¡MUÉVELE!, ¡SIN MOVERLE!
Luis Miguel Urbiña Calvo
Estamos tristes, consternados, meditabundos, reflexivos o, ¿cómo se dice? Sorprendidos, porque se murió al papá Francisco para amanecer el lunes 21 de abril tiempos de México, noticia que, definitivamente nos dejó helados y estupefactos, desgraciadamente captamos mucha indiferencia en la gente, esa indiferencia que solo se expresa cuando se descompone un teléfono celular.
—conste que definitivamente es una percepción personal, pero eso percibimos en nuestras redes. Tal vez si hubiera sido un chisme farandulero, social o político, hubiera interesado más, pero solo fue la muerte de un papá, solo eso. Pero, con el papá Francisco se van sabiduría, sencillez, nobleza, serenidad, obviamente, espiritualidad, sensatez y acogimiento—
12 años duró su papado, antes fue el papá Benedicto XVI. El primer papa latino que renovó y dinamizó la iglesia católica, le tocó la brutal y caótica pandemia del COVID-19, por cierto. Tuvo en todo momento, momentos y espacios para cada uno de los católicos del mundo, abierto al debate y a los problemas que enfrenta la iglesia en estos tiempos, tiempos polémicos también para las familias y sociedades.
Fue espontáneo, natural, muy buen político, frontal, pero diplomático. Fue un papá fuerte, agradable, con sentido del humor, fanático del fútbol de su país Argentina (Rosario Central), sin rimbombancia. Santo Padre, que hasta en el momento de su muerte fue humilde hasta para ordenar sus pompas fúnebres, abreviando performance y glamour.
El papá que llegó a 2022, abatido por las enfermedades, cargando el peso y crisis de los pueblos y países, terminando su salud con neumonía y demás enfermedades, con las lecciones, con sus últimos días de vivir, sin enojos, disgustos, abrazarnos, vivir el hoy como si fuera el mañana… Santo padre, tomando las dolencias de piernas con buen humor, recordándonos el tequila como remedio.
Ahora empezarán los “sabiondos” polémicos a comparar entre el papa Juan Pablo II, el papá Benedicto XVI y el papá Francisco para ver ¿quién fue mejor?, ¿Quién fue el más humano, el más solidario o el más sociable o popular? Nosotros comentamos… diciendo que, cada quien ha tenido sus virtudes, cada quien ha tenido sus dones, cada quien ha tenido sus fortalezas y cada quien ha tenido sus características…
Si, cada quien ha sido el autor de sus actos, quien los juzgará será ¡Dios! Nosotros somos simples terrícolas humanos que juzgar no debemos. Máxime que tengamos en el closet nuestro guardado de pecados, de blasfemas, sueños perversos e, ideas no muy claras, puras ni cristalinas. Y, finalmente, de nuestro nombre, espíritu y corazón que ¡Dios lo bendiga!
Que esté a un lado del padre y cómo el mismo papá Francisco decía: “recen por mí”. Nosotros diremos Santo padre: ¡!! Rece por nosotros!!!, ¡!! Gracias papá Francisco, Gracias a Dios!!