- POR ALFREDO ARNOLD MORALES. Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara
En el deporte, principalmente en las carreras de 100 metros libres y en el nado de 50 metros, existe un movimiento de tal importancia que puede ser factor decisivo en el resultado de la competencia. Se trata de la “salida”, que generalmente pasa inadvertida para el público. Se realiza en segundos y exige toda la concentración del participante.
Para el corredor es crucial la posición agachada, los pies apoyados en el partidor, los dedos en forma de V, la mirada baja, la rodilla que se levanta, la pierna que se extiende, entre otras habilidades. Y para el nadador, la posición de preparado, el tirón, el impulso, el vuelo, la entrada al agua, el deslizamiento, la propulsión y salida a la superficie. En ambos casos, el oído debe estar conectado con la acción para arrancar exactamente cuando suena el balazo que da la voz de “¡fuera!”.
La salida es tan importante que cuando un competidor la hace incorrectamente tiene que repetirse para todos. Cuando esto ocurre, el que se equivocó suspira de alivio por la nueva oportunidad. Pero no siente lo mismo aquel que hizo una salida perfecta que lo colocó, aunque sea por escasos centímetros, al frente de todos. Esos centímetros pueden ser la diferencia entre el oro y la plata.
Todos regresan al punto de partida y la carrera tiene que volver a empezar.
En esta experiencia deportiva encuentro una clara analogía con lo que sucederá cuando la crisis sanitaria por el Covid-19 haya dado paso a la recuperación económica, sobre todo en el caso de los jóvenes emprendedores.
Algunos nuevos profesionistas decidieron crear una pequeña unidad productiva cuando egresaron de la carrera y les ha ido bastante bien. En cambio, otros que hicieron lo mismo no tuvieron el éxito esperado y desistieron.
Inesperadamente, la cuarentena sanitaria hizo las veces de una “salida en falso” para los emprendedores. Muchos que ya estaban levantando el vuelo han tenido que cerrar o por lo menos descapitalizarse a causa de la falta de ingresos y el pago de rentas, salarios y otros gastos. Esto hará que todos ellos regresen al punto de donde partieron. Para la mayoría, el escenario es el de volver a empezar.
La situación, por injusta que parezca, ofrece al mismo tiempo la posibilidad de que regresen a competir aquellos que no tuvieron una salida afortunada.
En esta nueva etapa será crucial la actitud que adopte cada participante. Cada uno tendrá experiencias diferentes, pero sabe en qué se equivocó, qué le hizo falta, o, por el contrario, qué ha estado haciendo bien para retomar el camino e incluso hacer mejor las cosas.
Como cuando egresaron, el piso vuelve a estar parejo. Una nueva oportunidad para unos; recuperar la delantera, para otros. En ambos casos, hay que enfrentar el reto con las virtudes que distinguen a los jóvenes: fortaleza, inteligencia, preparación académica, alegría, con una gran actitud y mucha fe en Dios.
En sus marcas… listos… ¡que regresen con mucho éxito!