Si el gobernador Miguel Riquelme gana 3 de las 4 diputaciones locales que tiene Torreón, legitimaría su proyecto de sucesión. No solo ello, sino que vendría a fortalecer su decisión de cara a la candidatura a la alcaldía de ese municipio, y también rumbo a la candidatura a la silla principal del Palacio Rosa de Saltillo. Cabe señalar que además de lo anterior –en el supuesto caso que así suceda–, MARS goza de un plus debido a que está bien posicionado en la última encuesta que mando practicar Roy Campos (Consulta Mitofsky) de fecha junio 2020. Por ejemplo, en el “Mapa de Aprobación de Gobernadores”, Coahuila está considerado como un estado sobresaliente porque el Mandatario tiene más de un 50% de aprobación; cuando el promedio nacional anda sobre el 43 por ciento. De los 10 gobernadores sobresalientes, don Miguel se ubica en el quinto lugar con el 57.5. Es decir, 2 puntos más que el mes anterior de mayo que tenía 55.5. Vamos, del Frente Noreste de Gobernadores que inició Miguel Riquelme (Coahuila); Jaime Rodríguez (Nuevo León); y Francisco Javier Cabeza de Baca (Tamaulipas); y que después se les sumaron José Rosas Aispuro (Durango); José Ignacio Peralta (Colima); Silvano Aureoles (Michoacán); Diego Sinhué Rodríguez (Guanajuato); Enrique Alfaro (Jalisco); y Javier Corral (Chihuahua), el gobernador coahuilteca es el único que aparece en el quinto lugar nacional de la encuesta de Mitofsky en el rubro de los “gobernadores mejor evaluados”. Ningún otro de los 8 anteriores aparece en la lista. Es decir, no están en el Top Ten. Por cierto, entre los “Mejores (Gobernadores) por Partido”, Riquelme Solis se ubica en el segundo lugar solo por debajo de Quirino Ordaz Coppel (Sinaloa) y por arriba de Claudia Pavlovich (Sonora).
¿DÓNDE ESTÁ EL PARTIDO?
Es que a don Miguel se le da la gobernanza. Le motiva y apasiona servir a su comunidad. Y por ello, le salen bien las cosas. El gobierno de MARS está dirigido a servir a sus conciudadanos. Su gobierno tiene rumbo y dirección. Los diversos sectores de la sociedad coahuilense así lo entienden, así lo saben. Además, Riquelme sabe que de esa forma se abona rumbo a próximos procesos electorales, y eso es muy legítimo y valedero porque todos los gobernadores –sin excepción– buscan dejar sucesor. Buscan poner sus cuadros, sus piezas. Pero ¿Dónde está el partido? ¿Dónde quedó el PRI? ¿Dónde quedó su fuerza y estrategia que lo llevo a los primerísimos lugares en Coahuila? ¿Por qué dicen los priistas que su partido se ha extraviado, se ha perdido? Estas interrogantes se las hacen, repito, el grueso de la militancia que no ven a un PRI unido; no ven a un PRI articulado; no ven a un PRI conectado; no ven un PRI vinculado a las causas más justas; no ven un PRI con la fuerza para sacar adelante las candidaturas en septiembre próximo. Por el contrario, ven al PRI desorganizado, atónito, errado, torcido, desviado. Carajo ¿Quién lo dirige? En Coahuila falta liderazgo; un liderazgo que motive, que embelese, que comande; que conduzca a los priistas a darse duro y entregar el alma en el cambio que se avecina. En Coahuila al líder del PRI –al parecer– le dio por hacer más negocios, que hacer política.
XAVIER ALAIN HERRERA ARROYO, ROMÁN ALBERTO CEPEDA GONZÁLEZ Y VERÓNICA MARTÍNEZ GARCÍA
Caso contrario sucede en nuestro sufrido y vapuleado Torreón, en dónde el intenso saltillense Samuel Rodríguez –que se percibe como un dirigente comprometido y entregado a sus cuatro candidatos–, ha destacado un plausible trabajo ya que se ha aplicado al 100 en promover política y electoralmente a Olivia Martínez, Shamir Fernández, Lalo Olmos y Hugo Dávila. Cabe señalar que el cambio de estafeta de Samuel por Toño Gutiérrez en la representación del gobernador en la Comarca, cayó como anillo al dedo (en el buen sentido de la palabra) ya que Samuel tiene un perfil mucho más político que administrativo. Incluso, fue un presidente que rindió buenas cuentas al frente del Comité Directivo Estatal del PRI. Si bien es cierto que la gente vota más por el jinete que por el caballo (por la persona que por el partido), también es cierto que la marca y plataforma (PRI) son las que debe presentar un proyecto legislativo mejor que cualquier otro. Y ello lo viene operando Samuel. Por cierto, Xavier Alain Herrera Arroyo, Román Alberto Cepeda González y Verónica Martínez García son las cartas que tiene el PRI para jugar por la alcaldía. En ese orden; uno de ellos y no habrá sorpresas. Marcelo Torres Cofiño, Guillermo Anaya Llamas y Astrid Casale Frausto, cualquiera iría por el Partido Acción Nacional. Mientras que Luis Fernando Salazar Fernández, Reyes Flores Hurtado y José Ángel Pérez Hernández se la estarían jugando por el Movimiento Regeneración Nacional. De los nueve mencionados el que gane la alcaldía de Torreón, iría por la gubernatura del estado. Al tiempo.
NOS CONFINARON A DESTIEMPO
Tocando el punto de la pandemia Coronavirus COVID-19, este martes al mediodía México superaba los 260 mil casos acumulados y los 31 mil 120 muertes. Hugo López Gatell que como la chimoltrufia –como dice una cosa, dice otra–, dijo que la pandemia podría extenderse en nuestro país hasta abril de 2021. Ya nadie cree en este personaje que resultó ser más chafa que las galletas de animalitos. En un inicio, allá por el mes de febrero, López Gatell se presentaba muy apantallador dando cifras y datos convincentes. Al grado tal que opacó la figura del titular de la Secretaría de Salud, Jorge Carlos Alcocer Varela. El problema de la chimoltrufia es que metió a la casa a todos los mexicanos a partir de inicios del mes de marzo (casi cuatro meses) cuando debió hacerlo un mes y medio después. Es decir, a todos nos confinó en nuestros domicilios de manera innecesaria ya que de oquis nos metió a destiempo. Y ahora que supuestamente ya se “aplaco la curva” y que como se anunció antes, que saldríamos de la pandemia a inicios del mes de julio, resulta que el COVID-19 está a todo lo que da, está con madres. Es decir, López Gatell hizo mal las cuentas. Así tenga dos que tres doctorados (él sí, Ackerman no), ello no le da sentido común para tratar las pandemias de emergencia sanitarias como Dios manda. En fin.