Jasmina Hartiana
Tengo que confesar algo me gusta, no más bien me encanta, ponerme en el lugar de la víctima. Sí, soy la que se tira para que la levanten. Quizá sea algo relacionado con mi carta astral. Y si hablamos de sacrificio soy la que se lleva el primer lugar y no me refiero a este dar que proporcionamos las mujeres para nutrir, cuidar y ver crecer algo. Me refiero a que me convierto en carne de carroña para que los abusivos puedan degustar. Me costó muchos años reconocerlo y también dinero en terapia para darme cuenta. Basta ver a mi ex que estando separados seguía intentando sacar algo de ganancia de mí. Yo lo sé es vergonzoso, pero es real y no creo que sea la única en el mundo, de hecho, tengo la habilidad de detectar en micro segundos a las otras encantadoras víctimas.
No debo negar que se vuelve en una situación adictiva y es que resulta muy placentero que los demás te vean como la “pobrecita” del cuento. Digo, quedas como la buena, la linda y sobre todo la estúpida. ¿Cómo logre salir de ahí? Bueno.. luchando con ello para no mentirles. De alguna manera me di cuenta que permanecía atrapada en un lugar, que no podía avanzar y que mi camino dependía de las decisiones de los demás, incluso si ellos no querían entrar en ese juego víctima victimario. También, debo reconocer que me sentí algo idiota y que probablemente esta es una de las razones mas poderosas que me hizo cambiar. Otra que se trataba de un lugar de dos polos en el que yo transitaba de ser la “pobrecita” a ser la “villana”. Y esto no es rollo mío solamente, las victimas suelen convertirse con el tiempo en victimarios. Pensemos en un caso muy actual; Israel, los judíos fueron llevados casi al exterminio en la segunda guerra mundial, su historia se ha contado de muchas maneras y ahora los vemos muy a sus anchas cometiendo genocidio en contra de los palestinos. Desde mi sicología simple y poco estudiada he llegado a la conclusión de que tan solo recorrieron el camino hacia la otra esquina. La única diferencia con los judíos y palestinos, es que con los primeros no nos enteramos de lo que sucedía hasta que la guerra termino. Y hoy en día lo vivimos prácticamente en vivo en nuestras pantallas. Lo que para mi resulta mas aterrador, por que nadie hace nada, ni la ONU, ni la Unión Europea, nadie. Todos estamos como espectadores viéndolos morir de hambre y no hacemos nada.
Así que ha todos aquellos que al igual que a mí les encanta enredarse en el papel de pobretón les sugiero que lo piensen dos veces antes de comenzar un nuevo capítulo de su propia tele novela. La rueda de la fortuna gira, gira y vuelve a girar y el lugar en el que nos coloca es el menos deseado, créanmelo. Créanme todo el coraje que necesitamos vive ahí dentro de nosotros y el villano mas peligroso también.
- Soy fotógrafa y cuentista. Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutú. jazminahartiana@hotmail.com