¡MUÉVELE!, ¡SIN MOVERLE!
Luis Miguel Urbiña Calvo
¡De verdad!, teníamos meses que nos resistimos a decir cosas que quizás a algunos les moleste, enoje o incomode e, incluso los emberrinche, pues, ni modos por ellos no lo sentimos.
¡Pero ahí vamos! ¡No! Sabemos en qué años o en qué época, lo que si sabemos es que los dibujos animados que, se han llamado caricaturas hoy en día son malas,! Malísimas!, sin contenido, mensaje educativo, cultural, espiritual o social.
De ¡verdad! Están fatales, es más para dar pánico, pues, hay caricaturas en las que algunos de los personajes se mete por los oídos distintas cosas hasta llegar a salas, ¡Imagínense!, los libretos, las escenas, los diálogos, los personajes malísimos por no decir una grosería; en muchas de las caricaturas se la pasan expidiendo gases(pedos) y, eructando sin ningún cuidado moral, social y menos buen gusto.
Nos imaginamos que Gobernación de la Federación en sus áreas de multas, sanciones y llamadas de atención bien puede auxiliarnos desahogando las dudas, quejas y sugerencias respeto de esas programaciones basura en las que se exhiben, se difunden y exponen las caricaturas ya sea por televisión pagada o del estado.
Ya no hay caricaturas educativas, cultural y académicamente; ya no hay pudores, no hay reglamentos ni leyes orgánicas de acuerdo a las circunstancias. No hay moral, no fomentan el estudio, la superación y preparación. Se han convertido a la clasificación sin mayor margen que, el que la ley dispone.
¿Qué no habrá alguien que supervise los contenidos e historias de las caricaturas? Que se exhiben en las carteleras. Alguien que supervise las cadenas cinematográficas y televisivas que, nos apoyen.
Creemos… también que, quien produzca dibujos animados (caricaturas) ha de tener como requisitos necesarios: preparación, imaginación y pensamiento infantil, inocente, espontáneo, esperanzador, con gran imaginación y con vocación en el aprendizaje de la niñez como para proyectar ideas y una filosofía cuya afectación interese y motive a ese espectador pequeño que sobre todo va conociendo un mundo que debe ser lo más culto, saludable, divertido y educativo posible.
Los contenidos de dibujos animados deben ser sin proferir sonidos ni conductas ofensivas ni promover malos hábitos. Así mismo, deben pasar por procesos de evaluación y verificación de tal suerte que se evite la contaminación, porque serán exhibidos a la niñez. Para ello, tenemos que acordarnos de los grandes tratados sobre los derechos de las niñas y niños que velan por una infancia protegida de malas prácticas y malas conductas.