Michelle PINO*
Inicia el 2022 y con ello el último año de este sexenio, dando paso a las ya anunciadas campañas de las distintas personas y partidos que aspiran a relevar al actual gobernador, así como a la nada discreta desbandada de funcionarios de la administración pública que como ratas en barco, han comenzado a saltar después, claro, de recibir sus aguinaldos, del agonizante gobierno de Alejandro Murat, para buscar refugio velado en el partido que al parecer gobernará Oaxaca los siguientes 6 años.
Mucho se habla que, en estas próximas elecciones, nuestro estado podría ser dirigido por una mujer, algo que podría ser justo e incluso progresista, sin embargo, con pequeños espejitos nos quieren convencer para posicionar al frente de Oaxaca al partido que desde hace 3 años vive en Los Pinos.
Para nadie es un secreto que la fórmula que colaboró para que el actual presidente de México lograra (por fin) llegar al poder, fue la participación de tres mujeres quienes durante la campaña acompañaron y dieron la cara por el entonces candidato, mismas que al lograr el triunfo, fueron colocadas en puestos estratégicos perpetuando los ya conocidos techos de cristal.
En apariencia, el presidente mexicano incorporaba a su gabinete a mujeres con la intención de promover la igualdad de género, la realidad, era una forma de asegurar que a través de ellas sus decisiones y órdenes se siguieran sin objeción.
Así, mujeres talentosas como Olga Sánchez Cordero y Claudia Sheinbaum dejaron de lado su intelecto para convertirse en portavoces, la primera, como secretaria de gobierno en nombre, pero sus decisiones siempre tendrían que ser aprobadas y consultadas por el presidente, tanto así que en algún momento llegó a expresar públicamente que su opinión dentro del Comité de Seguridad no era tomada en cuenta. Al término de su función como secretaria de gobierno, fue asignada como presidenta del Senado, en donde su trabajo principal ha sido velar por los intereses de la presidencia, más no del país, pese a que en algunos casos va contra todo aquello que como ciudadana común solía defender.
De igual forma, Claudia Sheinbaum, actual jefa de gobierno de la Ciudad de México, ha tenido que enfrentar y defender situaciones que podrían afectar el nivel de aceptación del partido en el poder, aun cuando son situaciones indefendibles, como la tragedia del metro o bien, el precario manejo de la pandemia en la ciudad, pues aun cuando a todas luces el semáforo era rojo, mientras el titular del ejecutivo no autorizó, se mantuvo la versión oficial del semáforo en otro color.
Muchas y muchos podríamos pensar que a pesar de estas circunstancias, ellas han aceptado las condiciones ya que con ello obtienen ganancias secundarias, si bien es el triste modus operandi de la política del país, lo importante es no perder de vista en las próximas elecciones, que el riesgo que podríamos correr, es el de aceptar que nuestro Estado, se convierta en un artífice más del partido en el poder, no nos enganchemos con la idea de que se promueve la igualdad de género, veamos un poco más allá, veamos un poco más de aquello que no se ve…
* Licenciada en Comunicación, con maestría en psicoterapia humanista, en su experiencia profesional ha combinado la Educación y la Comunicación, disfruta escribir y decir lo que piensa. pino.michelle@gmail.com