Compartir

Jasmina HARTIANA

He pensado en todo lo tóxico en mis relaciones cercanas, sobre todo aquellas que de alguna manera me afectan. Algunas de ellas no es que pueda decir -adiós mucho gusto en conocerte- debido al lazo sanguíneo que nos une. Aunque, creo que de alguna forma con estos familiares he ido aprendiendo a poner límites respetuosos, de esos en los que no saltan chispas y dicen un -no rotundo deja de molestarme no ves que me estás ofendiendo-

La que me preocupa es mi relación sentimental, ha entrado en un bucle en donde ninguno de los cede. Además, mis ojos se han abierto ante las heridas en donde él  mete la mano de forma descarada para revolver mis propios demonios. Me preguntó ¿si no se da cuenta? y me enfurece que no lo haga. No creo que sea tan válido describírselo con manzanas o quizás sea que ya ha raspado tanto la herida que no quiero que lo vea. De esa forma tengo un punto a mi favor para marcharme. Así las ideas giran en mi cabeza, como toda experta en ansiedad que ve todos los posibles escenarios fatales.

Me he achicado las pestañas de tanto pensar, algún drama debe haber en mi vida con mi sol en cáncer. Y por el momento he llegado a una única conclusión optimista; al menos hoy por hoy reconozco mis heridas abiertas. Puedo ver cuando alguien las toca y no es que le quite toda la responsabilidad al otro por ese ataque pasivo agresivo, sino que puedo al menos parar un segundo para sacar la lengua y ensalivarme la yaga abierta que supura. Puedo identificar de donde proviene esa herida, porque siento una serie de emociones intensas que pareciera que por unos días me dejan botada como niña indefensa sobre la banqueta.

Después de regodearme un tiempo en mi dolor, porqué no. Habiendo tanto drama en el mundo, hay que tener el propio o al menos construirlo, digo, las series ahora te las bebes en una semana y tienes que esperar un año en resolver el dilema. He llegado a dos posibles acciones para resolver el problema; tengo que hacerme cargo de mi herida y proveerme a mí misma de eso que tanta falta me hace y dos que no es un camino solitario forzosamente. Así es que he decidido buscar a mis amigas y amigos que tanto he abandonado y una profesional en el asunto. Un nuevo camino se abre, uno que será doloroso y me mantendrá en un torbellino que me asusta, pero que es necesario al menos durante algún tiempo.

*Soy fotográfa y cuentista. Cuentos: Anabel, Miel con veneno, Imágenes que cuentan, Entretenimiento para Adultos, El Cerrajero, y la Chica del Tutu. jazminahartiana@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Compartir