la resistencia y reivindicación de sus luchas ancestrales de autonomía y autodeterminación, ¡no más simulación ya estamos en organización!