Compartir

“La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende. Alejar el sufragio de manos de la ignorancia y de la indigencia es asegurar la pureza y acierto de su ejercicio. Algunos dirán que es antidemocrático pero la democracia, tal como ha sido ejercida hasta ahora nos ha llevado a este triste destino.” (Juan Bautista Alberdi)

Mary LINARES*

Muy cerca de la capital de Oaxaca, se encuentra San Andrés Huayapam, pintoresco pueblito que tiene unas vistas espectaculares y abundante agua, además que es la cuna del tejate, deliciosa bebida prehispánica. Sus tradiciones y calles empedradas lo hacen un lugar mágico junto con su iglesia dedicada a la Virgen de la Soledad y la Virgen del Rosario, que se festeja cada año en este mes de octubre.

Y en honor a la verdad, te he de decir que no todo es miel sobre hojuelas en ese municipio, como en muchos otros, donde suceden injusticias como lo son el que se clasifiquen a las personas. Desafortunadamente, una de las debilidades de los gobiernos que se rigen por usos y costumbres, es que se gobiernan con machismo y discriminación.

Son ciudadanos de “primera” aquellos que nacieron en su pueblo y son hijos por generaciones como oriundos; son de “segunda” aquellos que no nacieron ahí, pero son descendientes de nacidos en el pueblo; y de “tercera” quienes no tienen nexos de linaje con el pueblo y se les “permite” vivir ahí con condiciones. Lo sé porque conocí a una joven madre de familia, que nació en la ciudad de Oaxaca ya que el parto era difícil y necesitaba una atención hospitalaria que solo encontraba en la capital. A pesar de ser hija de personas oriundas de ahí por generaciones, era obligada a dar un tequio desigual al resto de su familia y no tenía derecho a ser votada.

También el machismo y las prohibiciones a ejercer cargos políticos de muchas mujeres quedan sujetos a lo que decidan sus usos y costumbres. Defiendo nuestra identidad nacional, pero no cuando es injusta.

He ahí la raíz de la violencia y de los feminicidios: sociedades que crecen poniendo a unos por encima de otros, viendo a las mujeres como objetos y negándoles sus derechos como personas, sociedades desiguales que generan rencores.

No todo lo que es legal es justo; recordemos que durante años la Santa Inquisición fue legal, pero siempre injusta, lo mismo que la esclavitud, la conquista, la explotación de los trabajadores, etc.

Los gobiernos serán libres de ser regidos como mejor considere su pueblo; en una democracia es así, pero no pueden ir contra los derechos humanos de los pobladores. Sería muy enriquecedor revisar las leyes electorales para garantizar los derechos humanos en nuestras comunidades.

 

*Mujer de tiempo completo. carmenlinares_mujeres@hotmail.com

maryclinaresnr@hotmail.com

 

Compartir