Jeanette QUIROZ

¿Orgullosa de nacer y crecer en Santa María Tlahuitoltepec qué le inspira de ese lugar en tus obras y producciones?

Nací el sábado 9 de enero de 1993 en Tlahuitoltepec, cuna de grandes artistas. Me siento afortunada de haber nacido en Tlahui, además de vivir y convivir con mis amistades y aprender de ellos y ellas, me ha brindado un acercamiento profundo en la relación con mi madre y padre, así como con la comunidad, la naturaleza, los cuales se han convertido en mis mayores pilares, además de tener grandes referentes de compañeras que forman parte fundamental en mí caminar, todos ellos han hecho que me inspire con imágenes y poesía para desarrollar mi trabajo profesional y personalmente, ha sido y es un proceso muy bonito y enriquecedor.

¿Al terminar la licenciatura en Comunicación Comunitaria imaginó las oportunidades para dar a conocer su trabajo y los logros que ha cosechado?

Antes de haber terminado la carrera ya había hecho redes en otras áreas artísticas. Desde muy pequeña me identifiqué con las artes y la Universidad fortaleció mi interés. Cuando terminé la licenciatura en 2018 en la Universidad Comunal Intercultural del Cempoaltépetl (UNICEM), realicé la tesis sobre “La oralidad en coexistencia con la naturaleza”, porque siempre ha sido fundamental la comunicación oral con los y las demás, y aprender al escuchar. Esa comunicación ha sido importante en la educación y los diferentes espacios de aprendizaje. En ese proceso de escribir mi tesis aparecieron grandes personas en mi vida, entre ellos afortunadamente un gran amigo y cineasta Joshua Gil, Luna Marán, Lucero Mercedes, Roberto Salvador, Gustavo Mora, entre otras personalidades, con los que realizaría proyectos que nunca hubiera imaginado. Cuando terminé mi carrera seguí haciendo redes, por ejemplo, empezamos a construir un colectivo de transmisión en vivo, donde damos cobertura a actividades culturales, sociales, patronales, etc. Empecé, también, a adentrarme en el mundo de las producciones audiovisuales, entre la poesía y las imágenes, siempre haciendo mi labor como comunicóloga comunitaria, además de acompañar varios procesos comunitarios.

¿Cómo nace la inquietud por hacer cine y en qué momento decide adentrarte en la cinematografía?

El interés surge desde mis 6 años indirectamente, cuando empecé a tocar el violín en el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM) donde llegaban personas extranjeras a realizar documentales o reportajes y me invitaban para ser retratada o me hacían entrevistas. En ese momento carecía de una herramienta digital adecuada, pues a mis 8 años solo contaba con una cámara de rollo que hacía preguntarme por la distancia a la ciudad de Oaxaca, ¿hasta qué punto podía capturar imágenes y revelarlas?. Pasó mucho tiempo para adquirir una cámara digital. Así comencé vagamente de manera no profesional, pero sí con la idea de lo que me interesaba registrar. Al concluir el bachillerato decidí ingresar como instructora comunitaria en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) donde tenía la oportunidad de vivir en la comunidad y poder aventurarme a conocer otras comunidades, ahí realizaba mis propias prácticas fotográficas o de video y las iba registrando. Posteriormente, hay una pauta muy importante en la residencia profesional de la licenciatura, porque llegué con Luna Marán (cineasta zapoteca de Guelatao de Juárez), quien fue mi maestra-amiga de cine y me hizo muchas recomendaciones para aprender y practicar más con mi cámara. La verdad, aprendí de grandes maestros y maestras. Hay muchas películas que han marcado mi vida, pero algunas son Carmín Tropical, El Principito, Charles Chaplin, Me parezco tanto a ti, etc., en ese momento pensé yo también puedo hacer película desde mis posibilidades. Entonces, Luna comenzó a darme talleres y asesoría sobre qué historias podía contar y retratar. Al mismo tiempo, en Guelatao se realizó la Copa Benito Juárez y los que hacìamos residencia profesional teníamos que registrar las diferentes actividades, sobre todo, el torneo de basquetball, como encargados de Agenda Guelatao. Todos y todas escribimos los guiones para guiarnos y realizar un cine comunitario que realizamos desde los ojos serranos. He llegado a creer que mi formación en el cine tuvo que ver con el destino, con un antes y un después, por los nuevos espacios y personas tan queridas que me apoyaron, después de hacer la residencia profesional con Luna Marán, empecé a escribir sobre nuestras propias historias, a hacer cortometrajes en alianza con colectivas y después comenzar a producir de manera más profesional. Por ejemplo, Xúchiles, Mejor sabe la utopía, Palabra florida, y próximamente saldrá un cortometraje con Lucero Mercedes, Del amor que nos tenemos y Chicharras de Luna Marán y la película Sanctorum en la que participé como scouting, traductora, y actriz.

¿Sanctorum ganó un premio Ariel, película donde su participación en diferentes roles fue importante, cómo fue esta experiencia, qué retos enfrentó en la preproducción, producción y postproducción?

Esta película es la más grande en mi vida y mi primer gran proyecto como actriz. Conocí la historia de Sanctorum por el gran amigo y director Joshua Gil, quien me platicó de qué trataba la historia y cómo serían las escenas. Lo conocí en los viajes de búsqueda de las locaciones y con la guía del maestro Gustavo Mora pudo llegar a Tlahuitoltepec. Una vez obtenidos los permisos por las autoridades de Tlahuitoltepec y de Huitepec, se procedió a grabar la película. Cuando se filmó la película ya conocía lo que iban a tratar las diferentes escenas, entonces, antes de entrar a cámara, Joshua me indicaba lo que se iba a hacer o los diálogos que tenían estas escenas, afortunadamente, se grabó en ayuujk (mixe) lo que facilito los diálogos. Mi única preocupación por desconocimiento en el set eran los lenguajes cinematográficos, sabía uno que otro, los que usaba con mi equipo. Pero otros eran en inglés ajenos a mi lenguaje. Éramos demasiadas personas, además de tener a grandes cineastas en el set. Fuera de cámara también tenía otro rol, la traducción. En la postproducción ayudé a elaborar los subtítulos, además que había dos variantes de ayuujk en la película, lo cual obligaba a escuchar una y otra vez los diálogos, para saber lo que decían o podía interpretar literalmente, afortunadamente, Joshua era paciente y muy accesible a las propuestas que hacíamos para traducir al español. En general, esta experiencia ha sido muy enriquecedora, además de hacer familia cinematográfica para el conocimiento, experiencia y aprendizaje de la vida.

¿Qué intenta proyectar en cada uno de los cortometrajes en los que participa?

Intento que las historias que narro sean para públicos directos o para las comunidades, que estas historias no se sientan ajenas, sino que al contrario nuestros propios paisanos y paisanas puedan narrar, desde su propio sentir-pensar. Porque para la otra persona que lo cuenta desde su propia voz y experiencia puedan interpretarlo en cámara. Se vuelve más simbólico al registrar la historia contada directamente de la persona, quiero que la gente conozca los sueños y que ella también se pueda reflejar desde sus propias realidades, vivencias, situaciones, el objetivo es que sean parte del inicio y el final de las producciones. Queremos reflejar la existencia de narraciones desde las propias vivencias, de cotidianidades distintas, ya que dichas cotidianidades no nos hacen diferentes. Recuerdo los primeros cortometrajes que realicé, eran de temas diferentes, pero todos con el propósito de comunicar y compartir estas experiencias no tan conocidas o no contadas directamente de los y las autoras. Para mí es necesario crear narrativas comunitarias desde un enfoque colectivo.

¿Qué recomendación haría a todas aquellas personas que deseen incursionar en el cine o la fotografía?

Que sigan su corazón e intuición, habrá mucha gente que los hará dudar, pero si aman las diferentes manifestaciones del arte, sigan adelante. No se desanimen y sigan produciendo, sigan haciendo lo que les gusta. Es importante la constancia y la práctica, continuar preparándose. Habrá gente que les diga que ¡no!, pero continúen, sigan creando desde sus propios espacios, realidades y además fortalézcanse con las personas que suman estas prácticas. Así que encuadren su vida a su manera y a su ritmo.

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