RAZÓN, TESÓN Y CORAZÓN

Por Alejandro Ruiz Robles

“EL MAÑANA QUE NO SOÑÉ”

“Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más el honor.” (William Shakespeare)

LA VIDA QUE VIENE

Todos aspiramos a vivir mejor y sin duda alguna, lo merecemos; soñamos, planeamos, nos preparamos y ejecutamos siempre con la pretensión de iluminar nuestros días. Si bien este panorama es alentador, sabemos que lo que inicia termina y con ello la vida llega y tarde o temprano, se irá.

Es difícil pensar que alguien tenga un esquema para morir bonito; de hecho, pareciera que todos nos pensamos inmortales y bajo esa premisa, nunca tomamos en cuenta el momento del adiós ni la necesidad de concluir ciclos y con ello, evitar las despedidas pendientes.

Si hablamos de vida, normalmente hablamos de júbilo, sonrisas y miles de motivos para alegrarnos; por el contrario, basta señalar la muerte para encontrar un motivo de tristeza y para algunos, de una aguda depresión.

Ambos extremos son tan naturales que a veces no les damos el valor debido. Minimizamos la presencia de la vida por el mero hecho de vivir y maximizamos la presencia de la muerte como el fin irremediable, sorpresivo y para muchos … ¡espeluznante!

En mi camino me ha tocado festejar el arribo de personas especiales que me han regalado hermosos momentos. Tan sólo de pensar en las sonrisas que me han provocado, de inmediato me doy cuenta de que tengo la suerte de estar vivo y haberlos disfrutado.

Desde luego, me hubiera gustado prolongar algunos de esos y … quizás … ¡hacerlos eternos! En ese sentido, resulta obvio también que, por un egoísmo natural, hubiera querido que las personas que ahí se encontraban, se quedaran conmigo durante el tiempo que yo considerara necesario o adecuado.

En fin, el hubiera no existe y cada día es una oportunidad para agradecer lo que vivimos y a quien tenemos a lado.

¿a ti te hubiera gustado hacer de un instante una eternidad?

TODO PASA, TODO QUEDA

Disfruto tanto de la lectura como de la música. Me emociono cuando escucho los poemas de Antonio Manchado en la voz de Joan Manuel Serrat; en especial, “Cantares”. De ahí la frase que enuncio para este párrafo.

Si de nosotros depende pasar o quedar en la vida de quienes amamos, es importante saber cómo queremos ser recordados.

La vida es una con millones de momentos; encontrarle sentido a cada uno de ellos atendiendo a los sentimientos provocados es, sin duda alguna, un deleite.

Me gusta pensar que quien me tenga presente en su vida, lo hará con una sonrisa; no obstante, esto puede parecer un exceso de vanidad.

Siempre me han dicho que la actitud con que vives es igual a la que tienes al morir. No sé qué tan cierto sea esto; no obstante, lo que sí sé es que en la medida que disfrutas y seas pleno, ello se reflejará al partir.

Sin duda habrá quien diga que  puede que no te percates de nada al partir y tendrán razón, ya sea porque sea tan rápido que no nos demos cuenta o estemos dormidos cuando así ocurra; sin embargo, habrá de considerar que esto es de preparación y en la medida que hayamos maximizado nuestras alegrías, expresemos el alcance de nuestras metas y nos mostremos satisfecho con ella, seguramente no dejaremos nada pendiente.

No pretendo que la filosofía se albergue en esta página, ni mucho menos señalar etapas del más allá; lo que sí es mi intención es pensar que, si hay un momento post mortem en que tengamos consciencia de lo vivido, seguro que encontraremos paz al no dejar pendientes para quienes nos rodeaban o quienes amamos.

Obviamente, no creo que haya tiempo para reproches con nosotros; por el contrario, lo que podrán hacerlos serán los que permanezcan cuando nuestra ausencia sea permanente.

Si bien es lindo amar la esencia de las personas … ¡tratemos de mostrarlo en su presencia sin agobiarnos en su ausencia!

¡ES HOY!

En ocasiones me gusta ver mi vida de manera integral, es decir, viajar al pasado y tomar en cuenta las etapas de mi desarrollo hasta llegar a la fecha actual y mirar que tanto he usado de las perlas de mi pasado y mirar el futuro para planear la forma de usarlas y mejor aún, de acrecentarlas.

Recordar mi pasado con las canicas perforando mis bolsillos o la tierra en mi ropa como muestra de batalla, las flores a mi mami en su cumpleaños, la inocencia de las cartas a los Santos Reyes Magos, la aprobación de una materia o las caídas de las que siempre me levantaba, son sin duda, momentos de felicidad que sembraron el camino de otros emprendimientos que con el tiempo conseguí y en mi camino he consolidado. ¡Nada como vivir y vivir bien!

Quizás muchas de mis riquezas no hayan sido generadas para ser disfrutadas por mí plenamente, salvo aquellas que me hacen una mejor versión de mí; por el contrario, estoy convencido de que lo que tengo se incrementa potencialmente cuando lo comparto con quienes me importan.

Difícilmente pensaría que lo que hasta ahora he obtenido, podré gastarlo, invertirlo o en general, disponer de ello, después de mi existencia.

Realmente, sería bastante cuestionable que a través de la ouija pudiera contactar con alguien para repartir mis ganancias o bien, instruir la manera en que alguien pudiera beneficiarse con ellas.

La única etapa que tengo certeza de que tendremos las condiciones de disponer de nuestros bienes, es en vida y podré disponer de ellas voluntariamente o bien, la ley será la que establezca la normatividad ante mi falta.

Bien me decían en casa que no había mayor satisfacción que la derivaba del dar, ni mayor gesto de amor que el compartir; hacerlo en vida y de manera directa, siempre será mejor que hacerlo por escrito o por encargo.

Si no voy a ver las sonrisas que provoquen mis esfuerzos en quien los disfrute, realmente …. ¿habrá válido la pena realizarlos?

LO QUE DIGO DE MÍ

Mucho he escuchado que la gente habla del mañana como si fuera inminente su existencia, el presente sólo lo consideran si se trata de un dar, hacer o recibir y el pasado sólo lo recuerdan si así les conviene.

Si esto es lo que llaman vida, que triste ha de haber sido vivirla; toda vez que si únicamente le encontramos utilidad en aquello que nos beneficia, sin duda alguna encontraremos más tiempo perdido que invertido en nuestro andar.

En ese contexto sería realmente cuestionable construir nuestra mejor versión de nosotros en el presente buscando consolidarla en el futuro, desconociendo la totalidad de nuestro pasado o sólo haciendo énfasis en visión parcial de lo que nos ha ocurrido.

Si cumplimos día a día nuestras metas y proyectamos a seguir así por el tiempo que nos queda disfrutando cada paso dado, seguramente estaremos siendo nuestra mejor versión.

Por otro lado, si sólo hacemos como que vivimos sin considerar nuestras metas con seriedad, estaremos en un camino en el que la luz se verá opacada por la obscuridad de la incertidumbre. ¡No importa el destino cuando no hay camino!

Se atribuye al gran físico Albert Einstein (1879 / 1955) la expresión: “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”; la cual, si lo aplicamos a lo que hacemos, nos mostrará si estamos o no haciendo lo correcto por nosotros.

En casa decían que una persona sin propósitos, metas u objetivos, era una incógnita para su entorno, por el contrario, alguien que sabía lo que quería nos daba la certeza de como tratarlo y, en su oportunidad, apoyarlo.

Saber quien esta a nuestro lado, nos genera también condiciones para desarrollarnos como persona con la opción de ser nuestra mejor versión por nosotros y por ellos; en el entendido que, sin duda alguna, nunca sabremos lo que el mañana nos depara, pero estaremos en la plenitud de disfrutar nuestro hoy, ahora, siendo quienes somos por convicción.

Si al concluir esta columna, alguien te preguntara sobre si estás satisfecho con tu actuar … ¿RESPONDERÍAS QUE ERES LO MEJOR DE TI?

 

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Posdata:      Un honor haber conducido el programa de “Análisis Electoral 2024”.

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