Milka IBÁÑEZ*
CDMX.- He escuchado de esta serie por mucho tiempo, pero me negaba un poquito a verla, pero por fin me decidí y en serio, les puedo decir que me topé con una joya de la comedia, una joya de historia que llena el corazón y la mente sin pretensiones filosóficas.
El equipo de futbol inglés, el AFC Richmon, miembro de la premier league, máxima categoría de fútbol en Inglaterra, sufre cambios administrativos; el dueño del equipo se ha ido, dejando a cargo a su ex esposa Rebecca, quién se encuentra en un momento poco equilibrado a nivel personal, por lo que, con toda conciencia, ya sabrán por qué, contrata a Ted Lasso de entrenador, quien es famoso, pero no precisamente por su desempeño. 100% estadounidense para entrenar a un gran equipo inglés, con poca experiencia, todo suena a caos y los seguidores del equipo lo saben, la prensa lo presiona, a lo que este hombre solo llega a derrochar buena onda, desequilibrando y ablandando a todos.
La empecé a ver con poca fe, pensé “es una serie de fútbol X”, porque el fútbol me agrada, pero hasta ahí y que me cambian el panorama de sopetón. Los escritores Brendan Hunt, Joe Kelly, Bill Lawrence y Jason Sudeikis, hacen una de las series que se considera la más optimista. Desde la presentación de Ted Lasso, quien con un exceso de energía llega a una institución seca y cuadrada, se topa con el rechazo, pero él ataca ello desde algo que saca mucho de onda a la gente: con una sonrisa, amabilidad, empatía y sentarse a observar realmene a detalle al otro.
Llega a un equipo de fútbol multicultural, donde la violencia, el bullying y los egos hacen que el trabajo en equipo no generé sus frutos; ahí el primer reto de Ted y su compañero Beard es quebrar esa acorazada que ha permeado en ese “equipo” de fútbol.
Conforme avanza la serie, vamos conociendo a los personajes, no sólo a los principales, sino al team completo, lo que hace sumamente rico el abanico de subtemas que van desde la multiculturalidad que puede habitar en un equipo de fútbol de ese nivel, hasta viajes internos. No hay villanos, sino personajes humanos que van desarrollando personalidades según sus circunstancias y subjetividades. Cada cabeza es un mundo, una percepción distinta.
En general, la salud mental es algo que se toca muy poco. Suponemos siempre que se habla sobre el tema que deben ser cosas que toquen dramáticamente las drogas, el suicidio, etc. siempre brutal, pero aquí nos hace reflexionar a otro ninvel, a un nivel más común, pero no menos importante.
Los personajes nos van enseñando que las apariencias engañan, que la gente puede demostrar una cara, puede sonreír todo el tiempo, puede ser muy dura e indiferente, pero nunca sabemos lo que sienten cuando se cierra la puerta detrás de ellos, nunca se sabrá qué palabras se repiten por dentro su cabeza una y otra vez.
En Ted Lasso vemos eso, alguien que inyecta alegría, que ve en todos un diamante en bruto, una persona que apoya, porque su retribución es sentirse bien viendo los triunfos del otro, pero al final se encuentra solo, ansioso, debitilitado y se enfrenta consigo mismo, con sus fantasmas, con su pasado, con el terror de desmostrase débil y no feliz como todos piensan.
En serio, vayan a Apple Tv a ver las tres temporadas de esta serie, una serie bastante familiar, hermosa, desde el humor, desde la otredad que cada cabeza es un mundo y que todos, pero absolutamente todos, tenemos sombras que nos persiguen, y que el trabajo más duro es creer en nosotros ¡BELIEVE!
*Comunicación y Relaciones Públicas. Directora General 24 Risas por Segundo, Festival de Cine y Comedia.