SenderosOax
Sabía que algo iba a pasar en ese lugar. Tus apariciones no son casualidad, eres un fantasma que elige ese tipo de momentos para manifestarse.
Mediados de octubre. Pasaba Zaachila rumbo a Zimatlán y la tarde comenzaba a caer. Me detuve a la orilla del camino y comencé a caminar por el campo. El maíz ya había sido cosechado, quedaban los restos de cañuela en el suelo y alguna que otra mazorca tirada por ahí, pero eso no es lo que buscaba, buscaba el cempasúchitl para exorcizar algunos recuerdos.
Quizás yo te invoco. He aprendido que una vez que el aire se pone frío y una sombra se desplaza desde algún rincón significa que has llegado. Quizás yo te invoco.
Pasé un pequeño panteón, lleno de árboles – un buen lugar para descansar – pensé. Unos pasos más adelante, el aire frío, la sombra y… te vi, como si nada, jugando y riendo como antes. Casi sonrío, pero apenas recordé que no eras tú sino tu recuerdo, el gozo se fue y decidí apresurar mis pasos.
Llegué al campo de cempasúchitl, los colores amarillos y naranjas brotaban con suma elegancia y belleza en un campo que descansaba después de la cosecha. También había borlas magníficas de “cresta de gallo”. No las había visto antes en pie, me sorprendió la altura que alcanzan erguidas, con gran garbo y orgullosas de su belleza.
Esos colores tan vivos contrastan con los tonos ocres de la temporada. Las líneas amarillas van pintando los campos que se regocijan de estos colores, como si supieran que cierran el ciclo y dan pie a un descanso, también la tierra merece un descanso.
Te vi de reojo, te acercabas, sabía que si me lograbas rozar siquiera, estaría perdido, sucumbiría. Pero alcancé a cortar las flores con el permiso del suelo y del cielo antes de que me tocaras, me fui rápido.
En casa, coloqué las flores en el altar. Por la noche, frente a este, apenas iluminado con la luz de una veladora empecé a conversar contigo y tu ausencia. Quizás yo te invoco. El cempasúchitl ha logrado su cometido, ha marcado el camino, ha llenado esa atmósfera con un aroma especial que se mezcla perfectamente con todos los demás elementos de la ofrenda. El aire frío, tu sombra, pero esta vez es el lugar y el momento adecuado, no hay temor. Platicamos un largo tiempo, comimos y bebimos. Entre risas me despedí de ti…hasta el próximo año.
Brújula. En los Valles Centrales de Oaxaca puedes encontrar, hacia el mes de octubre, sembradíos de flores de cempasúchitl y “cresta de gallo”. Los puedes encontrar, partiendo de la ciudad de Oaxaca hacia Tlacolula, hacia Zimatlán e incluso hacia Etla.
- Promoción y difusión del ecoturismo en Oaxaca. @senderosoax