RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

Por Alejandro Ruíz Robles

“ENTRE COINCIDENCIAS Y DIOSIDENCIAS”

TAN EXTRAÑO COMO COMÚN.

A menudo suceden eventos de los cuales no tenemos explicación y, de hecho, por más que pretendemos encontrarles una lógica, simplemente … ¡no la hay!

Así nos guste tener el mayor control en nuestras vidas, resulta que el destino tiende a presentarnos hechos que sencillamente no van con nuestros cálculos, ni siquiera en nuestros sueños más distantes.

Podremos llamarlos milagros, coincidencias, casualidades o de cualquier otra manera, pero al presentarse usualmente nos sorprenden y nos llevan a reflexionar si realmente somos constructores de nuestra vida o hay un ente o entidad que, más allá de nuestra voluntad, se hace presente con algún propósito que nos es ajeno y por alguna razón o capricho nos pone a prueba.

La posible ironía con que podemos observar los sucesos es totalmente distinta a la manera como reaccionamos o los interpretamos; basta con ver nuestro actuar después de ello para mostrarnos nuestra fortaleza o debilidad.

Es común que haya quien reaccione con reclamos o gratitudes, sin embargo, la constante es que una vez que asimilamos la sorpresa, pasamos a ser víctimas de ella y, dependiendo de lo realizado, victimarios de nuestros planes.

¿Cuántas veces no hemos escuchado que alguien cuestione a su Dios por lo acontecido?

Y esto pudiera parecer una broma, toda vez que con su actuar cotidiano no ha demostrado una credulidad a alguna deidad ni mucho menos respecto a cualquier principio dogmático.

Los “¿por qué Dios mío?” o “gracias a Dios” pasan a ser tan sorpresivos como los sucesos mismos.

Tan sólo el escuchar “yo nunca imagine” o “pero habrá a quien no …”, nos muestra la vulnerabilidad de la persona.

Tanto prepararnos para la vida que con nuestras reacciones parecería que nos desconocemos.

Ante estas situaciones imprevistas … ¿cuál es tu reacción?

DE RAREZAS Y CERTEZAS.

Si hay una respuesta relevante es la que corresponde a la pregunta sobre como estar preparado para lo imprevisto. Tras meditarlo mucho y comentarlo con amigos y conocidos, realmente no hay consenso por lo que ante tal disenso creo que en la vida siempre hay que esperar lo inesperado.

Muchos de éstos me han contestado que nunca se imaginaron que, al conocer por primera vez a su pareja, ésta llegara a ser más tarde su consorte. Es más, de sus palabras, la mayoría decía que las características que buscaban no fueron encontradas, no obstante, resultaron las necesarias para su elección.

Asimismo, al cuestionarles sobre otros detalles en sus vidas, citaban que por una situación extraordinaria habían tomado decisiones trascendentales en su presente que obviamente, afecto la construcción de su futuro.

Muchos manifestaban con sonrisas la forma tan extraña como se habían dado las cosas, a tal grado que señalaban que parecería que alguien o algo les jugaba una broma.

El “si me hubieran dicho que yo …” pasa a ser una expresión de consuelo ante tal o cual circunstancia imprevista.

En general, todos los que participamos de esas charlas pasamos a considerar que por más que proponemos nuestra manera de vivir siempre habrá algo que lo descomponga, sin importar como le llamemos.

En fin, actualmente estoy convencido que en nuestras manos está planear, prepararnos y construir para llegar a las metas propuestas, disfrutando cada paso en el camino; no obstante, ante los eventos inesperados o detalles imprevistos, buscar actuar de acuerdo con nuestros valores, conocimientos y principios, evitando afectar a otros o a nosotros mismos.

En la medida que reaccionemos de forma congruente con nuestra esencia a los eventos inesperados, serán mesurables sus efectos y estaremos en posibilidad de adaptarnos a ellos o adoptar las medidas pertinentes.

Desde luego, esta es mi opinión, … ¿tú como crees que deberíamos actuar?

LO IMPREVISTO.

Algunas personas de gran experiencia me han comentado que la vida no se juzga, sólo se vive y en ello, han aprendido que es grato amar la oportunidad de vivir y disfrutar al máximo lo que se presenta como se presenta.

Y me gusta esa forma de ver la vida. ¿Cuántas veces no hemos perdido tiempo y oportunidades por aferrarnos a cuestionamientos de los que no tendremos respuesta?, ¿De qué nos sirve llenar de adjetivos los eventos pasados si es el presente con verbos y sustantivos en lo que nos debemos ocupar?, ¿Qué caso tiene suponer una vida alterna si en lo que nos debemos enfocar es en el aquí, y ahora?

Bien dicen que la vida es muy corta como para perderla en trivialidades, razón por la cual, mirar el pasado sólo resulta positivo cuando se trata de tomar de él para edificar el mañana; cualquier otra acción sólo sería un distractor en nuestro presente.

En ese sentido, pretender interpretar lo que no está en nuestra mano como personas para nuestro consuelo sólo será especular y, en consecuencia, dará lugar a falsas narrativas que una vez que se aclaren nos pueden volver a afectar.

¿Quién tiene la autoridad para saber si “así lo quiso Dios” o “la vida te pone pruebas”?

Hasta ahora, realmente no creo que nadie; sin embargo, lo que si podemos hacer es analizar las causas y consecuencias de los eventos y tratar de tomar de ellos lo que sea compatible a nuestros planes y realidades.

¿Alguna vez has pensado que las manifestaciones inesperadas de la naturaleza son “mensajes divinos o místicos”?

CIRCUNSTANCIAS.

La muerte, la vida, el amor, la enfermedad, entre otras cosas, son eventos en las cuales podemos influir, pero no decidir.

Sólo por citar, pretender que la muerte sea un castigo o un premio, serán enfoques a conveniencia de las personas que participan de tal situación.

Los hechos son eso, hechos, y buscar justificarlos, interpretarlos o calificarlos, únicamente nos llevarán a mostrar nuestro sentir e intereses.

Quizás lo mejor que podamos hacer sea actuar en consecuencia de la manera más favorable para tratar de, en lo posible, hacerlos positivos y tomar lo mejor de ellos.

Desde luego, no se trata de ser insensible ante la circunstancia inesperada o el hecho sorpresivo, si involucra sentimientos o razones, es válido exponerlas. Calificarlas, señalarlas o arraigarlas en nosotros pudiera estar de más; máxime si esto implica involucrar nuestro presente y desdeñar nuestro futuro.

Por el contrario, si tales eventos son acordes a nuestros intereses, alegrémonos y vayamos para adelante. La visión positiva está en nosotros y en nuestras manos está optar por las elecciones adecuadas.

Es válido que cuando lo inesperado coincida con lo que pretendamos, mostremos nuestra alegría, incluidas las palabras de credo que así nazcan. Nunca será mal visto llamar a las “coincidencias” como “Diosidencias”; basta recordar que para la gente de fe “quien es agradecido es bendecido”.

Recuerdo que, en una ocasión, asistí a un funeral y vi que una persona lloraba por que había fallecido su esposa de varias décadas, como es costumbre todos se acercaban a mostrarle sus condolencias y afecto. En el momento que yo me acerqué a decirle mi pesar por su pérdida, él me miró y me dijo: “no lloro de tristeza porque ella se ha ido, lloro de felicidad por el tiempo que estuvimos juntos y lo que logramos como pareja”. Realmente me dejo sin palabras, y el continúo diciendo: “nunca entendí las circunstancias por las que en la vida nos conocimos, pero fue nuestra decisión crecer y consolidarnos como pareja. Ella está en mí como yo en ella y ese es mi sentir presente, el futuro será disfrutar lo aprendido a su lado”.

Conforme he crecido, expresiones similares he escuchado en momentos parecidos y sin duda, la elección de ser positivos ante las circunstancias imprevistas – sean o no consideradas – siempre estará en nosotros.

Sean “Diosidencias” o “coincidencias”, ambas expresiones atribuidas a los eventos inesperados que se presenten en mi vida siempre serán bienvenidos.

¿ESTÁS DISPUESTO A VIVIR LAS “DIOSIDENCIAS”?

Facebook: @RuizRoblesCP22

Twitter: @22Publica

Linkedin: Correduría Pública 22

Posdata:      Agradezco a la Fundación de Estudio de Arte Contemporáneo Gilda Solís, la distinción de ser invitado de honor a la exposición “La Atmósfera e inspiración renacentista de Leonardo Da Vinci”.

Importante:          Síguenos “EN TUS PROPIAS PALABRAS” todos los miércoles de 16 a 18 horas a través de www.wowmx.tv o www.astl.tv … ¡Te esperamos!

Compartir