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  • El gobierno debe entender la ecuación necesaria para la reforma del Estado y dejar de ser el instrumento de un grupo político – económico, entonces y solo entonces, estaremos frente a la realización del Proyecto de Nación propuesta por Andrés Manuel López Obrador.

Nora VILLEGAS*

CDMX.- El pasado 26 de septiembre se cumplieron ya nueve años de la matanza de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero. La demanda de los padres de los desaparecidos no cesa, ni cesará, mientras el gobierno en turno no muestre voluntad real para esclarecer el caso, asuma la responsabilidad del Estado y del Ejército Mexicano, diga la verdad y no tenga miedo de llegar hasta las últimas consecuencias para castigar a los responsables, hacer justicia y dar con los funcionarios que mintieron y faltaron a las familias de los muchachos, porque se trata de un crimen que cometió el Estado.

A nueve años de la tragedia de Iguala, son muchos los funcionarios públicos que tuvieron acceso a la información y participación directa con el caso Ayotzinapa y que siguen escalando peldaños en el gobierno de la Cuarta Transformación. Según el periodista Jesús Lemus Barajas, el 60 por ciento de los funcionarios que actualmente conforman los equipos de primera línea del Poder Judicial, la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Fiscalía General de la República (FGR), las Fiscalías estatales, entre ellas la de la Ciudad de México, son funcionarios que estuvieron en el equipo de trabajo de Genaro García Luna y Felipe Calderón y tuvieron alguna participación, directa o indirecta con el caso de los 43.

En sus investigaciones, Anabel Hernández ha señalado al menos una decena de hombres cercanos a Genaro García Luna, que continúan formando parte importante en la toma de decisiones del gobierno de la cuarta transformación. No solo Omar García Harfuch solapó y permitió la construcción de la “verdad histórica”, sino impuso a todos los funcionarios y servidores públicos de todos los niveles en las instituciones de seguridad de la Ciudad de México, muchos de ellos acusados de recibir sobornos millonarios por parte de la delincuencia organizada a cambio de contribuir a la cohesión de grupos criminales ligados estrechamente al gobierno.

Están en todos lados; por citar algunos ejemplos, Edgar Nieves Osornio, agente del Ministerio Público de la Federación de la FGR, encargado de las investigaciones del caso Ayotzinapa en 2016, hoy ocupa el cargo de Fiscal de Acusación y Enjuiciamiento en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México en la zona sur, o Mariana Benítez Tiburcio, quien fue Subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales en la PGR de Murillo Karam y pareja sentimental del ex procurador, hoy está felizmente ocupando una curul en el Congreso del Estado de Oaxaca, o Eduardo Zerón García, otrora director de Comunicación Social que redactó las líneas de la “verdad histórica” que leyera Murillo Karam en aquella inolvidable rueda de prensa, hoy ocupa el cargo de coordinador general del Centro de Información y Seguridad Estatal (CISE) en el estado de Hidalgo.

Absolutamente todos los equipos de la actual administración están constituidos por las herencias de Vicente Fox, Miguel Ángel Mancera, Enrique Peña Nieto, Osorio Chong, Aurelio Nuñez, de todos los nefastos antiguos gabinetes de gobierno, tanto a nivel estatal como federal. Funcionarios públicos déspotas, príncipes del juego de tronos, corruptos, sin propuestas, nepóticos, inalcanzables, ineficientes, siguen sentados en las mismas sillas, dando las mismas instrucciones y conformando un frente opositor adentro del mismo gobierno, durmiendo con el enemigo.

No precisamente significa que la anterior administración completa deba ser responsable penalmente del crimen de Estado cometido y deba estar en la cárcel, pero sí significa que no hubo ningún proceso de transformación hacia adentro de la administración pública, nos siguen gobernando los mismos, el aparato gubernamental de Andrés Manuel siguió aceitado con la misma gente, no todo es la política social de atención a la pobreza, también existimos los mexicanos que no requerimos programas sociales y que para nosotros, México sigue siendo el mismo país difícil, la misma cuesta arriba que ha sido siempre y que seguimos esperando, ilusionados porque el gobierno cambiara.

De acuerdo con Manuel I. Martínez Espinoza, de la Revista Española de Ciencia Política, en su artículo La política social de la cuarta transformación en México. Un balance del primer año de gobierno de López Obrador, “la política social puede entenderse como un entramado institucional de postulados epistemológicos y metodológicos que se despliegan en leyes, organismos, planes y recursos diversos (humanos, financieros, tecnológicos, etc.) con el objetivo prioritario de atender las cuestiones inherentes al bienestar de los distintos segmentos de la población, pero que también incluye metas relacionadas con la estabilidad del sistema político y las correcciones a las ineficiencias del sistema económico.”, lo cual, hasta hoy, nunca sucedió.

El grave error de AMLO fue que no corrigió al gobierno de las anteriores administraciones, los culpó, en algunos casos los evidenció, pero los dejó, siguen ocupando las sillas desde las que construyeron este cagadero que tenemos de instituciones, nunca se cercioró de que quienes estuvieran al frente de éstas, estuvieran realmente comprometidos con las causas transformadoras y garantizaran el cumplimiento de los 12 principios rectores de su gobierno: honradez y honestidad, no al Gobierno rico con pueblo pobre;  al  margen  de  la  ley,  nada;  por  encima  de  la  ley,  nadie;  economía  para  el  bienestar;  el  mercado  no  sustituye  al  Estado;  por  el  bien  de  todos,  primero  los  pobres;  no  dejar  a  nadie  atrás,  no  dejar  a  nadie  fuera;  no  puede  haber  paz  sin  justicia; el respeto al derecho ajeno es la paz; no más migración por hambre o por violencia; democracia significa el poder del pueblo, y ética, libertad, confianza. Estableciendo un nuevo orden político, evitando la centralización del gobierno en las ideas de una sola persona.

Si el sucesor o sucesora de AMLO recapitula y se da cuenta de que, para transformar a México, se necesita una Cartilla Moral dirigida a la gente que ocupará los puestos estratégicos en el gobierno, con el fin de que entienda la ecuación necesaria para la reforma del Estado, con verdadera capacidad de transformación y compromiso social, y deje de ser el instrumento de un grupo político – económico, entonces y solo entonces, estaremos frente a la realización del Proyecto de Nación propuesta por Andrés Manuel, nunca antes de eso, aun y cuando el, o la sucesora, pase días y noches en la conferencia mañanera, diciendo lo contrario.

 

*Periodista egresada de la UNAM. Amplia experiencia en el campo laboral más por necesidad que por convicción. Amante apasionada de las causas perdidas, de las buenas historias, de la vida, la libertad y sus enjuagues.

norvill_23@yahoo.com.mx

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