Elsbeth LENZ*

XALAPA,VER.-En algún momento, llegó a mi vida un maravilloso señor divorciado, trabajador, funcional y hasta guapo; estuvimos saliendo un tiempo, todo marchaba sobre ruedas. El hombre era paseado, leído y talentoso; las horas se pasaban rápido con él, ciertamente llegó a gustarme bastante y pensé que a la sazón nos llevaría a una relación satisfactoria.

Estuvimos juntos un par de meses, en los que todo fluyó muy natural, hasta que llegó la hora de el siguiente paso y empezamos a conocer nuestros entornos; reconozco que tengo una pandilla de amigos medio raros, mi madre y hermanos son especiales, pero nada para escandalizarse. Con respecto a mi trabajo y horarios, reconozco que no son los mejores, pero cuando quiero algo, puedo y me hago tiempo, y con él, me hice tiempo.

El entorno del sujeto en cuestión, resultó agradable, los padres del hombre habían muerto, sin embargo, tenía unos hermanos muy monos, los amigos medio aburridos y educados; la ex mujer muy franca, educada y hasta cordial, lo terrible fueron las dos hijas en plena adolescencia tardía, que resultaron ser una verdadera pesadilla.

De entrada, las chicas me trataron con recelo y luego me interrogaron, sólo se contentaron al saber que mi situación económica era mucho más estable que la de su padre, que conocía más mundo que él y no tenía mayor cadáver en el closet que el propio. A mí, todo ello me resultó incómodo, la primera vez tenía ganas de salir corriendo y las consecuentes me dieron ganas de arrancarme la cabeza.

En poco tiempo, más que salir corriendo de la situación, quería desaparecer del todo; lo que el hombre ofertaba, no se equiparó nunca con la desagradable convivencia con el par de adolescentes celosas que cada vez que podían me tiraban un sablazo. Terminé con el hombre ante el asombro de muchos que lo defendieron a capa y espada, me dijeron todo tipo de argumentos.

Por mi parte, tiene tiempo que decidí no mantener cerca nada que perturbe mi paz, se vale no invertir tiempo en algo que de antemano sabemos que no funcionará; por más buen partido que sea el sujeto, prefiero saberlo con una buena relación con las hijas, que con una mala relación conmigo, por las hijas.

*Mercadóloga de profesión y columnista por elección; apasionada de la razón y profunda admiradora de la coherencia, confieso padecer una profunda aversión al machismo @Elsbeth_Lenz www.lapoliticaenrosa.com

 

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