Compartir

Alexandra MARTINEZ DE AGUILAR*

México posee muchas tradiciones, entre ellas la celebración de Día de Muertos, el regreso de los nuestros, de los que nunca se fueron del todo, de privilegiar el recuerdo sobre el olvido.

¿Nostalgia? Sí, nostalgia por no poder ver, oler, tocar, hablar y escuchar a los que se llevan en el corazón, a los que formaron parte de una etapa de nuestras historias, a la memoria que dejaron y a lo que nos faltó compartir, pero a su vez, de celebración, de alegría, en una festividad que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) proclamó como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2003.

Las calles muestran que se aprende a abrazar la tristeza con los años, que se transforma en celebración, en recibir a los nuestros con lo que los hacía feliz en vida, de imaginar y sentir su regreso temporal y efímero. Y aunque naturalmente la muerte nos asusta y angustia, especialmente cuando pasamos por situaciones que acercan a los nuestros o, inclusive, a nosotros mismos  a ello, es un bálsamo celebrar que la muerte es el destino inevitable de toda vida humana.

Todas las culturas han desarrollado una visión sobre la muerte y en el caso de la visión prehispánica, morir era el inicio de un viaje de cuatro días hacia el Mictlán, el reino de los muertos descarnados o inframundo, también llamado Ximoayan.

Recuerdo que en estas fechas el hogar olía a cempasúchil, a copal, chocolate, pan de yema, calaveras de azúcar, dulce de calabaza, mandarina, guayaba y tejocote; mis ojos percibían los diversos colores del papel picado, de las fotografías, de las velas y veladoras, y mis oídos prestaban atención a las historias que hay detrás de ellas, a esos recuerdos y del por qué se colocaban esos elementos en el altar.

A veces, entre lágrimas narrábamos historias de quienes ya no vemos más, pero que esperamos abrazar en otro momento; historias de quienes no murieron del todo porque viven en muchos detalles; historias de quienes son nuestra fuerza para continuar adelante con nuestro día a día; en historias de lo que Mario Benedetti hacía referencia: “la muerte es solo un síntoma de que hubo vida”.

¿Quién no recuerda con nostalgia las vivencias con un familiar o un amigo? Todos tenemos una historia que contar en estas fechas y por supuesto, la tristeza empaña nuestro semblante, pero después dibujamos una sonrisa en el rostro por las enseñanzas que nos dejaron y encontramos confort en ese corazón que alguna vez fue herido.

Los que tenemos y hemos tenido la oportunidad de vivir las fiestas del Día de Muertos en Oaxaca disfrutamos de esta tradición milenaria como en ninguna otra parte del país se vive. Entre la exposición de altares monumentales y de pan de muerto de las 16 culturas indígenas y el pueblo afromexicano, pasando por el desfile de las esculturas vivientes que tuvo como temática Los Dioses Zapotecas, cuentacuentos que narraron mitos y leyendas de los pueblos, conciertos de música sacra y con temática del Día de Muertos, para concluir con dos obras de teatro, además de la visita obligada a los panteones General de la Ciudad de Oaxaca, el de Santa Cruz Xoxocotlán, Santa María Atzompa, Xochimilco, Marquesado, donde se crea una atmósfera mística.

Es un gran espectáculo el que se vive entre fiesta, música, comida y rituales, que representa nuestras creencias sobre un mundo más allá del terrenal y que inevitablemente toca fibras sensibles que te transportan a esos momentos donde se fue feliz.

Fui muy afortunada en tener en mi vida a mi abuelita María Clara Velásquez Ortiz, mi segunda madre, la mujer más fuerte que he conocido y a través de la cual entendí el significado de amar. La perdí hace 17 años físicamente y se siente como si hubieera sido ayer, pero sé que ahora está a mí alrededor. La he amado todos los años que estuvo conmigo y la he amado todos los que no ha estado también.

Datos curiosos de esta fecha

*El nombre científico del cempasúchil es Tagetes erecta y existen cerca de 58 especies. Crece en México, Centroamérica, y hasta Sudamérica. China es el principal productor de cempasúchil para uso industrial por sus propiedades.

*La famosa imagen de “La Catrina”, fue creada por el grabador José Guadalupe Posada, con el fin de burlarse de las clases sociales de la época.

*La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), informó que con motivo de la celebración del Día de Muertos, se prevé un incremente en las ventas de un 40%.

*Se estima que la derrama económica por consumo de servicios turísticos total –en el país- sea de 41,198 millones de pesos, de acuerdo al secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués y a nivel local, aproximadamente 50 mil turistas con una derrama económica de 140 millones de pesos, con datos del gobierno del estado.

 

*Licenciada en Ciencias Políticas interesada en aprender de todo y de todos continuamente.

 

 

Compartir