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Jasmina HARTIANA*

Hace mucho tiempo que no tenía una pelea con alguno de mis hermanos y ¡vaya que fui una hermana furiosa! Incluso, puedo asegurar que me soné a cada uno de ellos y la mayoría me doblan en tamaño y algunos de edad. Quizá tan solo sea el eterno tránsito de marte en géminis. Pareciera que como ya he decidido un camino pacífico, la vida se me pone en modo bronca.

Aunque siendo sincera, los conflictos pesan más con la edad, más cuando los tienes con personas que aprecian de sobra manera, lo bueno es que como ya no somos chamacos de palabras, no nos pasamos y hasta eso nos medimos bastante.  Creo que de vez en cuando son sanos los conflictos para establecer límites. A mí me pasa bastante que me cuesta mucho decir que no y luego las personas asumen que voy hacer todo lo que me piden y un día ¡ooh sorpresa!, amanecí de malas o tuve demasiado trabajo y esa palabra sale de mí con fuerza y cargada de enojo, y no me da la gana hacerlo.

Sí, ya sé que esta mal esperar hasta que se te junté todo para al fin soltar y decir de mala gana “no quiero, no puedo, estoy cansada”, pero con las garras de fuera. Bueno, creo que en la pelea salimos a tablas, alguien se enteró de la forma incorrecta que no debe pedirme y yo recibí mi castigo por mi mala forma de responder. Acepto mi castigo y no estoy dispuesta a hacer algo que rebase mis propios límites.

Adoro a mis hermanos, la mayoría son agradables todo el tiempo, pero muchas veces, cuando uno no tiene hijos, asumen que tienes tiempo de sobra. Y créanme, lo menos que me sobra es tiempo, de hecho a mi día le faltan unas treinta y seis horas para llenarlo con todas la cosas que me gustan. También siento cierta compasión por ellos porque sí tienen crías y la verdad ha de resultar agotador. Quizá ya estoy pasando de la etapa de la furia al perdón con cierta facilidad. Así soy yo, se me olvida que me encuentro enfadada demasiado rápido y vuelvo al ruedo, es decir; a comprometerme a hacer cosas que no puedo hacer porque lo que me falta es tiempo.

Bueno, en algún momento marte se pasará a cáncer y todos habremos olvidado los conflictos con esas personas que más amamos como nuestros hermanos porque yo creo que sinceramente son los que mas queremos, porque los conocemos de toda la vida. Los vimos crecer, compartimos travesuras, secretos, cargas paternales, complicidades y un sinfín de cosas que vendrán con la vejez como los achaques compartidos por la parte de carga genética. ¡Ah! y peleas, las mejores peleas que he tenido en mi vida han sido con mis hermanos.

* Soy fotográfa y cuentista. Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutu. jazminahartiana@hotmail.com

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