Milka IBAÑEZ*
Hay que hablar de LA serie británica que todas, todos, todes, deben ver, Sex Education. Creada por Laurine Nunn, protagonizada por la fenomenal Gillian Anderson (X Files, The Crown), Asa Butterfield, Emma Mackey, Ncuti Gatwa, entre muchos más, comieza con la historia de Otis, un chico no muy popular, que es hijo de una reconocida terapeuta sexual, lo que hace que tenga una madurez mayor sobre el tema, sin embargo, él también tiene asuntos con respecto a la sexualidad. En la escuela se enteran de la profesión de su madre, por lo que Maeve, una chica antisocial con necesidades económicas, se acerca a él para empezar un emprendimiento, una clínica de sexualidad. A partir de ello, la serie empieza a explorar distintos casos, condiciones, afecciones, etc.
¿Por qué revolucionó el sexo en pantalla? Rápido y sencillo, porque no muestra el sexo como la mayoría lo hace: con morbo, con rabia, con prejuicios; en Sex Education todo está perfectamente justificado. Toca temas que no se han visto, rodeados de historias hermosas donde los personajes adolescentes poco a poco van aprendiendo a identificarse con sus sentimientos, con sus preferencias, los adultos con sus prejuicios y sus clichés. Es crítica sobre los programas de educación sexual donde la mayoría de las veces se imparte desde el miedo y la ignorancia; conozco gente que le cuesta decir vagina y pene, cuando así se llaman, ya no hablemos de la masturbación porque ¡bueno!
Expone situaciones desde el vaginismo, la higiene sexual, cómo ir descubriendo lo que te gusta sin que sea incómodo y, de hecho, el éxito de la clínica sexual de Otis y Maeve es porque no había un espacio donde los jóvenes fueran orientados -más que escuchados- en temas que a mucha gente le cuesta entender como la bisexualidad, pansexualidad, asexualidad, entre otros. Por ejemplo, la agresión sexual en el que exponen un caso en el que una chica es agredida; por lo general, en pantalla nos muestran la rabia y la curación en unos cuantos capítulos. En Sex Education la historia se va desarrollando por muchos episodios, tiene muchas etapas en las que la chica va explorando lo que siente (la negación, el temor, etc.) y hay un episodio hermoso de la verdadera sororidad, donde ¡ojo chicas!, no debemos ser amigas y pensar igual, pero sí debemos apoyarnos. En serio, este caso es brutal para empatizar mucho más con esto que es el pan nuestro de cada día.
Por otro lado, a nivel producción, fue una de las series que exploró la contratación de una coach de intimidad, Ita O’Brien, ya que al ser personajes muy jóvenes, con escenas y situaciones fuertes, los productores decidieron tener a esta figura en el set, quién se encargara que las escenas de sexo estén bien coreografiadas, que las y los actores se sientan seguros, no sólo a nivel físico, sino emocional e, incluso debe ver contratos y cláusulas, donde cosas como pezoneras, ropa íntima y todo lo relacionado a ello para que la escena fluya con naturalidad y respeto. Es una figura necesaria y muy interesante. Eso hizo que esta serie tuviera escenas de sexo maravillosas, bien fotografiadas, de manera elegante y muy divertida. Asimismo, la historia se desarrolla en el tiempo actual, pero tiene unos toques muy de los 80´s como walkmans, ropa, música, escenarios y looks que nos remiten a las películas de adolescentes que fueron boom en esa década.
En serio, es una serie que empecé a ver con mis reservas, pensando en que sería una más de adolescentes, pero no, es una clase de educación sexual divertida, sin prejuicios, una terapia, un lugar seguro. Me hizo sentir que no hay presiones, que hay que saber vivir y dejar vivir, y que si no te daña, todo está bien. Me hubiera volado la cabeza verla en la adolescencia. Disfrútenla en Netflix.
*Comunicación y Relaciones Públicas. Directora General 24 Risas por Segundo, Festival de Cine y Comedia.