Armando EBOLI*
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS.- El juicio en Brooklyn contra el ex secretario de seguridad pública Genaro García Luna, es bastante incómodo para la clase política mexicana, para la pasada y también para la que actualmente gobierna. En el banquillo, está el Estado mexicano; el desfile de testigos que fueron funcionarios del Estado y que hoy son condenados por narcotráfico en Estados Unidos, ha empezado con el ex secretario de Finanzas de Coahuila, Héctor Villarreal y ha seguido con el ex fiscal de Nayarit Édgar Veyta. El primero acusó a Humberto Moreira de conectar a Genaro García Luna con el periódico El Universal para promocionar su imagen como secretario de Seguridad. El segundo acusó al expresidente Felipe Calderón y al ex gobernador de Nayarit, Ney González, que ya tiene órdenes de aprehensión. Tanto Felipe Calderón como Humberto Moreira han desmentido lo dicho en el juicio.
Es un poco vergonzoso que los trapos sucios no se estén lavando en casa, pero un juicio con tantos implicados de peso, directa o indirectamente, parece hubiera sido imposible de realizarse en el país. México ha dejado a Estados Unidos ser quién juzgue a su clase política, confía más en sus instituciones que en las propias.
Lo cierto es que desde el vergonzoso episodio con Florence Cassez y el montaje televisivo, en México ya hemos decidido que Genaro García Luna es culpable de cualquier cosa que se le acuse. Lo vimos ser desmentido por la misma Florence Cassez en televisión nacional y es difícil recuperar algo de credibilidad después de aquello. Cualquier sentencia ex culpatoria sería muy mal recibida en el ambiente nacional, por eso el gobierno se ha mostrado cauto. Denostar a los tribunales mexicanos es ya tradición, pero ofender a los tribunales estadounidenses puede entorpecer la relación México-Estados Unidos. Ya AMLO expresó su decepción por el cauto testimonio del ex embajador Anthony Wayne, pero no se podía sacar más de un diplomático.
En el juicio primero se tendrá que probar que efectivamente el cártel de Sinaloa fue beneficiado durante la gestión de García Luna, y luego que ese bien se realizó en beneficio personal de García Luna y no como parte de una estrategia de combate contra el narcotráfico más grande. Después, tendrá que explicarse su rápido enriquecimiento como funcionario público y finalmente, conectarlo a los cargos de tráfico de droga que se le acusa.
Que el narcotráfico lleva tiempo infiltrado en varias partes del Estado mexicano se sabe, y basta con revisar la lista de testigos exfuncionarios en el juicio, tener a un ex secretario federal en el banquillo es bastante escandaloso y aunque desde la presidencia lo han querido encapsular como un problema de los sexenios panistas, también nos hace ver con mucha desconfianza a los funcionarios actuales, por ejemplo el actual gobernador de MORENA en Tamaulipas y los fuertes rumores de su conexión con el cártel del Noreste.
*Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y pasante de la maestría de Periodismo Político por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Interesado en relacionar arte con política. De gustos altermundistas pero acostumbrado a vivir en un mundo neoliberal.