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            El hecho noticioso nunca debería dejar de ser la procedencia de los recursos, si no es así, sí estamos ante un adversario del presidente.

Nora VILLEGAS*

CDMX. –El pasado 27 de enero, Mexicanos Unidos contra la Impunidad y Loret de Mola, presentaron como investigación periodística una perorata dramatizada con música y efectos auditivos, repleta de juicios y adjetivos a través del medio de comunicación Latinus, en donde Loret de Mola es el periodista de la casa, información sobre la residencia en Houston en donde vive José Ramón López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En el video titulado “Loret Capítulo 69”, a la pura manera de las tías solteronas de mi pueblo, pretendieron inclinar la balanza de la opinión pública y generar el consiguiente pensamiento de los ciudadanos “¿pues no que el presidente está a favor de la austeridad republicana y en contra de las personas a las que les va bien, dice Loret?”.

El “trabajo de investigación” presenta fotografías de los interiores de la casa, menciona las características de la propiedad, el precio de 371 mil dólares, que equivalen a 7.4 millones de pesos, nada comparable con los 86 millones que costó la casa de La Gaviota en Las Lomas de Chapultepec. El inconsciente colectivo nos condujo directamente al desagradable episodio de La Casa Blanca, aquella mansión que compró Angélica Rivera en la Ciudad de México a un precio descomunal y con recursos de dudosa procedencia.

Cualquier periodista en su sano juicio, antes de iniciar cualquier trabajo que tuviera la intención de exhibir los excesos de la residencia en Houston del hijo del presidente, tendría que haber hecho esta simple, pero necesaria comparación: La Casa Blanca de Angélica Rivera versus la residencia en donde vive José Ramón López Beltrán.

Y es justamente en este momento de la reflexión y la crítica a la que pretende encausarnos Loret, en donde yo aprovecho para dar un repaso a mis apuntes de fundamentos básicos de periodismo: no porque queramos permanecer en el discurso de “pero ellos robaron más”, ni porque queramos defender a ultranza al presidente, sino por un obligado rigor periodístico que nos exige responder a las preguntas ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿por qué?.

 

Además de música dramática y los precios promedio de la zona habitacional en donde se encuentra la residencia de la esposa del hijo del presidente, al “trabajo de investigación” le añadieron los datos del propietario anterior Keith Schilling, propietario de Baker Hughes, compañía petrolera que tiene contratos vigentes con el gobierno del López Obrador, sin omitir mencionar que es la empresa que vende compresores y turbinas para la nueva refinería de Dos Bocas que está construyendo el presidente en México en el Estado de Tabasco.

Loret debería saber que cualquier periodista con un mínimo de instrucción en el oficio, encontraría el motivo noticioso, no en las características de la construcción, el barrio y el costo; sino en la forma en la que se obtuvieron los recursos para adquirirla. Seguramente, esa información lograría cumplir el objetivo de sospecha que quería sembrar entre los mexicanos.

En su reportaje, Loret asegura que la esposa de José Ramón, Carolyn Adams, ha trabajado en los últimos años en industrias como Shell, la empresa que vendió al Estado mexicano la Refinería Deer Park, es decir, que la nuera del presidente adquirió las residencias de Houston con recursos de su trabajo en la industria petrolera, lo cual suena bastante aceptable y hasta lógico.

Nada que ver con la procedencia de los recursos a disposición de La Gaviota para comprar una residencia en la Ciudad de México, de hecho, ni sumando el precio de ambas casas en Houston y la camioneta Mercedes Benz que usa la pareja, dan los más de 80 millones de pesos que gastó la primera dama del sexenio de Enrique Peña Nieto.

El hecho noticioso nunca debería dejar de ser la procedencia de los recursos. Analizar periodísticamente, requiere forzosamente fundamentar, documentar lo que se informa; no solo mostrar información a tontas y a locas, sin el hilo conductor que requiere una investigación periodística, la información debe servir socialmente, responder a los intereses generales de la sociedad, ¿a quién le sirve saber cómo vive José Ramón López sin saber cómo obtuvo los recursos para vivir así?.

Las especulaciones, así como dirigir malintencionadamente a la opinión pública, discúlpeme señor Loret de Mola, pero eso sí describe a un adversario político. Y entonces el presidente López Obrador tiene toda la razón y usted es simplemente un informador que recibe dádivas de una clase privilegiada en contra de la Cuarta Transformación.

*Periodista egresada de la UNAM. Amplia experiencia en el campo laboral más por necesidad que por convicción. Amante apasionada de las causas perdidas, de las buenas historias, de la vida, la libertad y sus enjuagues. norvill_23@yahoo.com.mx

 

 

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