RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

Por Alejandro Ruíz Robles

“¡ENTRE LA VIDA DEBIDA Y LA SUERTE DE LA MUERTE!”

¡AQUÍ ESTOY!

A pesar de que sabemos que lo único cierto en nuestra vida es el hoy ahora, siempre buscamos tener máximo conocimiento de lo que viene; ya sea por formación profesional o deformación vivencial, buscamos por todos los medios evitar las sorpresas que nos presenta la vida.

Es por demás trillado recordar que desde pequeños nos hemos enterado y conforme crecemos asumimos que lo único seguro en nuestra vida es la muerte y por más conocimiento que tengamos, preferimos presumirnos como inmortales, en muchas etapas invulnerables y en el aspecto más deseable … ¡sólo concentrarnos en la vida!

A menudo escuchamos que la mejor manera de vivir es cultivando relaciones y buenos momentos, formándonos como seres civilizados y disfrutando en lo posible cada momento, lo cual suena bien y creo que, en un mundo idóneo, así debería ser; sin embargo, … ¿realmente hacemos algo por dignificar a cada minuto esta gran oportunidad de existir a la que llamamos “vida”?

EL CUESTIONAMIENTO.

A veces por simple ejercicio, pregunto a mis amigos el significado de vivir y las respuestas que recibo son desde filosóficas hasta sumamente pragmáticas; de hecho, hay quien me responde la razón sobre para que perder el tiempo buscando conceptualizarla si sólo tenemos instantes y en ese entendido, hay que maximizarlos.

No faltan los fatalistas que lejos de darse un momento al análisis por más somero que sea, pasan a la acción, sin importar cuales sean las consecuencias. Cito el caso de la frase “a tomar que el mundo se va a acabar” y lejos de su frivolidad, una simple conclusión sería que hay que permanecer alcoholizado para alcanzar la plenitud que brinda una borrachera, en el lógico entendido que, si la congestión no sesga la vida, la adicción será la forma constante de cumplir esta premisa. En ese supuesto, cualquier otro hábito similar expondrá situaciones parecidas.

En cuanto a las personas que se ocupan en explicar la vida, la mayoría ven su conocimiento en aras de su formación académica o profesional, misma que es importante pero sólo atiende una parte.

También hay quien mira a la vida desde un aspecto de fe y centra sus objetivos en la manera como se disfrutará una siguiente etapa, pero realmente, no atiende a la terrenal y como ya ha sido señalado, ésta es la única segura.

Desde luego que en ese tenor, la esperanza vive en cada uno de nosotros y siempre estará presente esa frase “hasta que haya vida hay esperanza”; misma que sin duda alguna es cierta, pero es ilógico pretender que sea hasta su fin cuando podemos cambiar o bien, cegarnos a una posibilidad para modificar nuestro camino cuando desconocemos la duración del viaje.

En fin, a menudo los resultados obtenidos de las charlas sólo son destinados a pasar un momento agradable y a veces, nos dan momentos para reflexionar en soledad, la cual, resulta darnos la mejor compañía que somos nosotros mismos y por más que nos digamos solos, nos sentimos abrigados por nuestro propio ser. Sin duda, que estar con nosotros mismos pudiera considerarse un regalo.

Y en ese contexto y ante la melancolía que nos pueda provocar el así pensarlo, ¿realmente somos sensibles de entender todo lo que nos presenta la vida?

EL LEMA.

Parafraseando el antiguo texto militar romano atribuido a Vegecio “Si vis pacem, para bellum” (Si quieres la paz, prepárate para la guerra), podríamos citar, atendiendo a la certidumbre de la muerte: “Si vas a morir, prepárate para la vida”.

Y la mejor forma de vivirla es sin duda, haciendo que la plenitud sea parte de ella; es decir, mientras encontramos lo que buscamos disfrutemos al máximo cada momento y seamos luz para nosotros y quienes nos acompañan, tomemos las decisiones que favorezcan este resultado y lo más importante, no hagamos a otros lo que no queramos que nos hagan.

Si vivimos por la verdad, desterremos la mentira y si ésta se presenta, descubrámosla.

Si queremos amar, seamos amor, empezando por nosotros mismos y compartiéndolo con quien así lo corresponde.

Si buscamos la libertad, seamos responsables de sus consecuencias y desde luego, no busquemos ser esclavos de quienes así nos desean.

Si anhelamos una instancia de fe, edifiquemos el camino de la virtud y no pensemos en el arrepentimiento como la opción de redención y cambio.

En fin, si creemos que más allá de la muerte hay un paraíso plagado de buenas personas, acciones e intenciones, no esperemos a estar ahí para ser nuestra mejor versión de nosotros mismos.

Es decir, si hoy sabemos que vamos a concluir la etapa vida con la muerte, no muramos a cada minuto con nuestros yerros y mejor, edifiquemos en vida las virtudes que nos llenen como seres humanos.

El fin del camino llegará sin saber cuándo se presente … ¡aprendamos que con sonrisas y convicciones se sazona cada instante!

TAN NECESARIA.

Hay quien desearía que la vida le cumpliera un deseo y fuera inmortal, de tal manera que no tendría el miedo de saber que este ciclo terminaría ni cómo sería; sin embargo, de pensarlo y tras la inminente seducción de esa posibilidad, es muy probable que respondiéramos como los niños sorprendidos por la inverosímil circunstancia: ¡que flojera!

El esfuerzo rinde frutos y para ello, basta pensar en la escuela, en la cual quien estudia seguramente alcanza las notas correspondientes; asimismo, en el deporte, quien tiene la disciplina del ejercicio tendrá los frutos deseados.

La suma de esfuerzos que en vida hacemos nos llevan a tener los resultados más cercanos a los deseados y en ese entendido, las satisfacciones constantes nos llevan a tener un sendero con el cual mostrarnos satisfechos hasta en tanto podamos hacerlos.

No obstante, imaginemos el hecho de no tener etapas en nuestra vida ni límite a ésta … ¿a qué nos llevaría? … ¡a la nada!; es decir, no podríamos tener amores o amistades pues éstas serían finitas, ni tendríamos realmente la actitud de disfrutar cada momento porque no habría nada especial en ellos y curiosamente, sabiendo de nuestros intereses humanos, sería realmente difícil encontrar relevancia en éstos al sabernos permanentes.

En virtud de ello, es grato sabernos finitos y que al tiempo que tengamos, le podemos dar el valor que queramos e incluso, tomar decisiones y ejecutar acciones que trasciendan a los demás.

Tanto la vida como la muerte son únicas y que bendición es tener la oportunidad de contar con ambas. No hay razón a considerar bajo ninguna premisa que alguna sea una maldición … ¿o tú crees lo contrario?

A CADA PASO.

Si bien nacer como morir son polos opuestos, son sólo marcos de referencia de un suceso que puede ser tan espectacular como cada uno quiera y al que le llamamos vida.

Crecer, madurar, envejecer, en fin, llamémosle como sea, pero lo cierto es que cada momento contenido en estos dos puntos son las oportunidades que tenemos para darle sentido al existir.

No quisiéramos que hubiere motivos para llorar; sin embargo, la sensibilidad es una parte que nos muestra lo vulnerables que somos en nuestra esencia.

Ni hablar del amor que al encontrarlo sabemos el conocimiento del todo y la plenitud de la armonía entre el sentimiento y la razón.

Estas son solo dos muestras de las riquezas que encontraremos en el camino y no hay razón para olvidarnos de ellas, ya que son básicas en la construcción de la persona que deseamos ser.

Cada uno de nosotros recibe las bendiciones que nos corresponden y en nosotros está incrementarlas o incluso, mal formarlas y convertirlas en maldiciones; sin embargo, somos seres de bien, y son las virtudes las bases de nuestro camino.

Vivir y morir son un regalo, el cómo hacerlo es nuestra elección y seguramente, a cada instante, tendremos las opciones para hacerlas más o menos adecuadas a nuestros intereses.

En todo momento podemos construir la mejor versión del ser humano que deseamos ser; únicamente, tendremos que estar atentos a las circunstancias y a cumplir las acciones necesarias para ello.

Al alcance de nuestra mano está la elección de nuestra persona … ¡OPTEMOS POR SER LA QUE MÁS NOS LLENE DE SATISFACCIONES!

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Posdata:      Agradezco a la Fundación Hayek International me hayan considerado para este Galardón.

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