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SENDEROS OAX*

¿Por qué será que me gustas tanto?  Por alguna razón, siempre me hago esta pregunta en el mismo lugar, exactamente cruzando el umbral del atrio del templo de San Jerónimo Tlacochahuaya. Le hago esta pregunta a este lugar cada vez que vengo y cada vez que regreso; confirmo lo mucho que me gusta, sin entender muy bien por qué. Este es uno de esos sitios donde sientes que puedes jugar con el tiempo o que el tiempo juega contigo.

Todo se conjuga para lograr ese efecto en Tlacochahuaya. Una vez que tomas la salida al pueblo desde la carretera, entras de lleno en ese paisaje milenario de los Valles Centrales de Oaxaca: planicie, vastedad, montañas y un cielo azul inmenso lleno de nubes. Ese conjunto parece siempre, a cualquier hora, una pintura, una obra maestra.

Tlacochahuaya es un nombre sonoro, “lugar húmedo” es su significado y de su historia se conoce haber sido fundado por el poderoso guerrero Tochicahuala y que ahí mismo se hubiesen llevado a cabo las bodas de un hijo del rey Cosijoeza con la hija del señor principal del lugar, boda que tuvo un trágico final.

Seguramente, esa relevancia del lugar en tiempos de los poderosos señoríos indígenas fue la referencia para que, en este lugar, en la Colonia, se formara primero una encomienda y luego pasara a formar parte de la corona española. Precisamente el sincretismo de las culturas se aprecia perfectamente en el templo.

Si bien traemos los ojos ya hechizados por el paisaje, sufres un nuevo encanto al ver el interior de la joya que es el templo. Es inevitable que tu vista quede atrapada viendo esa bóveda de cañón decorada con decenas de flores de vivos colores, con una Santísima Trinidad que lo domina todo, viéndolo todo, viéndote a ti.

Los arcángeles sostienen las columnas de la bóveda que cubre el coro, otra área de riquísima decoración y que guarda, además, un órgano histórico que en este ensueño que provoca este lugar, nos parece escucharlo de tan solo verlo. Es de admirar también la belleza de los cuadros que se conservan, especialmente el de San Jerónimo, pintado por Juan de Arrué. Después de tanta belleza, volvemos al atrio, traspasamos el umbral, estamos ahora en la calle nuevamente.

Pensando en la pregunta inicial, reconozco que no lo sé, que quizá nunca lo descubra, pero siempre que pueda, volveré a Tlacochahuaya para intentar contestarla.

 

Brújula.

Tlacochahuaya se encuentra a escasos 30 minutos de la ciudad de Oaxaca rumbo a Tlacolula por la carretera Internacional (190).  Pasarás el Tule, luego la planta de PEMEX y unos pocos minutos adelante, descubrirás la desviación. En breve, estarás en Tlacochahuaya.

 

* Promoción y difusión del ecoturismo en Oaxaca. @senderosoax

 

 

 

 

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