Elsbeth LENZ*
XALAPA, VER.- Disney tuvo muchísimo que ver con las expectativas de la mujer contemporánea respecto al noviazgo, la vida en pareja y el matrimonio, nos pintaron hombres gallardos, educados, nobles, que te ofertaban una vida en pareja de eterna felicidad, armonía y estabilidad.
Es por esto que muchas de nosotras, no estábamos preparadas para la realidad, el primer novio que tuve, en cierta forma si se parecía al príncipe de Persia, guapo, educado y buen niño, pero eso fue a los 15 años, aquello fue de cartita, de manita sudada y de mucho cariño, fuimos amigos toda la vida, nuestra vida en aquel entonces era de ensueño, no había grandes presiones y como en general el primer novio es de tu entorno más próximo, teníamos la misma educación.
Ya que llega uno los 20 años, es cuando las cosas se empiezan a complicar, terminas la universidad, tienes tu primer trabajo, a la par continúas con tu formación, quizá con algún posgrado y las relaciones de pareja se transforman, es ahí donde yo considero, que debe uno enamorarse y emparejarte.
Con 30 años cumplidos, algunas de nosotras tenemos ya la licenciatura concluida, incluso un posgrado, trabajamos y nuestros viajecitos sí que los hemos podido sufragar, a esas alturas, si no conservas el novio de los veintes, ya no hay muchos chavos que valgan la pena -disponibles- porque seguro o ya se casaron o salieron del clóset.
Las que llegamos a los cuarenta solteras, los primeros años conservamos una pequeña ilusión de encontrar el príncipe aquel tipo Disney, sin embargo llega el momento en el que empieza la desesperación, conforme pasan los años, cada día los hombres disponibles, se alejan más al prototipo Disney y escasean, pasado esa etapa, llega una etapa maravillosa, en la cual descubres que eres él hombre de tu vida, te das cuenta que tú puedes sola con todo, viajar, desarrollar proyectos, cambiar las llantas del auto, abrir y cerrar tus propias puertas, entonces, te compras un taladro y sales sola al mundo a triunfar, sin caballero principesco alguno, ya lo demás es ganancia.
*Mercadóloga de profesión y columnista por elección; apasionada de la razón y profunda admiradora de la coherencia, confieso padecer una profunda aversión al machismo
@Elsbeth_Lenz