Elsbeth LENZ*
XALAPA,VER.- Terminó el 2022 y con ello al parecer también el final de la furia del Covid19, que aunque sigue entre nosotros es mucho menos mortal, podemos convivir con él y ya el miedo al contagio ha disminuido en gran medida.
Han sido más de dos años de incertidumbre, miedo, desasosiego y un montón de sentimientos desconocidos hasta ahora por todos nosotros, que han desbordando nuestro ser, sin embargo, los que hemos sobrevivido, estamos muy agradecidos, pero tenemos secuelas emocionales de todo ese sufrimiento.
Muchas de las personas que conozco, aún no logran recuperar el sueño que antes llegaba con tanta facilidad, otras sienten ataques de pánico de la nada y por cualquier motivo, otras más aún no recuperan la paz luego de haber perdido a tantos amigos, familiares, compañeros y gente que uno amaba.
Yo en lo particular, siento una gran dificultad cuando me siento e intento escribir, ya no es como antes, ya no me pasan tantas cosas divertidas, ya no siento esa alegría por vivir y volcar todo eso en una página para compartir con todos ustedes, ese huracán positivo que habitó en mi durante tantos años.
No sé si volverá alguna vez a mi corazón, esa sensación de felicidad instantánea, sin que nada ocurra para provocarla, no sé si ese miedo lo incierto, se quedará por siempre instalado en mi, pero cada día que pasa intento recuperar mi esencia tanto como puedo, lo intento y no me rindo, porque si lo que me queda de vida, lo voy a vivir con este susto que me dejó la pandemia, mis años serán muy pesados y mis páginas en blanco, atravesarán mi vida como un estaca.
Y esa vida no la quiero, ustedes ¿cómo están?
*Mercadóloga de profesión y columnista por elección; apasionada de la razón y profunda admiradora de la coherencia, confieso padecer una profunda aversión al machismo
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