Compartir

RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

“¡LA SALLE EN LA CALLE!’”

 

“¡Los hombres y aún los niños están dotados de razón, y no deben ser corregidos como bestias, sino como personas razonables!” (San Juan Bautista de la Salle)

Por Alejandro Ruíz Robles

 

LA FORMACIÓN.

San Juan Bautista de la Salle fue fundador de una hermandad en la fe dedicada a la educación; en especial de niños y jóvenes que se encontraban en situación de pobreza. Conforme paso el tiempo fue abriéndose paso a todo tipo de estratos sociales y su labor fue reconocida en muchos países.

En el caso de México, han estado a cargo de escuelas de gran nivel educativo, disciplina y formación en valores.

Por todas estas razones, cuando era pequeño, mi mamá considero conveniente inscribirme en una de estas escuelas para estudiar la educación media y prepararme de la mejor manera que consideraba para la vida.

Realmente, yo no tenía idea de sus planes y era muy feliz en un colegio pequeño. Para mi sorpresa, con la decisión tomada, pasé de compartir con un grupo mixto durante toda la primaria de un máximo de 40 compañeros en el salón y a estar en una escuela de hasta 300 niños por nivel. De hecho, tan sólo en mi primer día de ingreso a la secundaria, descubrí que prácticamente todos mis compañeros de la primaria equivalían a los que estudiaban en mi grado; ya ni para que considerar a los 800 que a diario asistíamos a clases.

El recuerdo de la cancha de fútbol en mi incipiente formación en la cual disfrutaba de mis recreos y celebraciones solemnes, se había ahogado al conocer mi nuevo plantel y sus instalaciones inmensas: 9 canchas de baloncesto, 6 de futbol y tantas áreas verdes que sentía que me podía perder para llegar a clase. Adicionalmente, había tantas aulas e instalaciones especiales que hasta el último día de mi estadía descubrí lugares.

En esa etapa tuve compañeros en todas las presentaciones, distintos orígenes y clases sociales. Es curioso, pero a pesar de las diferencias, eran más las coincidencias que teníamos al convivir y hacer momentos inolvidables.

Entre las actividades académicas, los deportes y las constantes distracciones y entretenimientos, asistir cada mañana se convertía en un reto, no sólo por lo que

la educación formal nos proporcionaba, sino por el compartir, aprender y pasar cada reto que se nos presentaba.

No hay porque negarlo, no todo implicaba retos deportivos o de egos por figurar en tal o cual situación, sino también, el hecho de mostrar cada uno de que estábamos hechos.

Por más que la finalidad fuera obtener calificaciones de acuerdo con las exigencias familiares; las actividades extras, los distintos caracteres y obvio, la pluralidad de intereses mostraban tantos posibles ambientes, que podrían llegar a convertirse de infierno a cielo o viceversa en unos cuantos segundos.

Era común que las personas que escuchaban nuestras vivencias señalaran que si podíamos sobrevivir a esa “selva”; estábamos listos para el mundo.

Tan sólo de recordar que había situaciones tan extrañas como extraordinarias que nos preparaban para afrontarlo todo, es fascinarnos con lo vivido.

¿Alguna vez te has puesto a pensar que todo lo pasado nos ha servido para ser quienes somos y en nuestra astucia está el saber aprovecharlo?

 

SE LLAMA COMPROMISO.

La filosofía, el civismo, la fe y la disciplina daban forma a todo aquello que a diario respirábamos en el plantel: rebeldía, alegría, compañerismo y rivalidades.

Era común que los profesores nos animarán a seguir nuestra formación y a incentivar nuestro espíritu de lucha, en todos los sentidos. Citaban que, al competir, podríamos ganar o perder, pero nunca habría razones suficientes para abandonar la contienda.

Escuchar el mensaje era claro, pero aplicarlo resultaba sumamente difícil; a tal grado que cuando ya lo hacíamos nuestro, el adjetivo de resiliente con que calificábamos, nos hacía sentir especiales y nos daba fuerza para alcanzar cualquier meta que nos propusiéramos. Para tal efecto, el intento ya era un logro y el arribar a lo deseado, se convertía en un escalón y no una meta; razón por la cual, nunca dejábamos de soñar.

Hubo tantas ocasiones en que el temperamento se puso a prueba, que realmente nunca sentimos que nuestro carácter se formara del todo durante esa etapa.

En condiciones adversas, mantenerse ecuánime o cuando menos tranquilo, era una auténtica bendición.

Honestamente, no entiendo de que estaban hechos los responsables del conocimiento y orden para mantener controlados a tantos niños ya cada vez más próximos a ser adolescentes; pero de algo estoy seguro, lo hicieron de la mejor manera posible y, en muchos casos, rebasaron las expectativas que nuestro núcleo familiar tenía para nosotros.

Tan sólo de pensar que tenían que conciliar tantos intereses, pretensiones, egos y bandos para lograr generar una conciencia de grupo; sin duda alguna, que hacen plausible cada día de profesión. Aunado a ello, hay que destacar que no había tiempo para descuidar al individuo porque tenían que ser observadores constantes de nuestra evolución.

La paciencia y el ingenio que muchos de nuestros instructores manifestaban para sacar lo mejor de cada alumno en su materia los hizo sujetos de nuestro

reconocimiento, aunque quizás en ese momento no lo hiciéramos, pero estoy seguro de que actualmente todos lo valoramos.

En cuanto a los compañeros, no creo que existiera una real enemistad, toda vez que si bien en lo interno, todos podíamos ser rivales, frente a vicisitudes externas, éramos uno y como tal, nos apoyábamos hasta lograr los objetivos. Por más hostil o difícil fuera el trato, siempre existía la posibilidad de hacerlo fácil y accesible para el caso de que así se requiriera. ¡Quizás nunca fuimos hermanos funcionales, pero si éramos amigos disfuncionales!

En los encuentros deportivos, no había mayor ímpetu que el saberse representado por nuestros jugadores y con cada algarabía, sentíamos que nuestro aliento los inyectaba de ánimo. No importaba si eras el peor jugador o el mejor animador, lo importante era saberse parte de una institución fuerte y sólida.

En las victorias, teníamos el carácter para compartirlas con todos y en caso de caer, el orgullo de hacerlo de frente al sol, hacía que mostráramos el temple necesario para volver a intentarlo.

Puedo citar múltiples instantes trascendentes durante ese período y lo haría con orgullo; no obstante, saber que he tenido la fortuna de vivir de esa manera, me honra.

El camino recorrido nos ha llevado a ser quienes somos y el hecho de mirarnos con respeto, es algo que siempre estará ahí para alimentar nuestra alma.

¿Honras tu pasado con una sonrisa?

 

¿QUÉ PASO DESPUÉS?

Una vez que concluimos nuestros estudios, continuamos nuestras vidas; algunos con rumbo a la universidad, otros a carreras técnicas y el resto a trabajar; ni hablar de las relaciones de pareja, las cuales se fueron presentando y con una que otra sorpresa, por la llegada de los hijos. Es decir, afrontamos nuestros retos y asumimos el compromiso de desarrollar nuestra mejor versión para nosotros y nuestros seres queridos.

Si bien, los valores, conocimientos y otras habilidades se mantuvieron con nosotros, cada uno fue responsable de fomentarlas en nuestro actuar cotidiano; en el caso específico de la fe, en mayor o menor medida la invocamos y si bien, no somos los practicantes más ortodoxos, sin duda alguna nos ha hecho ser cada vez más humanos y agradecidos con quienes nos formaron.

Es curioso, pero en los encuentros casuales o planeados con los excompañeros, siempre se manifiesta la incredulidad por lo vivido y el trato fraterno. ¡Que decir del respeto por la institución!

Así como las aventuras pasadas se hacen presentes, la nostalgia nos lleva a sonreír con cada resultado y de cada detalle, podemos hacer una historia.

¿Enseñanzas? … sin duda que son miles y lo mejor de ellas, es que nos dieron elementos para nuestra posterior toma de decisiones.

Es probable que en muchas ocasiones no supiéramos que hacer o lo que queríamos, pero cuando menos estábamos seguros de lo que no nos convenía y hacíamos lo necesario para evitar los daños.

Si bien la vida se vive, nosotros aprendimos que al hacerlo nunca estará de más utilizar todo aquello que enriquece nuestro espíritu.

Como seres humanos perfectibles, estamos convencidos que contar con unas buenas bases es un privilegio y como consecuencia, tenemos el compromiso de incentivarlas en nuestro medio.

Con la reflexión nos damos cuenta de que esos niños que llegaron a formarse en una escuela increíble, han tenido la opción de ser personas de bien en la calle y decidirse a serlo es un elogio a quienes decidieron esa etapa para nosotros.

Ser personas de bien siempre será nuestra elección y agradecer a quienes nos dotaron de elementos para tal efecto, es una bendición … ¿Estás de acuerdo?

A todo esto … ¿ESTÁS DE ACUERDO EN LA FORMACIÓN QUE TE PROCURARON TUS PADRES?

Facebook: @RuizRoblesCP22

Twitter: @22Publica

Linkedin: Correduría Pública 22

Posdata: A más de 3 década de haber salido de ahí … ¡Un honor haber estudiado en la Escuela Cristóbal Colón! https://youtu.be/FIzGAVHX5wI?si=0OljNvruB87Br3us

Importante: Síguenos “EN TUS PROPIAS PALABRAS” todos los miércoles de 16 a 18 horas a través de www.wowmx.tv o www.astl.tv … ¡Te esperamos!

Compartir