RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN
“¡LOS ÁNGELES QUE SENTIMOS!”
“El hombre no puede ir más allá de su verdadera naturaleza. Puede … concebir por medio de la imaginación individuos de otro tipo, así llamado superior, pero nunca puede desprenderse de su especie, de su naturaleza; las condiciones de existencia, los predicados finales positivos que da a esos otros individuos, son siempre determinaciones o cualidades extraídas de su propia naturaleza, cualidades en las que, en realidad, él sólo se imagina y se proyecta.” (Ludwig Andreas Feuerbach)
¿CÓMO VES LA VIDA?
Me encanto la frase que antecede porque es verdad, todos amamos lo divino y lo necesitamos en nuestra vida, pero, si de algo tenemos habilidad, es ver en los seres que más nos han influenciado una muestra de esa divinidad.
Y cómo tal, hoy recordaré un sueño que me platicaron y lo complementaré con mi fantasía para generar una pequeña narración que dé sentido a las reflexiones que quiero expresar en esta columna.
Veré la vida a través de dos ángeles con características femeninas: Nin y Chá que fueron enviadas a cuidar a familias tan disfuncionales como interesantes que se encontraban en un edificio, no eran malas personas sólo un tanto dispersos en sus objetivos y relajados en su disciplina; es decir, tan normales como comunes.
Cuando ellas empezaron a convivir con cada familia, lo hicieron como administradoras del lugar y con el propósito de conocer a cada miembro que ahí habitaba, fueron a regalar orquídeas de colores según sintieran los humores de las personas.
Resulta lógico suponer que nadie tenía interés en las flores, ya que estaban tan acostumbrados a sus ritmos de vida, la locura del trabajo y sus escuetos convivios en casa que era poco el tiempo que tenían para destinarlo al cuidado de una planta, mucho menos a mantener de la mejor manera posible a las orquídeas; no obstante, se daban por recibidos de los presentes y en su caso, pedían que mejor los obsequios fueran ornamentales ya que eran más prácticos y podían ser más compatibles con sus diversos escenarios.
Ante ello, Nin y Chá mostraron su ingenio y lograron que cada uno conservara una orquídea, señalándoles que, si era tanta su presión, podrían hablar con ella hasta que se relajarán; si lo que contaban eran dichas, sus colores, olores y majestuosidad prolongarían su estadía en sus vidas, entendiendo que las orquídeas ya estaban muertas y por más penas que estás recibieran, no cambiaría en nada su estatus.
Y así fue, todos sin excepción, transmitieron desde noticias rutinarias hasta sus dolencias y más temprano que tarde, las presencias sublimes mostraron la falta de alegría.
Unos días después, las orquídeas estaban tiradas y los ángeles fueron a escuchar todos los comentarios que se engloban en las siguientes palabras: “sólo les dijimos palabras rutinarias, pues nuestro sentir era así”.
A cada persona, Nin y Chá les dijeron: “si das palabras sin valor, convertirás todo en negativo … ¿has intentado dar lo mejor de ti con cada aliento?”.
Y en ese sentido … ¿te das cuenta de que hay personas que lejos de dar alegrías dan tristezas?
SEMBRANDO VIDA
Una vez que vieron los resultados sombríos con las orquídeas, volvieron a hablar con todos los del edificio, pero esta vez, los animaron a que intentaran dar lo mejor de sí con las plantas; ellas alegaron que lo hacían como una medida de apoyo al ambiente y que sería lindo que todos participaran dando motivos de vida a quienes ahí se encontraban.
Sugirieron a todos que les platicaran de sus días, no sólo las dificultades sino también de los ratos de júbilo, alentándolos incluso, a que hablaron de sus fantasías y sus metas de vida.
Algunos por hartazgo y otros más de buena voluntad aceptaron las plantas y las pusieron en una maceta y un planto para el agua, eso sí, las dejaron próximas a sus balcones con el propósito de que además de llenarlas de luz, el resto pudiera ver sus avances.
En los primeros días fue obvio que no se veía un avance agradable ya que prácticamente los piecitos de planta estaban a la intemperie y lucían descuidados; no obstante, Nin y Chá empezaron a ir a algunos balcones de los vecinos más diligentes a tratar de incentivarlos a que tuvieran más cuidados y diálogos.
No transcurría ni la primera semana y ya había algunos balcones, los menos, que lucían distinto; de hecho, era tal la manera en que habían dejado ubicado esos casos de incipiente éxito que los demás empezaron a incomodarse con su escueto avance y se empezaron a exigir más.
Al llegar la segunda semana, ya eran más sitios radiantes que dejados y las ramas fuertes empezaban a provocar grandes expectativas en la comunidad.
Lo que antes era una excepción, se había ya convertido en una regla.
Ese par de ángeles estaba detonando en el edificio una sensación de júbilo que poco a poco se fue manifestado más como unas minúsculas selvas verdes en un lugar que asumía más el carácter de la fortaleza de un castillo.
Lo que inició como un emprendimiento ecológico ya se había convertido en una gran vida comunitaria y compatible con la naturaleza.
Era tal el diálogo con las plantas que este ya había evolucionado a canciones, música y bailables; curiosamente, no sólo para las plantas, sino con todos los miembros de cada departamento.
No había espacio para el silencio más que por las noches a la hora de dormir, los momentos de estancia se habían convertido en gratos musicales que iban desde baladas hasta boleros, desde rock and roll a cha, cha, cha.
Y de este relato me surge la siguiente moraleja: “si la vida es hermosa … ¿cuál es la razón para convertirla en lúgubre y fangosa?”
SEMBRANDO VIDA
La gran labor de los ángeles pronto logró consolidar una comunidad fraterna, solidaria y de respeto entre ellos y, sobre todo, de respeto a la unidad por crear una consciencia colectiva que los llevara a superarse y conseguir sus metas.
Con esto y sus momentos de reflexión, la mayoría de los vecinos cada vez más los buscaban para escucharlas, ya fuera para un consejo, una charla o simplemente, para platicar de cosas irrelevantes para el mundo, pero entretenidas para ellos.
A menudo les preguntaban sobre como ser mejores como padres, hijos, hermanos, amigos o parejas y lo único que decían es que la respuesta era sencilla y estaba en ellos, que meditaran hasta encontrar el cuestionamiento adecuado.
No se supo si era por la por el aroma de sus plantas, por inspiración celestial, por magia o bien, por una confabulación de los astros que encontraron dos opciones de respuestas del cúmulo de posibilidades que pensaron.
La primera atendía a que se dirían de viejos al ver su camino y la segunda era la manera en que los vería el niño que fueron.
Hicieron una gran junta de vecinos y les pidieron a Nin y Chá que les dijeran si habían acertado, a lo que ambas comentaron que no había una ciencia exacta que hablará de la grandeza de las personas ni mucho menos, métodos de evaluación que con introspección fueran satisfactorios; no obstante, mencionaron que sus dos preguntas al ser respondidas de manera honesta e íntegra, muy probablemente demostrarán no sólo quienes eran, sino el grado de satisfacción con su camino.
A mayor abundamiento, les comentaron que la respuesta a sus cuestionamientos los llevaría a entender que para ser la mejor versión de sí mismos debían atender a si habían alcanzado los sueños a que aspiraron de niños y si con la madurez de los años, se habían percatado que al vivir de acuerdo con sus principios y valores habían sido capaces de sentir orgullo y felicidad con quienes eran.
Seguro no habría notas de aprobación ni medallas por su desempeño; sin embargo, lo que, si pudiera presentarse, sería la sonrisa de conformidad del niño con los deseos satisfechos y los sueños realizados y el aplauso del viejo que honraría la manera en que se cruzaron los ríos, mares, acantilados y senderos sin lastimar a nadie.
Esa noche en que todos se retiraron a sus habitaciones, al descansar su cuerpo, su mente siguió trabajando, recordando los anhelos del infante y el análisis que les permitía la madurez de su edad.
Cada uno concluyo en un resultado y a distintas horas, fueron con Nin y Chá para comentarles sobre lo que habían inferido de sus trayectorias. Tras ser escuchados, eran invitados a que si querían continuaran reflexionando; no obstante, atendieran a aquellos detalles que no eran de su agrado, en el entendido que, si podían cambiarlos, trabajaran en ello y para el caso de que esto no fuera posible, se perdonarán por los fallos y procuraran no volver a hacerlo. Después de todo siempre sería válido no hacer a otros lo que no desean para sí mismos.
En fin, el tiempo paso y poco a poco desaparecieron de sus vidas Nin y Chá, con el misterio de que todos no olvidaron su presencia, pero nunca su afecto por las plantas, la esperanza que les generaban las orquídeas y, sobre todo, el deseo por ser mejores personas y actuar en consecuencia.
Al volver los ángeles al paraíso, jugaron con su creador y compartieron con todos los seres queridos que siempre los rodeaban; no obstante, siempre que podían se asomaban desde su nube a ver a aquellos habitantes de esa fortaleza de valores que dejaron a su paso.
Al pensar en este texto me quedo con la idea de que los ángeles siempre serán y verán por nosotros desde donde estén y les provocaremos sonrisas cada vez que mostremos su esencia que vive en nuestra presencia.
Nosotros no somos ángeles, pero si somos simples humanos perfectibles que vivimos y sentimos divinidades en nuestra vida … ¿HAS TENIDO ÁNGELES EN TU VIDA? … En este relato han sido Nin y Chá … ¿TÚ QUÉ NOMBRE LES DARÍAS?
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