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  • Más del 50% de las mujeres asesinadas en México mueren a manos de su pareja o ex pareja sentimental.
  • El ciclo de violencia siempre es igual, identificarlo es ponerse a salvo.

Nora VILLEGAS*

CDMX.- “Mire a qué edad se me ocurrió hacer estas pendejadas”, preguntó pensativo y cabizbajo el otrora poderoso e influyente millonario, abogado y amigo personal de figuras como Genaro García Luna y Onécimo Zepeda; ahora sometido y encerrado en las galeras de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), acusado del feminicidio de su esposa Yrma Lydya Gamboa Jiménez, Jesús Hernández Alcocer.

En su declaración, el presunto asesino de la cantante Yrma Lydya, aseguró que la mató porque ella lo amenazó con tener relaciones sexuales con otro hombre si no depositaba en su cuenta la cantidad que ella le pedía mensualmente. Según la FGJCDMX, la pareja ya vivía episodios de violencia desde hacía algunos meses; incluso, ya existían carpetas de investigación en contra del abogado, iniciadas por denuncias que la misma Yrma Lydya realizó.

La violencia hacia las mujeres no distingue edades, condiciones sociales, económicas, políticas o académicas. Algunos medios de comunicación dan cuenta de las declaraciones que Yrma Lydya habría hechos meses antes de ser asesinada por su esposo y en nada son distintas a las declaraciones hechas por mujeres que viven otro tipo de circunstancias sociales, lo peor, es que tampoco la respuesta de la FGJCDMX es distinta, “ella otorgó el perdón” y con ese argumento esperaron a que fuera asesinada para actuar en contra del victimario.

Según los datos publicados en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), el 66% de las mujeres mexicanas, mayores de 15 años han sufrido algún episodio de violencia en algún ámbito de su vida, el 34% han sido víctimas de violencia física y el 41.3% han sufrido violencia sexual.

Las mujeres que han recibido agresiones físicas por parte de su pareja (43.9%) no presentan indicadores diferenciales de edad, condición social, económica, preparación académica o condición étnica; pero sí presentan similitudes importantes en cuanto al ciclo progresivo de la situación de violencia, el cual, según los especialistas, suele extenderse durante largos periodos de tiempo y tiene como principal síntoma que las mujeres no se dan cuenta que están inmersas en este ciclo, hasta que resulta demasiado tarde.

No esperemos hasta tocar fondo. Las agresiones físicas tienen un comienzo y podemos detectarlo; las descargas violentas suelen aparecer de la misma forma en todos los casos: hostilidad, reproches, celos, gritos e insultos; a estas descargas violentas les siguen explosiones físicas como empujones, jaloneos y golpes, lo que se acompaña de falta de compasión por el dolor de las víctimas y la necesidad de golpearla hasta quedar exhausto.

El arrepentimiento es también parte del ciclo violento. Los sicólogos aseguran que este comportamiento va desde la negación de lo ocurrido, hasta la solicitud sincera de disculpas y, por último, la promesa de que no volverá a ocurrir, porque él realmente está dispuesto a cambiar. Los violentos acompañan estas etapas con episodios de chantaje, amenazas de suicidio, promesas de iniciar terapias en pareja, estrategia que resulta muy atractiva para las mujeres que se han dejado llevar al ciclo de violencia, porque en esta etapa del proceso violento el hombre le ha otorgado el poder de la relación a ella y ha convencido a la pareja de que el amor siempre triunfa y que estarán juntos “en las buenas y en las malas”, a más de que la promesa de acudir a terapia juntos suele ser garantía de que realmente quiere cambiar. Este es el momento en el que usted obtiene su pase oficial al ciclo de la violencia, el cual le costará muchas decepciones y tiempo superar, cuando llegue a esta etapa, huya inmediatamente.

El desarrollo de una personalidad violenta es un proceso gradual y lleva años delinearlo. Comienza a edades muy tempranas con un rasgo infalible que es el intenso temor al abandono, así que prepárese, esto va para largo y se confunde muchas veces con “amor”. Con los años y las experiencias de vida, las personas violentas sufren perturbaciones y pesadillas durante el sueño, crisis de angustia, llanto y depresión; consumo compulsivo y excesivo de alcohol o drogas, tendencia a culpar a la pareja por su comportamiento indebido, cambios cíclicos en el estado de ánimo, comportamientos distintos en público y en privado, insultos que hacen referencia a su comportamiento sexual (le llama prostituta, ofrecida, puta, etc.).

La violencia se genera al interior del agresor. Las manifestaciones violentas son manifestaciones de dificultades emocionales de una persona que requiere intervención profesional o judicial, nunca la víctima tiene la culpa de sufrir maltratos y golpes, la víctima es responsable únicamente de identificar el ciclo de violencia en el que está inmersa y actuar en consecuencia.

No debemos tratar de ser la terapeuta de nuestro victimario. Los trastornos que llevan a un hombre a ser violento van desde el abuso de alcohol o drogas (entre el 40 y el 90%), celos patológicos, trastornos de personalidad como el comportamiento antisocial, límite, narcisista y paranoide, hasta distorsiones cognitivas, baja autoestima y déficits en las habilidades de comunicación y de solución de problemas, que requieren medidas penales y de tratamiento especializado que identifican las causas y definen el tratamiento y estrategias de intervención, que usted, por mucho que lo quiera, no conoce.

Ante cualquier tipo de violencia debemos buscar ayuda profesional y decidir hacer algo para mantenernos a salvo. Si usted decide quedarse al lado de su agresor, ya sea por dinero, por los hijos, por la casa, por la soledad o por cualquier circunstancia, ¡reflexione, su vida está en peligro!.

Frente a la Cámara de Diputados se llevó a cabo una cadena humana en contra de los feminicidios y la violencia de género, participaron diputados locales del partido Verde Ecologista. FOTO: CRISANTA ESPINOSA AGUILAR /CUARTOSCURO.COM

* Periodista egresada de la UNAM. Amplia experiencia en el campo laboral más por necesidad que por convicción. Amante apasionada de las causas perdidas, de las buenas historias, de la vida, la libertad y sus enjuagues.

norvill_23@yahoo.com.mx

 

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