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Efraín Paulino MARTÍNEZ MIRANDA*

PUEBLA, PUE.- Visitar Oaxaca durante la Semana Santa es una experiencia maravillosa. Sin duda, es una de las máximas tradiciones que se viven en lugares con una historia colonial y que, en este estado, se preservan muy bien. Además, es un gran momento, al igual que en la Guelaguetza, de tener un acercamiento con las diferentes culturas de las ocho regiones que convergen en el centro histórico de la ciudad, a través de muestras gastronómicas, dancisticas, musicales y artesanales.

Oaxaca está posicionado como un destino turístico clave para el país, debido a la gama de experiencias que se ofrecen. Dentro de estas experiencias, se encuentra la producción artesanal que se mantiene viva, gracias a la preservación de distintas técnicas en las comunidades originarias. Según datos oficiales de la Secretaría de Turismo del Estado de Oaxaca, en el año 2023 llegaron 5.6 millones de visitantes nacionales e internacionales al Estado, dejando una derrama económica de 19 millones de pesos.

Al mismo tiempo, de acuerdo con los resultados de la Cuenta Satélite de la Cultura de México (CSCM) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Oaxaca es el principal productor de artesanías del país. Este sector representa el 6.4% del Producto Interno Bruto (PIB) del estado por encima de la media nacional de 2.9%.

Dentro de las distintas expresiones del arte popular de Oaxaca, la producción textil es una de las más representativas ya que las técnicas de tejido en telar de cintura o pedales y de bordados y brocados, están vivas, gracias a la herencia del legado intergeneracional y al arraigo a la identidad de las comunidades.

Para la producción de los textiles se utilizan procesos manuales y complejos que implican una inversión considerable de tiempo y recursos. Desafortunadamente, el sector artesanal y específicamente el textil, está siendo afectado por la invasión de indumentaria e insumos textiles, como las telas sublimadas de bordados, que plagian las iconografías e incluso técnicas tradicionales. Uno de los efectos de que no haya control sobre lo que se comercializa en Oaxaca y que en gran medida son productos de origen chino que compiten deslealmente, es que de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el 2023 hubo una disminución del 7.8% en el número de artesanos y trabajadores en la elaboración de productos textiles.

Es cada vez más común encontrar en el centro histórico de Oaxaca vendedores ambulantes, quienes venden blusas con iconografías plagiadas de los bordados de comunidades oaxaqueñas, chiapanecas e hidalguenses. La producción masificada de estos productos es evidente, debido a la cantidad de vendedores que se encuentran en puntos estratégicos como el andador Macedonio Alcalá o el parque El Pañuelito. Incluso, durante celebraciones como Semana Santa, la Guelaguetza o Día de Muertos, se puede observar que los mismos ambulantes hacen sus propios tianguis para vender copias de los textiles tradicionales. Es imposible no asumir que el gobierno es permisivo para este tipo de comercialización.

Al mismo tiempo, es importante que exista el compromiso de los servidores turísticos en el fomento de buenas prácticas de consumo y de valorización de la producción artesanal. De acuerdo con datos de SECTUR Oaxaca, la ocupación hotelera en promedio fue de 41.23% y los principales destinos fueron Oaxaca de Juárez y Huatulco. La oportunidad que se está dejando pasar es aprovechar los espacios de alimentos y hospedaje, para brindar la información correcta a los visitantes sobre el reconocimiento de los textiles tradicionales y dónde comprarlos.

No es la intención erradicar el ambulantaje, esto es incluso parte de la experiencia de un lugar turístico, sin embargo, no está bien que no haya control sobre los productos que están vendiendo y aunque tienen el derecho a trabajar, no tienen derecho de insultar y humillar el trabajo de las comunidades artesanales que se esfuerzan por preservar sus tradiciones.

Los avances tecnológicos nos están sobrepasando y esto no quiere decir que invertir en tecnología esté mal. Lo que está mal es que se desarrollen máquinas que pretendan reemplazar técnicas e iconografías con tal de mercantilizar al máximo posible la identidad de una comunidad, aprovechándose del desconocimiento de los usuarios. Invertir en tecnología debería de representar facilitar procesos y mejorar herramientas de trabajo, no sustituir a las personas por una máquina.

Lamentablemente, cada vez se vuelve más complicado identificar un textil original de uno falso, sin embargo, las recomendaciones generales para ello serían:

  1. Preguntar sobre el origen y técnica de producción de ese textil. Si quien lo vende no sabe responder, entonces hay que ponerse alerta.
  2. Observar los patrones del diseño. Las máquinas computarizadas suelen bordar diseños iguales uno al otro, lo cual es complicado cuando se borda a mano o a máquina de pedales.
  3. Al voltear la prenda, se puede observar hilos sueltos o nudos que indican el inicio y fin de un bordado. Cuando está hecho a máquina, hay una línea continua que es difícil de evitar y es un gran indicador de que una persona lo manipuló. La máquina computarizada lo hace “perfecto”, lo cual es difícil de lograr cuando es artesanal.
  4. La prenda puede tener una doble tela por donde pasa el bordado a máquina. A veces los artesanos lo usan también para darle rigidez al bordado, pero no es común o suelten tener el cuidado de cortarla lo máximo posible para que no sea incómodo para el usuario.

Finalmente, consideremos que la gran riqueza textil de las comunidades originarias, tienen una historia y un legado histórico que pasa de generación en generación y que, como cualquier expresión artesanal, no es estática, sino que va modificándose de acuerdo con los intereses de las nuevas generaciones de artesanos e incluso de los patrones de comportamiento de los consumidores. Esto quiere decir que la innovación en el diseño de productos es una condición de la actualidad y, aunado al interés por mostrar abiertamente de manera física y digital, los textiles tradicionales, el riesgo es muy alto de que esta información sea usada indebidamente.

Por esto, es importante que como consumidores nos informemos y que respetemos el trabajo que hay detrás de todo lo que consumimos y, sobre todo, de las distintas expresiones artesanales. Cuando tengamos la oportunidad de visitar un sitio con una riqueza cultural tan arraigada como Oaxaca, valoremos el trabajo de las comunidades artesanales y démosle el lugar que merecen al consumirles directamente o buscando lugares que realmente ofrecen productos originales.

De igual manera, es necesario que haya compromiso por parte de la iniciativa privada y gobierno para impulsar políticas que resulten en la capacitación a los trabajadores del sector turístico, para que sean portavoz de buenas prácticas y embajadores de la riqueza cultural de Oaxaca.

 

*Apasionado de la industria textil y de la indumentaria en todas sus dimensiones. Dirigió Fashion Revolution México, plataforma de intercambio de experiencias y acciones hacia mejores prácticas de producción, comercialización y consumo en la industria. Actualmente, impulsa la sustentabilidad a través de proyectos sociales y emprendimientos como investigador y orientador de NODO de Innovación Empresarial en el Instituto de Diseño e Innovación Tecnológica de la Universidad Iberoamericana de Puebla.

 

https://www.milenio.com/estados/oaxaca-inicia-aplicacion-ley-sancionar-plagio-textiles

https://rosyramales.com/oaxaca-presente-en-original-encuentro-de-arte-y-textil-mexicano-2023/

https://www.inegi.org.mx/temas/cultura/

https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/profile/occupation/artesanos-y-trabajadores-en-la-elaboracion-de-productos-textiles

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