Estos días con tantas noticias me he sentido triste y enojada y en silencio he intentado procesar todo esto que estaba pasando: niñas de 7 años y 9 meses desaparecidas, torturadas, muertas … Nuestras Mujeres, tan nuestras, tan cotidianamente muertas, muertas de miedo, muertas por salir a la calle, muertas de tristeza porque nadie las escucha…
Pero hoy con el tema de retirar el subsidio a FUCAM no puedo callar más y quiero alzar la voz por todas las mujeres que se atienden ahí y cuyas vidas corren peligro.
Fue en FUCAM donde atendieron y salvaron a mi tía de un cáncer tipo 3, fue ahí donde entendí la fortaleza de una mujer que se aferra a la vida, cuando uno lucha contra pronóstico, la esperanza se convierte en fe y en un deseo de disfrutar y pelear con entereza y alegría hasta el último aliento.
En ese lugar vimos partir a muchas y salvarse a otras. Debo decir que el trato siempre era acompañado de amor, entendimiento, respeto y dignidad como ninguno otro.
Es increíble tener un sentimiento que nunca había tenido, que es tan fuerte que se apodero de mí; no cabe duda que ser mujer es un deporte de alto riesgo en este país, si no nos matan en las calles o en la ineficacia de este proceso de justicia, nos matan por falta de atención médica. Se han preguntado ¿Cuánto cuesta una quimioterapia? ¿Cuánto tarda un paciente diagnosticado en ser atendido en instancias de salud como el Seguro Social o el ISSSTE? ¿Cuánto cuesta una operación para retirar una mama que un día alimentó a un ser humano y ahora solo produce veneno? ¿Cuánto cuestan los análisis para diagnosticar ésta enfermedad? ¿Cuánto vale nuestra dignidad? ¿Cuando valen nuestras vidas?
Señor Andrés Manuel: ¿Que tengo que hacer para que la vida de mis hijas, de mis tías, de mis primas, de mis amigas, de mi madre valgan algo para usted?
Quiero apelar a su sentido común, a su sensibilidad que no he sentido en las conferencias matutinas cuando los periodistas lo incomodan con preguntas… no quiero pensar que esa sensibilidad se perdió en campaña. Recupérela Sr. Presidente, porque nosotras las mujeres también queremos ver en un usted un aliado, recuerde a su madre, a su esposa; ayúdenos para sentir que vale la pena ser mujer en este país tan grande como lo es México.
Sr. Presidente, yo solo le pido un cachito de sensibilidad.
Autor: Alcar Aponte