Uriel de Jesús SANTIAGO*
CDMX.- “Conocí a Manuel Puig hace años cuando La traición de Rita Hayworth había iniciado su bien merecida celebridad; pero mi relación más entrañable con él, la debo a Boquitas pintadas una de mis lecturas más dolorosas, quizá porque esta novela ofrece un reflejo muy exacto de lo que puede ser la frustración femenina” escribió Cristina Pacheco en la entrevista que le hizo en 1983 y que yo por una afortunada casualidad leí en 2020.
Hasta entonces, Manuel Puig me era completamente ajeno, salvo El beso de la mujer araña que había visto en teatro, no conocía nada más. No obstante, aunque el falleció en 1990, como los fantasmas y fantasías de sus novelas, su nombre me aparece a cada rato, en una vieja entrevista de YouTube, mencionado en conversaciones y más reciente en librerías (ahora que Seix Barral incluyó su obra en su catálogo ) hasta hacerse mi lejano conocido.
Según el artículo “El México de Manuel Puig” de Graciela Goldchluk la primera vez que el escritor estuvo en México fue en abril de 1964, así consta en la postal que envió a sus padres a Buenos Aires que dice: “Me falló el plan de ir a Tahití́, no me alcanzaban los días, así́ que el viernes tomo mis cuatro días regulares y me voy México. Vuelvo el martes a la noche. Tengo pasaje hasta Acapulco, pero creo que me voy a quedar en México City, todo el tiempo, con alguna escapada a los pueblos típicos cerca, Cuernavaca o Taxco”. y sin pensarlo el país lo acogió e hizo amistad con los intelectuales de la época -el selecto circulo del que aún se habla con tanto ahínco- y es curioso porque a diferencia de muchos de ellos, Puig no fue un narrador con pretensiones literarias, es decir, no me parece que buscara demostrar nada al escribir, sin embargo, su aparente “juego” con las palabras lo llevaron a construir obras que hoy se siguen leyendo, mientras las de otros “eruditos” ya nadie recuerda.
Para mí leer Boquitas pintadas (Seix barral/2022) estos géneros menores (el folletín) que Puig siempre trató con importancia. Esta es la historia de mujeres casaderas, todas jóvenes y llenas de ilusiones. Como dice Enrique Serna en el prólogo a esta edición “Unas optan por la decencia otras por el cinismo, pero todas llegan al matrimonio con las ilusiones rotas”.
Como el cine fue un pilar de su vida -su primer y eterno refugio- la novela está poblada de diálogos…también de pasiones amorosas y por supuesto de tangos. Las voces tiernas y desoladas de Nélida y Mabel (las protagonistas) no se han desgastado, no han perdido fuerza.
Así que Manuel Puig -el lejano conocido- tenía razón, cuando hablando de las muchas cosas que le interesaban, dijo en una entrevista para la televisión española “Me di cuenta de que lo significativo, lo verdaderamente importante es la suma de aquellas banalidades, si deseaba escribir algo, que verdaderamente valiera la pena, no podía prescindir de ninguna”.
*Es periodista cultural, estudiante de la ENAH y la UNAM, desde los 14 años colabora en diarios y revistas locales, ha publicado 5 libros sobre temas oaxaqueños, en 2021 recibió el Premio de la Juventud de Oaxaca de Juárez y es miembro corresponsal del Seminario de Cultura Mexicana. En redes: @UrieldeJesús02