Fotografías: Manuel Jiménez

Un sábado por la tarde, tras haber leído el libro Memorias de Cleopatra de Margaret George, que tuve a bien comprar en mi cotidiano y muy disfrutado recorrido los fines de semana por el supermercado, mientras saboreaba un delicioso postre, apoltronada en uno de los sillones de mi rincón favorito para leer, pensar y meditar, me vino a la mente la intención de escribir algo.

Desde hacia algún tiempo tuve la idea de escribir un libro por medio del cual pudiera plasmar mi gratitud por la vida, la fortuna de contar con unos padres extraordinarios, el orgullo que siento por mi tierra y mis raíces, y sobre todo rendir homenaje a todas aquellas personas que forjaron en mí la sabiduría y la fortaleza para enfrentar las adversidades de la vida.

Asimismo, es motivo de gran inspiración poder expresar mi agradecimiento a Dios por todas sus bendiciones, principalmente por llevarme a vivir a la bella ciudad de Puebla, donde, en honor a la verdad, me siento acunada y protegida por sus ángeles que en todo momento iluminaron mi capacidad de adaptación a nuevas cirscunstancias de vida, porque me han acogido con su bondad infinita para convertir en realidades mis ilusiones y por haberme brindado un bello espacio lleno de luz, de paz y armonía que tanto me arulla e inspira para realizar mis proyectos.

De pronto recordé mis raíces, mi gente, sus costumbres y tradiciones y sobre este tema enfoqué mi atención para resaltar las virtudes que adornan a las féminas istmeñas, y desde luego, tomando como principal fuente de inspiración mi bello pueblo de Ixhuatán donde tiempo atrás viví una infancia maravillosa; razón poderosa tengo ahora para afirmar que la patria chica tira con fuerza de nosotros; por eso, siempre que la ocasión me lo permite, corro para allá a disfrutar el amor por el hogar paterno, de sus delicias culinarias, y sobre todo de la quietud de sus mágicas noches pobladas de estrellas; y para despertar con la luz del día, con el canto de los gallos, del alcaraván o de cualquier otro pájaro madrugador.

Me siento sumamente ¡orgullosa de ser una auténtica ixthuateca! Con el eterno rumor del mar en la sangre. Y fueron esos precisos sentimientos los que me impulsaron a escribir algo acerca de la mujer istmeña que admiro tanto, esa hembra amorosa y altiva, que se para con las manos en las caderas, que grita, pelea y lucha por lo que quiere; que es apasionada, valiente, aguerrida y emprendedora; amante incondicional, cariñosa y dulce, acomedida, de carácter firme y coqueta a morir.

Orgullosa de mis orígenes, de mi pueblo real que parece imaginario, como bien le llama mi padre Rogelio Henestrosa en uno de sus libros, orgullosa de mi familia, de mi gente en general que brinda a toda persona un cálido trato. Me encanta la gastronomía del Istmo de Tehuantepec, sus costumbres, sus fiestas y sus hamacas -como dicen mis paisanos cuando ya quieren volver al terruño: “Hamaca quiere mi cuerpo”-. Porque sin hamaca no se puede vivir en aquel trópico cálido y bello.

Todo, absolutamente todo lo vivido a lo largo de mis maravillosos cuarenta y nueve años son motivo de inspiración para escribir, para expresar mis sentimientos a corazón abierto, y sobre todo mi admiración y agradecimiento a papá y mamá ¡mis mejores maestros en la vida! ¡Caray, qué ejemplo de orgullo, qué fortuna y bendición ser su hija!; y también el amor y reconocimiento a mis hermanos: Nora, Nadia y Roge, quienes siempre han estado conmigo en las buenas y en las malas; tengo tantas imágenes y vivencias de Ixhuatán que con ellas me emociono hasta las lágrimas de recordalas.

Quiero agradecer en este libro a todas mis amigos y amigas que han sido parte de mi vida, a todos aquellos que me han hecho ser feliz, me han enseñado a vivir, amar, reír, disfrutar, compartir, ¿y porqué no? , también a los que me han hecho llorar, porque me han hecho fuerte, grande y valiente.

Especialmente quiero agradecer a mi tesoro, mi gran motivo de inspiración en todas las facetas de mi vida: mi hijo José Manuel, gracias a Dios por darme el regalo más grande y valioso que pude recibir en esta vida.

La realización de este gran proyeto surge en un momento de vida en el que me siento afortunada, tan plena y feliz. Me satisface el haber alcanzado mis metas en el camino de vida recorrido y sostengo mis decisiones y asumo las consecuencias; gracias a eso he descubierto la esencia del ser humano que sencillamente soy, con sus luces y sombras.

Con el presente, queridos lectores, quiero adrentarlos aen la vida de folklore, deseos, sentimientos, actitudes y encantos, así como resaltar las características de estas mujeres que han llamado mi atención y que merecen un gran reconocimiento. Mi deseos es que el contenido de este libro acapare su interés, involucrándolos en cada uno de los relatos y, sobre todo, deseo que sea motivo de inspiración y una invitación para todas las matriarcas del mundo a imitar esas características únicas de mis maravillosas istmeñas.

Presentación en Oaxaca del libro “Orgullosamente Istmeña”

Teatro Macedonio Alcalá

Martes 26 de julio 18:00 horas

Entrada libre

Compartir